MANS, HILDA
6

Esta ciudad
se desfonda
en cada lluvia
recitativo el oratorio
belleza
crispada
fuente
llega otoño ácido
mi corazón
sueña
dibuja en playa desierta
(ágiles cuerpos del verano)

7

Todos empapelados
debajo nada hay
—cáscaras del futuro—
autómatas
de un mundo
inerte
animal del circo
embala tu corazón
De Danzar la luz

ALA

Ala
totalmente quieta
de bajo oro latino
otra funda
un diafragma negro
ojo de humanidad
respira
al límite
(baranda del mundo)
De De palma al cielo

AQUÍ EL JARDÍN

Aquí el jardín de los muertos
—la madera
en el hombre—
pesa más que los huesos
aúlla perro negro
sombra del plátano
en calle de piedra

AURIGA

Como quien conduce carros de guerra
o una bandada de halcones
en cielo esmeril
brama en tierra de sollozos
por una porción luminosa de mar
—ventana abierta que deja huir
su aliento
hacia el gran huerto helado—
Si por desidia y desamor (renace)
sabrá levantar el cuerpo
de la gramilla
si por desidia y desamor
encuentra el pino
la retama
el ciprés
sabrá de razones temblorosas
de inhalar y exhalar
entre pulmones y plexo
la luz de rojas granadas sobre el pecho
inédito

BALSA DE LA MEDUSA

Cuando esté abolido el misterio
la manzana mordida
por la misma boca
—tiempo donde se escurre la historia—
y cada palabra tenga
peso de roca
lengua de palabra escrita
rotura la tierra
la huerta necesita
tu porfia tu elección
intenta asir esa imagen
espuma y crepúsculo pasaporte
al mundo de luz
De De palma al cielo

DE PALMA AL CIELO

Entre corazón y ojos
línea que viaja en profundidad
—decir
el rumbo a través de ellos
no ha sido en vano
la pradera guarda
juegos infantiles
y además
bucear en peso exacto
el instante lo inamovible
permanencia en el mundo
equívoco
puedo invertir el sentido
descorrer la sombra
puedo si quisiera
escoger un tambor
volver a la selva
—este viaje no cesa— De De palma al cielo

EL MAR

El mar es una fiera blanca
de dientes blancos
casa del alba
aproximo hocico y orejas
—para escucharlo mejor— de esas dos bocas
parte el rugido
De Casa del alba

EL VIAJE

Una muchedumbre hindú es siempre
asombrosa en el Ganges, cada uno
para sí, atento a su salvación.
Henri Michaux
Pira
a orillas pobres
del Ganges
la vela
(a cada muerto)
nunca fue tan luz
el supremo instinto
del viaje
Légamo de agua
y tu almita
la mía
la tuya
lleva flamígero el río
inédito

EN EL AIRE

En el aire
bandada de pájaros
graznando
—hermanos de la tarde—
absurdo ventilador
que gira con ruido sordo
—vacío nomenclador—
del Tiempo
De De palma al cielo

JARDÍN BOTÁNICO

El edén suele tener colores desconocidos
—hacia la ambrosía del bosque—
donde cigarras y pájaros
liberan el abrazo en derrota

No se habla de lo imposible en este sitio
con el espíritu enfermo
veo ladrillos como peces rojos al sol

Todo es perfecto y miro como una idiota
el movimiento de las hojas el caer del agua
de lo más grande a lo pequeño
silba el viento su epitafio

Las nenúfares hablan en su fuente
gato negro que arrasa un pedazo de carne
robado al infierno

—La soledad sostiene la mirada del espíritu—
escucha las antiguas sagas
su rostro de ocho lunas resplandece
sempiterna sonrisa del Buda

Bandera blanca que se extiende en el paréntesis
—la imperfección—
puede durar una eternidad

Éstos son los cuerpos del pasar
—decía—
que con absoluta impunidad
buscan la puerta vedada del paraíso
siempre se construye
contra la lenta inmovilidad del sepulcro

Buscarás la palabra dormida
y como una libélula surcarás el aire
en un más allá prometido

Es hoy y aquí
todo lo demás
pasará a ser el crepúsculo
de rostros dormidos

De “Pabellón de la memoria”

* Nació en Buenos Aires.

MEDIODÍA

Verás el sol
como carbón encendido
—cítara de fuego—
suspendido el horizonte se curva
ágil parodia del globo
terrestre
verás transfigurado
—ese ojo inmóvil—
la rajadura velocísima
que encandila el poniente
y viaja en candil de cuna
verás las urnas de las droseras
como perfecta máquina de exterminio
y el hombre consumido por sus deseos
piedra candente
e inválida de poder
rojo oscuro sobre tu pecho
hálito donde transita la vida
verás el sol del mediodía
que cae a pico sobre tu frente
y vuelve más blanco lo blanco
acantilado vacío
en bloque de sensaciones
Por el lado de la luz
por el lado de la sombra
la vida transcurre invicta
ciega
sorda y muda
Reverso de los grandes misterios
de las pequeñas materias velo que se escurre
tras el fondo
en el eclesiastés del mar
(inédito)

ORDEN DE LO IMAGINABLE

Misterioso repica un tambor
como el Mar de Mármara
hasta la espada absolutamente roja
del jenízaro

y el horizonte se parte en tres placas
—ves lo que se hunde—

Todo es pequeño a la distancia
una pequeña herramienta
que devora el verde
otra que asciende

Globo de papel inmenso
sobre playa desierta

Todo aparece y desaparece según el orden
de lo imaginable Paul Klee.

De Pabellón de la memoria

PLAYA CELESTE

1
Amo esta naturaleza animada
que puebla
silenciosamente mi vida
2
En los lugares hermosos
siempre habrá
viento soplando
mares orgiásticos
en el continente de luz
3 Dio largas brazadas en el agua
miró hacia atrás
buscando su origen estelar
sobre
la espuma
4
Nada que combata
el Fuego cáustico
de las estrellas
6
Magnífica playa celeste
donde las sombras crepusculares
destrozaron los callados Menhires
de la hora 0
7
Nervios huracanados
recorrían
su esqueleto de plumas
tamborileaban sobre el cerebro
la caja cerraba y abría
su salmo de sombras
9 Demasiada intemperie
se yergue
en esta Latitud
13
Comprenderás al fin
cuando la ventana
se vista de blanco
—paisaje secreto
del más allá—
17
El acertijo
entre lo abrupto del Ser
y aquella fatal obediencia de las plantas
inclinando sus tallos al sol
18
Casi no hay rumor
en los desmesurados
días de verano
melancólicamente observados
por aves del Silencio
Fragmentos de Playa Celeste

POEMA DE LAS DANZAS

La opacidad del espíritu crea por oposición, reflejo.
Vivimos más allá de todo lo velado, de toda pantallita
antepuesta a la luz.
Eres tus rodillas
y tu corazón
el agua de la marea
que circula el equívoco cerebro
Eres tus ojos y tus cabellos
que viajan el viento de la memoria
para que mires
(hacia adentro) dos veces
lo que no se ve
Eres el símil
un átomo de la piedra
que un día moviste
y puede sepultarte
porque no encaja
en el pabellón de los sueños
Pero alégrate
como si fuera el primer llanto
el primero
en tu boca de niña desdentada
Cava con tus manos
la tierra oscura
en romance con la gramínea
sabrás que esa rama
guarda el calor original
que todo alienta y consume
Mínimo charquito o arroyo
con ojos de inmensidad
he allí tu doble soledad
el bien más preciado
Trepa la montaña
cien veces la misma escalera
que conduce al techo
para pintar pacientemente
tu cielo azul
cada verano
Luna creciente
sol llanura amarilla del trigal
atraviesa lo esquivo descifrando todo vacío
a la velocidad de la luz
Eres lo incomprensible
quién sostiene el bastión
de las causas perdidas
con menuda prudencia
Pero alégrate
—isla del corazón—
lo que ondula lleva el sello
del viento
De la plaqueta Poema de las danzas

PRESENCIA DE GEORG TRAKL – 21

Pálido desciende el otoño
retumba entre lámparas
tirita y enmudece
Agujeros gorriones negros
son inducidos al abismo
Cae no cae
podredumbre
de suaves lunas
(estremece lo solitario)
¿oyes relumbrar la oscuridad?
Levanta tu lámpara
en el jardín de amapolas
cierra las ventanas
(párpados de culpa)
Éxtasis del fulgor
no nacido
es medianoche
rocas lilas
y el canto fúnebre

PRESENCIA DE GEORG TRAKL – 22

En el jardín del edén
un hombre roba manzanas
muestra su herida mortal
la microscópica célula
de hojas amarillas
y golpea sus dientes
ritual de selva
—su voz arrullaba entre animales—
De Danzar la luz

SIETE COLORES

Allá va manos de seda
el agua estancada corroe
libélulas en la oscuridad
—promete—
sin pronunciar sílaba

Un tambor de selva virgen
un verde tambor insolente
alza su trino de cordura
y es zona franca la Noche

Vende patria la selva en su cuerpo
un nombre como tela de lino
vestimenta blanca para su corazón

sinfín hasta el fin

y el verde cayendo desde los árboles
la vida es ésta o su precariedad?
el alto amor helado
todo lo que espera de su otro yo

SOPLO

Esa figura
mezcla de sirenita
y partícula estelar
agita
el corazón

ráfaga más que ráfaga

soplo en la imaginación
del durmiente

De Pabellón de la memoria

UN OSO

Un oso baila en el Ártico
amparado por la noche boreal
siempre tuvo un bosque
pero este bosque es otro
(mar de hielo perenne)

-brama toro almizclero-
desde el silencio

AQUÍ EL JARDÍN

Aquí el jardín de los muertos
—la madera
en el hombre—
pesa más que los huesos

aúlla perro negro
sombra del plátano
en calle de piedra