MOLINA, MARTA
ALREDEDOR DE LA GARGANTA

La guirnalda gime
alrededor de mi garganta.
La vida se va
a merodear por los estrépitos.
Quién me clavó en las sienes
esta corriente helada.
No había comenzado el sueño
y ya me despertaron los rugidos.
En esta gruta
donde nada permanece
me camino los ojos
y el espanto. Busco la huella de los otros
y cada uno se asoma con su carga
de ruiseñor enmudecido.
Los miro esperando
que todo nos ocurra cuanto antes.
Cómo olvidar
que el fantasma del amor
repite su muerte
y los días caen
desde la piel.

APENAS YO

Hoja crecida
en los dientes de la piedra,
dejo caer
la ilusión de mí misma.

ARROJADOS DEL MILAGRO

Apenas el roce de un pétalo aniquilado
cuando el último latido
traspasa la intemperie.
En la tenue cintura del instante
la muerte apoya todos sus gestos.

ASTILLAS EN LA BOCA

Duermo encima de mi sangre
y la siento fluir.
Sin embargo,
ninguno de los dos
ocupa su sitio. El hombre inmenso, quieto.
Y yo, aquí,
en la aspereza de los límites.
Astillas en la boca,
eso es tu muerte.

DENTRO DEL SILENCIO

En la ausencia hay voces permanentes.
Palabras que siempre están naciendo.
Pájaros que perdieron el vuelo
y sólo esperan
dentro del silencio
la ráfaga de viento que los alce.

DESAPARECIDOS

I
También las palabras desaparecen.
¿Cómo decir el crimen?
Sin embargo, sus cuerpos
�tallados en la memoria�
sobreviven al miedo.
II
Ser lo que queda
de un vidrio hecho añicos.
Atravesar la arena
sin recordar el aire interior del agua.
Esperar
en la orilla
empapada de sombras.
III
La herida persiste
húmeda de nombres.
Sangran aún
tibias manos rotas.
Las acaricio,
dentro de mí,
y crecen
como un tenue dulzor.

DESOLACIÓN EN EL LÍMITE

Deseo
lo que ha roto sus nombres,
lo que nunca fue nombrado,
lo que todavía no es.
Alrededor
sólo hay preguntas
sin responder.

DESPUÉS DEL AMOR

Se apaga la rebelión del viento.
Los alerces dormitan
henchidos de fantasmas. Enmudece la distancia.
Sólo hay sangre
brotando de la herida.

EL CAZADOR PERSEGUIDO

En mí, el ser es una brizna
movida por el viento
que me abandona
en todas las orillas.
Un cazador perseguido
en medio de la escarcha.

EL DESAMPARO DE SER

Vacío la mirada en el sitio
donde se pierde el nombre.
Entreveo en lo oscuro
una luz vacilante
que impregna de olvido
las palabras.
Nada me ampara
del desamparo de ser.

EL EMBLEMA DEL AGUA

Nadie mira hacia aquí.
El álamo está agotado
y el emblema del agua
se ha partido.
¿Quién cambia los pájaros de su sitio?
¿Quién besa la herrumbre esta mañana?
Habrá tal vez otro sol
pero en esta caída
ni siquiera la del espejo me acompaña.

EL EXILIO SALVAJE

A veces llego
a ese alrededor de la sangre
que es mi ausencia.
¿Quién soy sin mí?
Tal vez un eco
en el suburbio de una isla lejana.

EL FILO DE LA NAVAJA

Acerco la mirada hasta el vacío. La piel es ahora
un silencio que arde
en la comisura del tiempo.

HYBRIS

Olvidé mis párpados de niebla.
Mi condición de arena.
El plumaje abandonado antes de sentir.
Dentro del destello
sólo veo una muñeca
ensangrentada
en la guerra que perdí.

INOCENTES CRIATURAS

Dientes remotos que devoran
con obsesiva persistencia
los disfraces del mundo.
¿Quién enlaza las palabras?
La poesía es un abismo
donde también Dios
espera ser creado.

LA INCESANTE NADA

Lo que no existe
hace sangrar mi boca
con sus galopes mudos
y distantes.
Lo que no existe
ha sitiado mis ojos.
Y cabalga ante mí,
como un guerrero,
blandiendo la certeza
de mi derrota.

LA ÚLTIMA ESCENA

Tiembla la fiera
en el rostro del agua.
Lengua del silencio
lamiendo los segundos.
Se enfría el sueño
de inagotables ascuas.
El último gesto
se pierde en la penumbra.
Ya estoy en el olvido.

LENGUAJE

I
Vanas geometrías delineando
�en el viento�
simulacros
y trazando infinitos
que multiplican la ausencia.
II
Sonidos en la espesura,
en el dintel del tiempo,
en la vaciedad de las ánforas.
Sucesión de sonidos mendicantes
alrededor del sueño
mientras los ojos fecundan
sensaciones que se quiebran
como el agua
asesinada por la orilla.

MIENTRAS TODAVÍA ME DESPIERTE

Vendrán
con los capullos rotos
a hostigar la costumbre.
A instalarse en la intemperie
más honda de la lluvia
donde enjuagarán sus ojos
de ave
fugazmente nueva.
Vendrán
mientras todavía me despierte.
Vendrán
los habitantes de mis manos
a estremecer la distancia
que separa lo que soy
de lo que pienso.

NADIE ASESINA EL BALBUCEO

Siento la boca sin olores
el gusto intacto
bajo el cuerpo en pausa.
Las extensiones no tienen nombre
y puedo sonreír con los espejos.
El perfume de la madera
nace en mis ojos
y desde los cristales
el amor me desconoce.
Blandos los sentidos
sobre el límite.
Nadie asesina el balbuceo. Esto parece la naciente
del sueño inagotable.
Aquí se separa mi mano
de la caricia.

PECADO ORIGINAL

Sostengo entre los dedos
la niebla de la tarde.
A veces,
el cristal del deseo.
A veces,
la cabeza ensangrentada
del silencio.

PERDIDA EN EL TIEMPO

Cómo duele este instante
que me divide en dos:
la que dejo de ser
y la que sigo siendo.
Cómo duele
no verme la espalda
para saber si vengo
detrás de mi cuerpo.

PIEDRA EXACTA

Tampoco el amor te pulveriza
piedra exacta
de toda sensación de ser.
Pánico intransferible
saberse sólo uno
y nada más.
Tampoco el amor te devasta
con su horda de sangre removida
hacia ninguna orilla.
Punto inmóvil,
sentirse sólo un adentro
pese a las bocas
que vienen a confirmar
el propio alrededor.

POESÍA

Tal vez sea lo que se calla.
Tal vez,
el espejismo del instante
en el espejo de la muerte.Tal vez,
aquello que se desgarra
al morder lo imposible.

SIN SALIDA

Fue dicho el silencio.
Toco la herida
debajo del sudario de mi voz.
Estoy aquí, en el círculo ciego
de buscarme donde no soy.

SOBRE LAS PIEDRAS

Mi libertad nace del olvido del mundo.
Cuando la atmósfera se apaga
y quedo fuera de todo.
Hasta de mí. Qué hago entonces
con esta cadera
henchida de sensaciones
y los pies lastimándose
sobre las piedras.
Mi libertad
es una lejanía inhabitable.
Toco la tierra
y soy todo mi cuerpo.
Con él salgo de la eternidad
a cada instante.

UN DIOS INNECESARIO

Nadie llegará más
a esta selva de nombres
atados a mi cuerpo.
Nadie traspasará la lluvia
para verme tejer
la sombra
en que me envuelvo.
Hoy termina mi relación
con la esperanza.
La caricia ha sido ya sacrificada
a un dios innecesario.