SALVADOR, NÉLIDA
A MEDIADOS DE JULIO

De nada sirven ya
las hojas en blanco
ni las pequeñas violetas
escondidas bajo el musgo.
A través de noches invernales
clausura el cielo
su áspera penumbra
y se deshacen límites
sin brújula en la mañana.
Correrán ardillas
entre la maleza
y estallarán de pronto
castañas maduras
sobre las brasas. Inmóviles momentos
permanecerán aún
dentro de una corteza
indestructible.
Pero no arderán las rosas
en el fuego nocturno.
Sólo el viento del alba
conoce el recorrido
de los astros
y el contorno secreto
de cada palabra.
De Plantas y espejismos

ÁRBOLES

Anclarse de algún modo,
aposentar este bullicio
en fríos cuadriláteros
y que la hoguera,
sosegada entre los meses,
se eleve espesa al fin
y se consuma.

Entre tanto,
nuevamente los árboles,
las misteriosas nervaduras
que descifran los días
y los remontan a un inverosímil
asombro de niños.

Los árboles sin nombre
y bajo el cielo rojo:
el tronco liso,
el plácido contorno
de un tiempo
vegetal e inmotivado.

De “Tránsito ciego”

* Nació en San Rafael, provincia de Mendoza.

ASOMBRADO VIVIR

Con este idioma actual
hecho de imprecaciones,
de arrebatos,
de insólitas ternuras,
quiero dejar constancia
de mi hora,
de mi altivo durar,
de esta violencia
que irrumpe
como un vínculo de fiebre,
de asombrado vivir
que se desata
y atropellando voces
cede a la algarabía:
torreón iluminado,
presurosa desnudez
de la sangre,
flecha tendida
de un espacio
a otro espacio.
De Al acecho

AUTONOMÍA

Prisionera en su luz,
la adolescencia
teje y desteje sueños,
quiebra cerrojos,
arrebata
a bocanadas anchas
la realidad.
Nada la priva aún
de prolongarse
en árboles, en ríos,
de ascender rauda y mágica
por la amplitud
sin límites
del tiempo.
Pero en silencio,
sigilosamente,
llega la madurez:
se sabe ya, se teme,
se vacila.
Y la perfecta plenitud
—la audacia—
se desmorona en múltiples,
opacas decisiones
que en apariencia son
la autonomía.
De Las apariencias

CIRCUNSTANCIA

En el contorno dúctil de los días
irse desdibujando lentamente,
como un paisaje
que a lo lejos se pierde,
como un recuerdo espeso
que se va haciendo olvido.

Ser como el humo grácil
que apenas atestigua
su raíz de ceniza.
No asentar en el tiempo
sino la circunstancia fugaz
de cada instante.
No ser más que agua suelta
que hacia la sed transcurre.
De Tránsito ciego

DOMINGO

En la quietud
de la mañana,
qué podría decirse
que no esté referido
por el aire o la luz,
por este manso
deambular vegetal:
pétalo y rama.

Exacto itinerario
de la sangre,
la primavera
crispa sus vaivenes
y aroma, sed,
verdor frutal
quemado entre campanas,
aquí son, por sí solos,
el domingo.
De Las fábulas insomnes

EN ALGÚN LADO

Cuando enumero,
cuando deletreo,
cuando apreso
el contorno de las cosas,
qué procura mi voz,
qué intento:
reconstruir la nada,
organizar el caos,
crear el universo
o afirmar
por un acto de inercia
por simple gratuidad
de la palabra,
que en algún lado
está mi ser
—en algún lado—
quemándose, agotándose,
desgajándose
en días.

De “Cantos de extramuros”

EN EL PARAÍSO

Una manzana
convoca
ritos de amor
en el paraíso
entre frondosos
huertos y animales
inocentes.
Pueden ahora
inventarse
fábulas
con palacios
subterráneos
y una penumbra
surcada
por mariposas
amarillas. O elegir el signo
que esconden
máscaras
y ceremoniales
cuando todo se vuelve
inverosímil
y hacia otra luz
siguen creciendo
los árboles.
De Plantas y espejismos

ESTAS MÁGICAS VOCES

Acosada
por cifras minuciosas,
por decisiones,
por irreverencias,
en el borde finísimo
del caos
me sostengo.
Y alcanzo a comprender,
algunas veces,
esta hermosura
del desequilibrio,
estas mágicas voces
que se queman
en el centro
del vértigo.
De Al acecho

EVIDENCIA

Cuando estábamos
aprendiendo a construirnos,
a deletrear
la luz y el pájaro,
nos llegó la evidencia
de que todo se termina.
Éramos
limpios aún, ingenuos
para creer en ese signo
que desde la palma
de la mano
nos augura la muerte.
Y tuvimos
que aceptarla,
sin embargo,
reconocer su abismo hasta en lo que parecía
tan vivo y cercano.
Sólo engañosas señales
fueron la sed, el amor,
la juventud quemándose.
Y qué es esto, ahora,
como una edad repleta
que desparrama de pronto
su granada infernal.
De Canto de extramuros

HACIA OTRO DÍA

Espléndidos dioses,
nombres apenas
descifrados,
figuras dispersas
en los libros
o en la fragilidad
de la lluvia,
nos llegan
desde el cielo.
Somos ya
dueños y señores
de un territorio
innumerable
donde se aquietan
golfos sinuosos,
anclas sin orilla. Sabemos
que el mundo está
aguardándonos
con su verdad
resplandeciente.
Lo delimita
el viento del oeste
en la mañana.
Las rosas
del zodíaco
en cada atardecer.
Y esta plenitud
de la noche
—pájaro gris,
absorto cristal
de niebla y humo—
que sin cesar avanza
hacia otro día.
De Otras palabras

LAS VOCES

Ni la hojarasca
sombría
que desintegra el otoño,
ni el nudo
que con facilidad
se desata.
Busca otro espacio
este quehacer oscuro
e insospechadamente
lúcido,
vuela más alto
que la distancia
o el vacío.
Las voces sobrepasan
la penumbra,
abren cauces de luz
en el silencio.
Saben más
de lo que dicen:
lo que no pueden
decir.
Sólo esbozan
palabras de humo,
señales movedizas
—casi premoniciones—
que alguien debe entender y compartir con los otros
aunque no quiera.
De Tomar distancia

LOS DÍAS TRANSPARENTES

Se han quebrado
los días transparentes,
el universo
sin orillas,
la ráfaga secreta
del verano.
Se han ido desgastando
las impetuosas
vibraciones
que nos hicieron
descubrir el árbol,
la presencia
del viento,
el dulce sobresalto
del amor
y su vértigo.
Ya nada permanece
y sin embargo
todavía es posible
dejarse ir
hacia el momento
incontrolable
en que el vacío
se hizo territorio
de pájaros
y el ciego laberinto se abrió a la luz
y a su infinito
relámpago.
De Tomar distancia

LOS NOMBRES

Dejo
el recuerdo en paz,
lo recubro de arena,
quiebro en duros
cristales
sus alegorías
y las hundo
en el agua,
las disperso
en el viento
para que se destruyan
definitivamente.
Pero el viento
y el agua
me devuelven
los nombres, levantan
desde el polvo
los mudos sortilegios,
me arrojan a la cara
su verdad.
Y comienza
nuevamente el enigma.
De Las apariencias

OTRAS PALABRAS

Sabe el viento
que gira
entre las hojas lo que el otoño
oculta.
Sabe el día
lo que no dice
el hueco de la noche,
lo que la sombra
calla.
Otras palabras
darán su vibración
a los silencios.
Otras cosas
vendrán:
no las que ha visto
la mirada.

PERMANENCIA

Permanencia

RECINTO MÁGICO

En este aire,
en esta luz
que el tiempo
ha frecuentado
inacabablemente,
crecen pasiones,
torres, árboles,
intermitencias
que un ciego impulso
disciplina.
Pueden variar
los acontecimientos,
pétalos y metales
pueden cesar
en su esplendor,
pero el aire, la luz,
este recinto mágico
donde caben los siglos,
donde son y no son todas las cosas,
aquí siguen aún
atestiguándonos.
De Canto de extramuros

TODAVÍA

Un pájaro
atraviesa la tarde,
una música inmóvil
gira sobre sí misma.

Pronto
se quebrará la luz
en cristales violáceos
y el pequeño esfuerzo
de organizar palabras
resultará increíblemente
fatigoso.

Sin embargo
todavía podremos
beber a oscuras
este momento:

celebrar
el imperioso rito
de la noche,
crear el tiempo.

De Las Fábulas insomnes

VENTANAS DE AGUA

Ocultos en torres
de cristal
resplandeciente
no habitaremos
el rayo ni la verde
tempestad de una
primavera.
Mientras lúcidas
hormigas
trepan hacia
horizontes de humo está el cielo allí:
entre aletazos
rojos y flores
de almendro.
Tal vez para
nosotros
que seguimos
en una torre con
ventanas de agua.
Sin encontrar
aún tierra firme
o señales
de alguna luz
en este espacio.
De Plantas y espejismos