URQU�A, CARLOS ENRIQUE
1
EL CUMPLEAÑOS

La madre lo hizo bueno
Hasta aquí
Hasta la coronilla
Por eso lo miraba embobada y orgullosa
Al tiempo que le decía
Eres una llovizna silenciosa
Una amapola de lana.

Pero el asunto fue difícil
Porque lo dejó en un lugar del mundo
Donde no había consistencia
Una nada redonda
Encapuchada y dada vuelta.

El resultado de su primer intento
Fue el vacío
Un sucio alambre recorriendo sus venas.

Jugaba a la pelota
Pero el frontón aparecía
Solamente
Dentro de los piques.

Intentaba la caricia de un perro
Pero éste huía hacia su cola
Cómplice de su rechazo.

Sobre un viejo mapa
Que tres mil millones y medio de hombres querían
refeccionar

Tuvo otra experiencia.

En esa ocasión
Bajó presuroso de su sangre
Y se interpuso para detenerlos
Pero ellos entraron en su corazón
Y se suicidaron en sus ojos.

La cuarta experiencia fue dentro de sí mismo
Embutido en su piel
Y en la filosofía de su madre
Lo que lo hizo enrarecido y empecinado.

Así estaba
Cuando salieron de él
Los hombres de Neanderthal
y de Cro-Magnón.

Luego los egipcios
Lo saltaron para no pisarlo.

Los fenicios quisieron venderle dos mil años de historia
Una pichincha
Pero era notable
Que no tenía temperamento comercial.

Tampoco comprendió
Por qué
Asia, África y EE.UU.
Regaban y cultivaban el pasto de sus guerras.

Su madre le enseñó a ser bueno
Una llovizna silenciosa
Una amapola de lana�

Y en eso está
Hace cincuenta mil años.

Sin embargo
El sábado que viene
Soplará las velitas de una torta de chocolate
Entre los aplausos de los invitados
Y un almanaque prostituido.

11

La piel se llama Pablo
las muñecas y los dedos
que cuenta los días y las noches.

El cuerpo
el corazón
y yo.

Los vecinos
han repartido el nombre.

Cuando la tormenta clama con su tambor
yo intervengo en las lluvias
para ser protagonista

Las islas suben
por las varas del sudeste.

13

Por las mañanas desovillamos la noche
que ha quedado en el techo y en las ventanas.

La noche húmeda
como una mariposa de musgo.

Como una legumbre
vestida de intemperie.

Pablo es veloz
para despertar.

Yo lo sigo con su velocidad
con su sombra todavía caliente.

Me voy alimentando
con su esperanza.

16

Diego crece por delante de nosotros
y ha dejado atrás mi corazón.

Ya anda entre las flores y el río
apoyando su pequeña sangre en el mundo.

El paisaje suelta sus dibujos sobre Diego.

También lo hacen
la luna
y las semillas de los grillos.

El niño mira las manzanas
el bote
los juncos.

El pecho de su madre
y el barro de mis zapatos

Yo lo ayudo a mirar.

Pero ni juntos
sabemos de qué se trata.

16
LAS TRES DE LA LUNA

El día se calienta en su circunferencia, el día
incorporado.

La semilla redacta la nuca de la vida. En las alacenas del
aire se calca el ojo.

Tú devuelves las últimas estrellas y la mañana es un
abanico de pájaros y bisectrices.

Pero yo soy un hombre, una medida. Puedo sustituir,
desconectar las cosas.

Cuando el olvido encienda su luz seca, cuando
anochezca el sol, puedo, es mi oficio, no asistir a la muerte.

El mundo seguirá detrás de la intemperie y en las
noches caseras los gatos aullarán a las tres de la luna.

17
MARTINEZ, MI PUEBLO

Me pondré en campaña, y las manos polígonas de la
madre, vivas como las rajaduras del fuego, cerraron el camino
del invierno con dos vueltas de bufanda y un beso de
significado.

Por aquellos tiempos la tierra recorría las calles y el
viento unía el árbol con los hilos de luz donde los barriletes
atrapados mostraban sus ángulos centrales.

Un pueblo visto desde mi poema es un recuerdo de espaldas,
una fotografía recostada que va disminuyendo hacia
afuera, empalideciendo sus rostros en la trama del suburbio,
entre hocicos afónicos y caballos de neblinas.

La abuela se movía en la casa con el ir y venir más importante,
o por lo menos, el de la síntesis. Así lo entendiamos
cuando dejábamos pasar su batón de algodón negro
rumbo a los grandes significados de la familia.

La niñez tenía un hilito de agua corta que comenzaba
y terminaba en la risa, en un aliento sin consecuencias, como
los estallidos de los alfileres con que aparecen y desaparecen
las lluvias de los pueblos.

Tendríamos que habernos detenido todos de pronto,
las cosas también, o quizás lo hicimos, porque el cuaderno
cambió de posición para que viéramos cómo llega la vida,
cómo se prende y se apaga la eternidad.

18

Diego observa el paso
de las lanchas y de los pájaros.

En sus ojos no hay orden
las cosas llegan y se van.

El niño mira para tocar
para tener.

Pero sus manos trazan los giros de la madreselva
es decir
vuelven a su primer movimiento.

Los perros que atravesaron el río
se han detenido en los ojos de Diego.

Están mojados y erguidos
como frutos extraños
como piezas de un mismo juego.

2
EL CLAVEL

2
EL CLAVEL

Desde la esclavitud de una maceta que pertenece por
herencia al mapa de la ventana, el clavel es una multa de
perfume corto y rojo, un tramo de tierra que mereció la
atención del episodio de la transmutación y, otras veces,
una península de anterioridades introducida policialmente
en el tiempo cuadrilátero del patio. No es posible que merezcamos
la ordinal de sus pretéritos. El está ahí, como una
taza de té, con sus columnas inclinadas hacia la tarde y
sostenidas por las cuerdas del poema.

No tengo vecinos, pero he de tenerlos para llamarlos
con alguna eficaz tramoya hasta la intimidad, y por fin
soltarles el clavel, como si fuera una estrellita casera preparada
para corregir los espacios impuros de la vida. Los vecinos,
si son tres, se copiarán las frases de las manos y las mitades
concurrentes de las caras —las mitades más próximas-
para instruirme que ser falsos es lo más cómodo y dirán:
clavel,clavel, clavel, clavel, clavel, clavel, clavel, clavel,
clavel (como si me llamara por mi nombre), hasta ir poniendo
una asquerosa puntilla de estamos de acuerdo sobre
mi asombro por haberlos invitado.

La visita puede terminar luego, en cualquier momento,
porque la centralidad escapará por entre la ceguera de
las baldosas, citada por el día, hasta el sur del sol, o hasta
cualquier otro lugar donde los hombres hayan plegado sus
lógicas como si fueran periódicos viejos y solamente el
misterio pueda cumplir sus equivalencias.

Entonces, para ver cómo ha sido la cosa, vendrás conmigo
hasta el tiempo de la esclavitud de la maceta, cuando
aún los vecinos no habían sido creados y se iniciaba el fuego
del poema desde la ventana. Pero, ahora, ya es difícil todo,
porque pudiera ser que el juego disponga que el clavel
fuera yo, la maceta el sitio de uno de los tantos nacimientos
del mundo, y los vecinos tú, solamente tú, para quien
traigo mi perfume de voces rojas, pero ninguno me entiende.

21

Un bote de duraznos
con ocho remeros de aire verde.

Un bote de surubí
con ocho remeros de espinel.

Un bote de justicia
con ocho remeros corrigiendo el mapa.

Un bote de incertidumbre
con ocho remeros sentados en el agua.

Un bote de trescientos sesenta grados
con ocho remeros en la bisectriz del viento.

Un bote pintado de abejas
con ocho remeros ovillando el sol.

22

Vinieron a comprar madera
con palabras de dinero
como si solamente eso compraran.

Me puse serio
triste y orgulloso.

El álamo y el sauce
son el mineral de las islas
su protagonismo.

Pero la necesidad y el dolor
suben juntos por las piernas.

Son dos várices ciegas
los buzos de la tragedia.

María Inés dijo que cargaran
los perros ladraron.

Siempre seremos pobres.

Diego comía una manzana.

25

La araña lustra su plato aéreo
su trampa mundial
su red de oxígeno.

Ha salido de la niebla
como una tenaza intelectual.

Solamente su abdomen no concuerda
con la velocidad de sus patas donde se hamaca y gira.

Nos quedamos absortos
viendo atar sus cuerdas
en los puños del anochecer.

3

Dos triángulos sin peso
dos triángulos en la misma cuerda.

Las alas son más livianas que el cuerpo
el cuerpo es el tímpano de las alas.

Gira y sube por su equilibrio
entra y sale del sitio.

Los espacios se corren
para verla pasar.

Hasta que fuga
y ocupan su lugar
las columnas del viento.

Tomados de la mano
volamos hasta su vuelo.

La mariposa.

32

La luciérnaga que ha salido de tu pelo
y que toca la pluma del álamo
en su satélite.

María Inés
Diego y yo
ponemos las caras en la noche
en las luces del tiempo.

El río se oculta y se aleja
por un instante apaga su protagonismo.

Las islas toman sus árboles
y los sacan de escena.

Detrás de nosotros
el Delta navega su silencio
con las geografías endurecidas.

Los hombres del mundo
desde el Rama Negra
miran el satélite.

Mil novecientos
sesenta y siete.

39

El sauce está en la vida
nos ayuda.

El sauce tiene el viento
de la mano.

El sauce se hace sauce
sin camisa.

El sauce es raya y raya
en el verano.

El sauce va en la noche
y la vigila.

El sauce es horizonte
sobre el barro.

El sauce siempre es centro
vuela y pisa.

El sauce es la madera
y es el barco.

El sauce tiene un hijo
entre sus hojas.

Nosotros en las hojas
nos besamos.

De �Rama Negra�. Ed. Americalee, 1971.

AMÉRICA MANUSCRITA

Los hombres del tiempo de San Martín y de Bolívar
Tenemos las rosas entre las manos y una estrella mineral
sobre cada corazón
Pero el meridiano deprimido usa el látigo
Que las organizaciones ecuménicas da a los déspotas.

Sobre una política poceada con óxido del siglo XX
Una paloma de geología y agricultura
Incuba su huevo acorralado.

Mucho le cuesta a América erguir su tórax respirado por la
justicia ancestral
La historia drena los ruidos de su mecánica detenida.

América es latina y heroica como las brújulas de los
castellanos
Y las imaginerías de Enrique el navegante, como los
cilindros del sol de Atahualpa
Los jardines de maíz del lago Tezcuco
y la antena voladora de la Cruz del Sur.

Su cultura ha recibido el asma que viene del norte
Que imperializa sus esperanzas de crecimiento
De los países del cheque anglosajón la humareda envejece
Los ríos jóvenes de América latina y su juventud no
pueden
Proyectar la bandera de la libertad
El ángulo de los imperios cierra deplorante
Las neblinas durísimas del Atlántico Sur.

Los niños del tiempo de San Martín y de Bolívar
Tienen las rosas entre las manos
Y una estrella mineral sobre cada corazón.

CARACOLES

Caracoles
burbujas de corteza hasta la esfera
el pie una cinta
un patín sobre el hombro de la tierra.

Que estiran movimientos
que han babeado las piernas
las estrellas
el garbanzo rayado de la arena.

Desde la superficie de los huesos
desde mi honda estación
desde la caridad de la paciencia.

Desnudándome la humedad
sus flujos grises
la apretada alacena del hidrógeno.

Glóbulos de los troncos
que persiguen sus cuernos
que tienen la baquía del sol y de la sombra.
Que abrochan en las hojas
su espuma niquelada de bicho interminable.

De �Amistad en las Islas�. Ed. Americalee, 1957.

COMENTARIO DE LOS HERMANOS

Serio retrato en la pared clarea
todavía. Nosotros divagamos.
En la tristeza del hogar golpea
el tictac del reloj. Todos callamos.
Antonio Machado

Y los ojos capaces de bondades
los ojos del confiado sentimiento
miradas de ciudades
hasta las humedades de los huesos.

Los hermanos
paralelos amigos
conocimiento del almanaque muerto
traídos hasta el canto
la misma cara de un dibujo viejo.

Codos horizontales en la mesa
bocas de ritmo azul y hablar concéntrico
colocados después de las infancias
de sus diálogos
de sus almácigos
del padre fuerte y de la madre fresca
después de aquel encuentro
con un aire de azúcar
para siempre
con un camino abierto y desde el tiempo.

Ellos quizá lo sepan
han armado un sistema planetario en el muñón primero
de la angustia
recorren la familia
lo que primero toca la pregunta
lo que instala la sangre
hacia las cosas
puntos que me rodean
conato de esperanza y contacto común.
Los hermanos que crecen
que han juntado palabras y banderas
para agrupar y unir como se pueda
a gritos y a empujones con el tiempo
y más que el tiempo.

Cuando los conocí
cuando de pronto comenzó mi existencia entre sus caras
entre sus primaveras parecidas
entre sus conjuntivas vocaciones
armé el grupo y fui el centro acostumbrado
a repartir con ellos las preguntas
y hacer crecer los brazos esperando en el beso algo de
alivio.

Y así llegaron a mis patios nuevos
a las orillas tibias del regreso
sus caras agrandadas
cardinales recuerdos
e hiciéronse los niños
aquellos populares compañeros
juegos camas escuelas chichones noches miedos
hiciéronse de pronto
con distancias
con años
con matrimonios e hijos y misterios
se hicieron comentario de mi canto
seriedad de hombre adulto
duda y pregunta y existencia y puerto.

Y aquí están los hermanos casi iguales
proporcionados por la infancia blanca
los hermanos al fin
hombres mujeres
músculos conocidos y miradas
con señales del padre por el gesto
con pasado en la risa y en las lágrimas
los hermanos están donde hace el tiempo
una despensa
un espigón que ampara
la barraca inviolada
hace el recuerdo.
Ir hacia ellos
hacia sus orillas
hacia sus conocidos movimientos
tocar el vidrio dulce de sus ojos
llamarle a sus muñecas pulso nuestro
arar los mismos nudos de la sangre
y dejarlos perderse por los mapas
viéndolos habitantes
los de siempre
los que vienen del tiempo y van al tiempo
buscando entre las casas la justicia
la bondad
el pan fresco
el diamante verdad de la poesía
la amapola del beso
y verse parecidas las encías
la sombra igual e igual el cementerio.

Los hermanos
paralelos amigos
codos horizontales en la mesa
bocas de ritmo azul y hablar concéntrico
yo no llego a apostar que soy hermano
vengo a traer la voz y la palabra y a decir que los quiero.

EJERCICIOS CON PESCADOS

a Bernardo Verbitsky

1. El barge resbala
sus bigotes guías de la espuma
tiene la temperatura del rocío
la concurrencia autóctona del agua.

2. Ovalo de la boga subido a los espejos de la escama
furia del marinero
sopla su valentía más allá del calabozo del anzuelo.

3. El dorado
una lámpara
también la pantorrilla ensangrentada
un óxido reunido para la libertad del sol silvestre.

4. La cucharita
el llavero colgado en las burbujas
empieza la mojarra
y el hambre es un pimpollo destapado
cuando es velocidad de superficie.

Y consigue que el río
la exponga al infinito.

5. Lacio
el patí
¡oh lirio invertebrado!
soga celeste y gris que estás en las corrientes.

6. Ruido de cobre húmedo
cuero con hierro blando
en la orilla extraída
el armado
es el agua que cruje su cartílago barro.

7. El surubí
flota su muslo serio
su fauna cabezona y alunada
su diámetro tendido en los aguajes.

Es ancestral y hondísimo
aunque suba en la costa su lento coletazo
aunque la luz lo marque en las corrientes
aunque sea una campana mojada y silenciosa.

8. El dentudo es un peine
una lanza sin jefe
la antigua puñalada con pecíolo de tanza.

9. El pejerrey
¡qué fresca empuñadura!

La plata se sumerge
pero él es subcutáneo
apenas un contorno que se le escapa al río.

Que la muerte le sea una botella limpia
uncido a la esperanza de la pesca
de pie en la correntada.

Que la muerte se encienda en sus estrofas
y el pescador de caña
rescate su belleza al borde del invierno.

EL MUELLE

ABIERTO
como una mano
invadido de lanchas y de tardes prosódicas
el muelle
mantiene su lenguaje de troncos
muy cerca de mi camisa
sobre mis cuadernos.

De lejos
es una viñeta descalza y enredada en los juncos
una araña poliédrica que devora canoas.

El hombre que lo pisotea
y le cuelga cabos
le ayuda a darme explicaciones.

El sauce anda sus canales
junto a la navaja del viento
y al pudor de las yemas verdes.

Se lo usa después de un salto
como a un caballo.
Se lo quiere sin caricias
como a un buey.

Y después de las horas
entre agujas dulces de madreselvas y jilgueros derribados
después de las horas
cuando crece la piel hasta el paisaje
y la sangre depone actitudes
y arma sus trampas para cazar la vida
el muelle
dobla la noche junto al agua
y alarga su presencia completa hasta nuestro pulso
que está alegre
como una laguna cuando llueve.

EL RETRATO

El triángulo sostiene su cuarto ángulo
Hacia la siesta
Que brilla en cualquier lugar del día
Licuada y ojerosa como una lámpara de vino
Encendida con sol
Y apagada con pájaros.

Así era la casa por fuera
Por dentro
El veía pasar la familia
Desde un retrato de marco dorado
Niño
Con un baldecito en una mano
Y una expresión endurecida.

Algo observaba y algo no
Pero disimulaba las emociones
Sin mover el gesto
Hasta que el tiempo los hizo crecer a todos.

Sin embargo
Furtivamente en medio de la vida
Regresaba al retrato para arreglar alguna cosa
Por ejemplo
Su madre no debió haber dejado tanto tiempo
Su corazón a la intemperie
Y él no debió haber intentado salir de su cuerpo
Un grave error
Porque la sangre pasaba de largo.

Mientras tanto la familia persistía en su movimiento circular
Al tiempo que él entraba y salía del retrato
Con cautela sin ser visto.

En otra ocasión
Anduvo los escalones de la facultad
Como descender a un pozo
A una inteligencia seca.

Tuvo una mujer y un hijo
Sobre su pecho nació un jardín arbitrario
Un polígono romántico
Que no se insertaba en la numeración del mundo.

De vez en cuando volvía al retrato
Un salto desde cualquier lugar y zas
En mitad de aquel tiempo
Todo tan impecable tan perfecto.

La familia no cambió sus movimientos
Pero se fue quedando sin intérpretes
Con el baldecito y la expresión abstracta
Comprendió que la cosa iba mal.

Desesperado consiguió destapar la casa desde el techo
Una bombonera o una olla o un tacho de desperdicios
Pero ya la familia se había endurecido
En una sola silueta
Casi un fantasma
Con la cara borrada subida a los huesos
El corazón de hule
Un recuerdo pegajoso entre las manos.

La última vez el juego no había cambiado
Se escuchaban los interminables pasos de todos
Tatuando una música maldita
Una angustiosa creación
Trazada seguramente desde el retrato
Que ya no visita
Porque se ha caído su dibujo podrido
Porque ha sido expulsado del poema
Y él está de este otro lado
Del papel.

De �Sujeto y predicado�

EL RÍO PAJARITO

De costado
de espaldas
el río por los pies y por la cara.

Pienso en el río
mis brazos lo rodean
me golpea en la boca con sus dedos sin ruidos.

Mi piel se pone paralela
con ella va mi cuerpo
con el cuerpo la usina de la fuerza.

El junquillo silvestre
la hortensia de la costa
en el aire se cuelga sin andamios la mosca.

Yo meto la cabeza buscando los pescados
nado para las nubes
para los terciopelos atados en el barro.

Una vela otra vela
el sol sube a los pájaros
la siesta sin sombrero anda en las madreselvas.

El Luján
Canal Nueva
el Río Pajarito
los ceibos se atropellan sobre mi sitio

Natación sin cortinas
río en el río
cuántas cosas me enseñan el infinito.

Desnudo
los pies sin estancias
los ojos con saludos.

Aquí
bien junto aquí y desde aquí
el Río Pajarito
le pone natación a mi antebrazo.

La flor se abre así
yo tengo mi temblor
para que se abra así como tiembla la flor.

San Fernando
repaso la belleza rizada de tus islas
traigo puntualidad de asistencia y de vida.

De �La Cimbra�, Ed. Americalee, 1961

EL ROBLE DE LOS PANTANOS

El árbol de los vientos rojos
De las humedades rojas
De las hojas rojas.

Por el centro
Y hacia abajo
Pasa la línea del reloj
El eje de la botánica vertical.

El otoño redacta sus madreselvas
En las grietas de la tarde.

Naranja y grueso
Color a cuerpo frotado.

Gamuza de las abejas.

Los oxígenos en camisas
Giran sus torbellinos por los grabados
Silban los avisos lacios de los espineles.

El otoño vive de espaldas en el cielo
Recompone su viaje anual
Y se tornea a sí mismo
En el baile de 45� del sol.

El árbol de los insectos rojos
Y las estrellas rojas.

El equilibrio y el dibujo
Lo sostiene contra el mundo.

Cuando la primavera se desabrocha el cuerpo
Cuando anda de flores
Se pierde en los jugosos calendarios.

Y la golondrina
Vueltas y vueltas
Reclama en las iniciativas de octubre.

GATOS HERMOSURA

Duerme el sueño su sueño y recula la luna
y la noche linyera sube un árbol de miedos.

Los gatos luces frías bailan las sedas negras
por el humo azoteas y el suburbio correos.

Los gatos alienados torneados. Una a una
las muchachas estrellas se estrellan en el cielo.

Miaus miaus miaus limón fuegos. Algodón llave lluvias.
El amor uñas dientes besa gatos pañuelos.

Enriquece el dibujo de la noche hermosura.
Punta de pie los gatos brillan las luces pelo.

Y relamen el tango, que bailan patas colas
por la línea baldosa de las casas te quiero

ISLA �LA PALOMA�

Prótesis y zapato
agua y arena
junco viento y barro.

La isla entre los sépalos
del Guazú casi el Bravo.

Apoyada en el Delta
la envuelvo en las tormentas
la sujeto a las líneas de los itinerarios.

Velludo el pecho abierto
los brazos
el suburbio de sarandí y pescado.

La embarcación la cruza
el lápiz la dibuja sobre un ángulo
el tiempo del invierno
la viste de lloviznas y trasmallos.

Se aleja con la niebla
regresa en la imprudencia del relámpago
el cuchillo la hiere en la cintura
y la luna la cambia por un barco.

Yo espío el sustantivo del insecto
el ruido de la estrella que ha girado
su barrilete puesto en las hebillas
del limón amarillo y aceitado.

Oh isla La Paloma
navegación de caracol y zancos
el agua grande del Guazú te suelta
casi en aguas del Bravo.

LA PEDRADA

No haber nacido todavía, y ya estar
obligado a pasearse por las calles y a
hablar con la gente.
Franz Kafka

O en un sol de pomelo y de brasero
o en el sombrero y grillos de la noche
fue quizá una mañana
de arbolitos lustrados y de rocíos sueltos
la cuestión es difícil
una pedrada
una ácida pedrada desde el pomo del tiempo
una pedrada roja y de impacto descalzo
violencia de pedrada en le moflete húmedo del hematíe
primero
y ya tuve la vida
y ya nací
de pronto
con aquella pedrada sobre el pecho
disuelta por la lengua
contundente en la luz de las muñecas
y un beso de mi madre
sobre el olor del talco inaugurante
después
todos los días
con el temblor de la pedrada clara.

LA PIERNA

A Nicky
y a Oscar Hasperué Becerra

La pierna de la justicia, gordinflona,
la de la bondad, invertebrada,
la de la fantasía, subida a tres pompas de jabón,
la de la esperanza, con un horizonte en el bolsillo,
la del sueño
la del dolor
la del tiempo, amaneciendo, con un reloj hecho papilla en
las babas del aire.

La pierna del a lo mejor sucede y la del a lo mejor no
sucede nada,
la de la ciencia, con un enjambre de ojos sin fotografías,
la de las artes, incómoda pierna amputada en la
confluencia de las venas.
La de los descubrimientos y la de las invenciones
la de la familia
la blanca roja y aceitada pierna del amor
la simétrica pierna de la muerte
la de la envidia
la de la serenidad
la de los sindicatos de trabajadores comunicantes
la de los escritores nacionales, municipales y nobeles
la del ladrón
la del jubilado coleccionista de caspa, sol y cagadas de
pájaros
la del matemático
la del tecnipresbicia
la de los pobres
la de la juventud jugando al sexo de papel y de diamante
la del ciego
la del mapa dibujado sobre la tierra
la de los abismos y la de los insectos
la gran pierna de la decencia, babosa, con dientes cariados
la de los seminaristas con un clavel negro en el corazón
la del espiritista y la del filatélico
del homeopático y la del antropófago
la pierna del jugador de fútbol y la del lector de diarios de
los domingos de lentes gruesos y suplementos miopes,
la desmedida pierna de los militares con sus botas de siete
leguas,
la del cazador de ranas
la del vendedor de barriletes con colas de nubes
la pierna de los apellidos pegados a los calzoncillos
la pierna del marino de barbas oxidadas de cangrejos
la de las escuelas chatas al ras de los pueblos chatos
la obscena pierna en geometría que baila sobre las camas
comunes de la mujerhembra que se desnuda de perfil
y de espaldas ante los ojos cremosos de los ejecutivos,
la pierna fina y extremadamente larga de los extravagantes
la de los policías, geofísicas, con cepo y caminera,
la del ahogado con las rodillas habitadas por tábanos de río
la del automovilista, con cuatro velocidades en el muslo y
un cig�eñal en la estupidez de la columna vertebral,
la del sociólogo, demagologo, cosmetólogo y juventólogo
que inventa con cartón de droguerías y alambre de
orín un contorno adulterado que vende al caído del
catre y a precio de empresa, por supuesto, su impura
saponificación elaborada para publicidad,
la del padre de familia, transpirada y ardida pierna con un
eructo musical sobre la mesa,
la de la prostituta con las impresiones digitales de la
madrugada,
la del profesor, con olor a museo violado
la del comerciante, con la medida sosteniéndole la sangre y
la bolsa de los pesos ley,
la traidora pierna del vendedor de seguros con un pegote
en la gelatina de los muertos,
la del animador de televisión, profanador conductor de la
miseria de los ignorantes,
la de la señorita antigua, con talco y limonada entre los
muslos,
la del vendedor de diarios, gritona pierna de la
desorientación,
la del estatuburgués y la de la estatuburguesa, que creen
ganarle
a la vida con un departamento de caca, un automóvil
de coco, un título de cuco y un reloj de cucú,
la del que cría canarios en el ojal de su camisa de niebla y
de su sombrero verticilo,
la pierna del poeta, extraída de entre los rosales ácidos de
aceros y de cenizas,
la del periodista, traicionera a los oídos ingenuos, mientras
en las macetas rojas entierra los cheques amarillos
la pierna del tecnócrata, pisoteando los jardines del niño,
la pierna del abogado, con un código enfermo y un hombre
seco girando alrededor del sol.

La pierna de la civilización.

LA SOLTERONA

El barco cruza por las varillas de los juncos
sube los sedosos pies del viento
emerge de las tarjetas del invierno
y regresa por las líneas del río Ceibo
rumbo a las lunas amarillas que duermen en las blusas.

Ya hace años
el barco se ha erguido desde su casillaje
como una abeja de madera cóncava
que firmemente bebe la tangencia del agua
de proa a las ventanas del rocío.

Se llama “La Solterona”
como una mujer olvidada por el amor.

Lleva estacas y arena
ceremonias y futuros
los poemas de las arcillas vegetales
las luces negras que iluminan la noche.

Se llama “La Solterona”
como una espiga detenida
en las iniciales del azúcar.

De �Sintaxis del Yoykui�. Inédito.

LOS PÁJAROS

ARRANCARLOS
del centro de las islas
de la madera elástica del álamo
del reflejo del agua
de la axila del pasto.

Traerlos en la horqueta de sus nombres
a la orilla tostada de los brazos
traerlos en los vidrios de las sílabas
de la angustia apretada del riacho
que los vea el amigo
de la ciudad sin pájaros.

Son las notas plumosas
la cerveza del aire enamorado
las fugas de las lluvias
el infinito piando
son el mimo estirado de las ramas
las virutas del árbol
las chispas polvorientas del paisaje
sobre el río acostado
que los vea el amigo
de la ciudad sin pájaros.
El mapa de las islas
los sostiene
el agua los recibe por sus patios
el hombre de las lanchas y los remos
los tiene en el dibujo de sus brazos
y ellos vuelan el tiempo
vuelan las longitudes de mi canto
vuelan el olor agrio de los sauces
van de frente
apoyando su futuro
sobre la bisectriz del pico exacto
hacen lo que hace el hombre de las islas
y el hombre que ha crecido hasta mis manos
tiran un hilo azul hacia el progreso
y sólo cambian de árbol
pero siempre cantando
que los vea el amigo
de la ciudad sin pájaros.

Los pájaros
sobre los límites del aire
amigos de papel
pistilos para el ala y el milagro
hélices en la pulpa de los climas
lapicitos de música del álamo
yo que tengo en la sal de la memoria
el dolor de sus cantos
e hice mi niñez junto a sus vidas
descalzo como el pasto
los llevo hasta los techos de cemento
sólo para cantarlos.

Zorzal
calandria
tordo
hornero
pecho colorado
jilguero
misto
corbatita
cabeza negra
picaflor
chingolo
tejedor
bicho feo
ratona
leñatero
gargantillo
boyero
federal
gorrión de árbol
bichi bichi
cachila
y tijereta
cuánta amistad volando.

Que los vea el amigo
de la ciudad sin pájaros.

MEMORIAS DE LA POESÍA

TODA serenamente naces
como un invicto manantial de seda
a pie en tu itinerario eterno y duro
raíz suelta en la estrofa de las cosas
con la infinita solidez del canto
sin número en el tiempo
toda naces
con historia en mi boca
síntesis y unidad
viaje y posada
residuo de las razas y sus voces
central
como una mesa
como el gallo en el sol
flor integral del fluido de la sangre
no vienes ni te vas
existe tu pistilo
en la sed de la forma y del espacio
en la misma humedad del sentimiento
tu límite es tu límite
tu conciencia una chispa sobre el día
tu dimensión la sal de la palabra
que se quema en los mapas.

No te he ido a buscar
ni me encontraste
comenzaste conmigo en mi comienzo
en la única alianza
en un lirio acostado entre los hombres
en un color y un grito
y una sílaba
por ti soy mi habitante
tengo un taller sin letras ni domingos
tengo un laboratorio apoyado en la lengua.

Me he sentado en los días
en la blanca conciencia de las cosas
a mirar cómo éramos
cómo crecimos hasta la palabra
tus yemas en mis yemas
una leche común
un pie universal.

Y llega tu visita
para dejarme un cesto de dulzura
un diálogo en los huesos
una espiral alegre sobre el pecho
y un solfeo en el hilo de la sangre
y llega tu visita
al recuerdo que entiende y se destruye
al patio de los hombres que me siguen
a los verdes paisajes del instinto
y al enterrado corazón del tiempo
que no cabe en mis ojos
toda serenamente naces
en los jardines del adverbio abierto
en viaje hacia la rosa averiguada
hacia el ser continuado y descubierto
desde tu meridiano
desde el ovario azul de la memoria
que se enamora y dice y se sostiene.

Yo que tengo un contigo
calzo mi andar sobre tu instante y siento
que anoto tu camino y tu alegría
más allá del secreto

en tu ciudad de oxígeno
donde nunca anochezco.

De �Ingreso en el Hombre�. Ed. Americalee, 1959

MONOGRAMA

El canario amarillo
Es cartón sólido
Tejido en la jaula.

Un monograma colgado de la cocina
Sujeto en el mundo.

Cambia de perfil
Se enriquece de quietud.

Con la esquina del pico
Aleja las plumas de su signo.

Va deshaciéndose.

Y las orillas
Aplazan hacia la nada la silueta
En un estudiado proceso de evasión.

El canario amarillo
Una confitura que entorna sus jardines.

Redacta el cancionero
Dentro del pecho.

Una tosecita de oro
Argumento que heredó de los bosques.

El canario amarillo
Se cambia en el otoño.

En lámpara gratuita
En clavel barroco.

Carozo y lluvia
De una estrella mineral.

En las habitaciones de la jaula
Donde la vida es un boceto.

MOSAICO DEL GATO

Dibujo de largo metraje resuelto en la boca amarilla la
luna convierte la noche en un gato que estalla en el aire su
pelo peludo de bicho anguloso por donde llegamos a pie
con el miedo de azul terciopelo cuando está la estrella escrita
en la carta de las azoteas de escenografías de cartón
oscuro. Miau miau miau muy lejos miau miau miau recorre
la sombra del mundo por donde transpira la cifra sin número
de las estadísticas de los muchos hombres de los miau
miau líneas. Y el gato se inclina por las muchedumbres de
todos los gatos que suben a un tiempo a la luna antigua y
nace una raya de amarillo luna que cruza el lanzazo de la
noche crítica. Y el gato recorre su aspecto de ovillo sus noches
con colas su luz con dos pilas para que las tapias devuelvan
sus bordes hasta los suburbios de las casa fijas. Pero
no intervengo ni estoy ni presiento ni toco la atmósfera
ni arrimo las sillas porque solamente fabrico mi gato de pisada
hueca pisando mi vida cuando solo y quieto cuando
sólo solo con las soledades de las cosas mías enciendo las
luces negras de los gatos antes que la noche se pinte de día.

De �Sujeto y Predicado�. Ed. del autor, 1974.

SASTRERÍA

El aire no tiene revés ni derecho
El hombre no tiene revés ni derecho
La primavera no tiene revés ni derecho.

Yo estoy dentro de mí
Aunque no en el centro
Se podría decir que habito el lado del corazón
Casi una hombrera.

El aire está dentro del mundo
Aunque no en el centro
Se podría decir que está en sus ojales.

El hombre está en la vida
Aunque no en el centro
Se podría decir que es el saco
Que se viste a sí mismo.

La primavera está dentro del año
Aunque no en el centro
Se podría decir que en las sedalinas de colores
En el cajón de las hechuras.

El aire no tiene revés ni derecho
El hombre no tiene revés ni derecho
La primavera no tiene revés ni derecho.

De �Monograma�. Inédito.

TEXTO DE PRIMAVERA

Ella tiene el cuerpo flexible

El pañuelo de la lluvia

Se aproxima y se aleja
Ofreciendo los mimos de los hombros
Circulando la cintura alfarera.

Cuida que la distancia
Sea el mimbre y el zarpazo
Dejando que la belleza
Pase cerca de mi cacería.

De pronto cambia la velocidad del juego
Huelo la nuca de pelo suelto
Rozo el fuego oloroso de la boca.

Por fin se aleja
Hacia la seguridad de su mundo
Donde mis hombres no pueden acecharla.

Ella conoce el amor
La antigua danza de los orígenes
Los fuegos que asocia la pareja mágica
La hechicería del hijo.

Sabe también que el desembarco puede producirse
Que la mano se llenará de gloria sobre su piel
Que seremos el poema
Llenos de riesgos.

De �Monograma� (Inédito)