VILLAFAÑE, JUANO
BLUES PARA LA BAILARINA

Parafraseando un verso de Juan Gelman
Y quién te hará de música
quién moverá tus piernas por última vez.

Corregida, aumentada por esa penumbra que se fija
ella correrá la vida sobre la última habitación
retirará el espejo, el vidrio odeónico
la fotografía de color sobre los ocres
y los arcos de luz de una lámpara normal
con todos los felinos que regresan del parque.
Corregida, sobre su propio cuerpo
reposará entonces lo que queda del mundo
en el sitio que queda que también es normal
con un ángel caído y un perfume de entonces,
y aumentará su texto
escribirá aquello que se le deja al otro:
“la belleza es terrible después de tanto tiempo”
y que mejor hubiera espantar los felinos
girar en un sobre la estampa con el patio
apretarse de nuevo como una señorita
“que yo te amé y todo se me abunda”
que hubiera así como suave del polvo
caer en el fin
jadeo de lo oscuro
chorreo de óleos en los labios de la última música.

(De Una leona entra en el mar, 2000)

CARTA PARA VICKY EN LA BOTELLA ROTA

Buenos Aires 1976,
una mujer daba su último combate.

A Rodolfo Walsh
A Vicky Walsh

“Anoche tuve una pesadilla torrencial
en la que había una columna de fuego
poderosa pero contenida en sus límites
que brotaba de alguna profundidad�” *

de un mar oculto en una botella rota
quebrada en un combate natural
en infinitudes de vidrios y de ráfagas
que incendiaban sus límites
las terrazas sobre las casas bajas
y el vestido de niña.
Porque eras una niña así como a la
1.10 hs. Cuando se reciben los informes del infierno, en los ojos trizados
en las explicaciones, en esa carne viva
en lo breve, en lo inútil
donde todo se pudre.

Ahora sólo hago cartas sobre filas de botellas que quiebro con los tiros
con los tiros, con el calibre del revólver que llevo en la cintura
por si nos sorprenden en el último gesto
en la oscuridad
o en la humedad de la bebida que marca la miseria.
Hablé con tu madre
quien te inventó en tu vestido corto
y sólo se despide en los alientos que deja el frío en el espejo, orgullosa.

(Pero no habrás de saber
que se muere en la ignorancia
que tu padre en el relámpago de otras ráfagas
no tuvo cómo acercarte una carta a la botella rota
o a un sitio más normal, más célebre, más alto,
para que la muchacha no fuera excedida por la suerte
excedida por la barbarie, por los torrentes
del que escribe
luego de tu padre).

*Carta de Rodolfo Walsh a su hija María Victoria, escrita 10 horas
después de su muerte.
(De Visión retrospectiva de la botella, 1987)

CONTIGO BAILARÍA UNA PIEZA LENTA

Contigo bailaría una pieza lenta
Daría un paso
Una habilidad de mundo con recortes y alientos que se noten.
Daría la vuelta, la visita al frío de un ventanal donde se huye otra
vez de aquella música que me colocaste a la mañana.
Con la pieza lenta que recorta el espacio, la edad de uno y el tiempo perdido.
Y bailaría lo lento con su forma: al giro dado, al paso de dos, la vida corta.
Bailaría lento contigo la pieza que se oblicua, que se inclina hacia el
paso, al pasadizo, a los hoteles, los pasillos, los pasados.
No iría con mis pasos hacia ninguna parte, iría hacia la ida que provoca la vuelta.
Ya no hay tiempo para olvidar pasillos sobre los pasos cortos que van hacia la pieza.
Bailaría lento como decir: se escucha la música de calle, la visita y el humo que florece.
Entraría como se dice juntos sobre la misma pieza, en el mismo piso que se baila,
en la misma sala, en la misma madera que se pisa.
Lo contigo, lo lento es un decir.
Se canta con el cuerpo
Se ama con la ronda baja.

EL JUGADOR

La mujer se refleja en la botella. Ella ya ha huido.
El poeta apuesta su última noche con la mujer del otro.

El jugador que quemaba las manos
sobre la mesa doce girando hacia el recorte de un borde original
donde una marca sobre otra daban el final de lo antiguo, de lo prohibido
había ocultado sus cenizas
abandonado su botella vacía
colgado sus ropas en ese humo que invade el sombrero en
invierno
y desnudo en su silla
gira sobre sus restos, sobre los antiguos que deslizan las marcas.
(La duda de su prójimo perdido, de la mujer que ha huido
del cristal, indicando en los entornos distintas figuras deformadas
por el vidrio, ampliadas por el vidrio, hechos sombras por
el vidrio, por lo que se acabó del mundo, de ese cuello final
abandonado y vacío, pero vacío en ese verde que gira en la mesa
como una muchacha, hecha en su espacio para sí, vestida para sí,
para ir y volver a beber, a quitar sus prendas o gozar ese roce que
en su peso supone el final de su gusto)
Ahora su piel fría ha recorrido las horas
todo lo de la luz amanece sobre una naturaleza muerta
El jugador regresa sobre las cenizas a otras puertas y sobre las espaldas

se agota el filo de una copa
de ese placer entre la duda la trampa y el deseo
de ese dolor al irse al abrir otra calle
de los hombres que caminan al trabajo.

EL TIGRE NO ES UN ANIMAL

El tigre no es un animal.
Solo se trata de un agua de leones, islas verdes que flotan tanto
/como uno
y navegantes en multitudes
o privados con remos y canoas guaraníes sobre las fronteras
/meridionales.
Aguas de conchas, riachuelo de las Conchas de aguas dulces
que penetran el Paraná con un salvaje original puerto de cabotaje
a unos días de a pie de la aldea fundada por Garay.
El arcilloso fue de agua y en las altas sudestadas de indios y fuego
de patriotas
se hizo luego de la Reconquista,
las conchas de agua dulce habían terminado devoradas por las
/tormentas.
Los nuevos ríos desangraron su agua y sus fangos cubiertos de costas,
de zarzales y espinillas donde fugaron los jaguares, los reales
/felinos de las islas.
Las caídas de agua van todas hacia el afluente del mar,
dan al río más enorme del mundo.
Se respira de amor sobre una pendiente de agua de leones, infesta
de leones y leonas de agua. Gritos así, de un fondo con sus islas.
Llenos estamos y damos aun la luz con los ojos de vidrio,
transparentes hoteles que tienen una rivera y una altura tan clara.
Son jaguares en la abundancia de una erótica repetida y feliz.

Llévame al Tigre, en un amor que deje sus siluetas como una constante
y un placer que se hace de verano y certezas perdidas.
Llévame como una estela en una navegación de fuego y en las iras
/de Dios.
Llévame por las islas y los alientos hundidos,
por esa belleza que se busca en un infinito tan lejos y tan cerca
/de la aldea,
con animales que circundan la pasión y los deseos del agua con
/el mar.

Llévame al Tigre
con los felinos y la patria.

(De Públicos y privados, 2013)

LA ÉROTICA COMO UNA DIFERENCIA VOLUPTUOSA

A una distancia mínima de tu cuerpo, te puedo multiplicar en abundancia
frente al reloj de pared y la cortina bandeada por los vientos.
Siempre has abierto una ventana tan inclinada y tan cierta.
Cómo se nos puede ocurrir a pocos metros
estados privados de multitudes y de zonas imposibles
que se instalan con un canto secreto.
Cómo se nos puede ocurrir que avancen los públicos,
que nos aplaudan y te dejen desnuda tan cerca del mundo.
Cómo se nos puede ocurrir mover las piezas,
si los gritos golpean sobre las paredes, las plazas y las calles.
Mientras descansas, habrá pasado una multitud sobre la puerta,
y esperarán que cantes esta noche conmigo
con las abanderadas cortinas y los vientos sobre el reloj de la pared
en la sombra de una soledad que viaja por tu sangre
y grita en los silencios
y se calla en los propios silencios privados de la noche,
tan públicos para mí, tan enormes como esa multitud que aviva los fogones,
los aplausos, los gritos, las banderas.

LA ESCENA CONTEMPORÁNEA

En un inmenso mar de fuego se ha perdido la dicha.
En tu calendario arden sólo días de conquista y se muere de frente.
Eran todos los árboles en la tormenta.
Todo caía desde un cielo de vapor y humedad de mundo.
No eran el tumulto ni la gloria, ni una piedra dormida luego de correr el agua.
No eran así, ni la felicidad ni el olvido.
Rodeada de hojas te dejabas ver en la ventana que ilumina el
parque profundo,
la noche sin mar
el invierno sin fuego.
Otro calendario vive sin quemarse.
Viven los días que se esparcen en la arena,
con infinitos caballos que regresan del frente.

LA MAÑANA ESCONDIDA EN LA BOTELLA

Te he visitado a la misma hora que un hombre te bebía
y varios giraban en tu cuello hasta escurrir lo que era tu cuerpo en el cristal,
aquello que satisface sobre el rojo y que ahora invade los papeles,
las notas antiguas y las cartas.
He pensado lo mismo, en el instante que ingresabas a tu cuerpo.
Y te hubiera acostado, aquí, tan limpia en tu aire de provincia,
arreglada para la ocasión, pintada, débil, casi niña, para que no te
devoren en el frío los olvidados de ayer.
Y te he visto cuando alguien retiró tu boca, cuando te marcaron el
cuerpo, te dieron el precio
y te deshizo
y te arrojaron sobre el juego en final del patio.
Estuve en la mañana que se escondía contigo.

MUJERCITA DE PLAYA RECOSTADA EN EL MUNDO

Y habrá una playa
y un ángel con especies debajo en la montura
que pondrá en tu cuerpo un escape de luz
como la arena del viento que trae la historia
de manadas y leones que giran por la presa
por el gusto ocre de paisajes felinos.
Y habrá una playa, infinita ella, la pobre, la mediata,
la maldita,
con sonidos de una furia feliz
que pone a la caída del ángel
ese otro deseo de un calor oscuro
sobre el cuerpo tuyo
angelito de noche
mujercita de playa recostada en el mundo.

PRESENTACIÓN EN LA MAÑANA

El poeta había sido invadido por una naturaleza muerta,
al día siguiente de la cena con ella.

La botella no estuvo en el mar
sólo herida en la mesa de la casa
unida así al cristal y al viaje de arenas.

Sobre la noche
en su cuerpo vacío, se adelantan un pájaro, un barco, una mujer.
No se supone que la idea de su líquido
haya invertido las almas y que lo cierto está en la medida de
/ las frutas.

Su propia realidad sugiere y se hunde sobre la
sangre hasta su fondo.
El fuego ya vuela de su boca.
Los que estuvieron dejaron la forma
visiones retrospectivas
y naturalezas muertas.

(Desde su ingreso un pájaro se posó en la figura del fuego
que durante la mañana invirtió los cuerpos que en la luz
/giraban sucesivos,
como caudales de vidrios entre el aliento de otros incendios
/y otras aves.

Posada así ella simula la luz y los espacios, sus uvas, sus deseos,
su propio cristal al borde del pájaro, de la sombra
/multiplicada de los vuelos
de ese final templado en una colonia rural)

Su líquido ha invertido las almas.

Un pájaro descansa de su cuello.

REGAR EL PARQUE

A Emilio Villafañe
A Valeria del Mar

Se hace por lo verde. Por necesidad.
Se hace porque todo es un parque con animales y pájaros.
Muchos más de los que vuelan y se escapan para siempre sin ser
contados, ni amados, ni comidos.
Se hace por eso, por todo lo volado, lo que vendrá, por los vecinos.
Se sabe siempre que es el verde lo que descansa y uno escribe por
lo que lee, por lo que mira en el verde y lo que se transparenta
del papel en la tierra.
Uno escribe por lo que lee a la caída de agua sobre el césped. Se
lee en la extensión de lo regado, de lo sagrado, de lo que crece.
Es por el error del arco sobre la superficie de los pastizales y de
lo parejo. De lo parejo sin sobra, ni yuyos, solo con luz y sombra
de la noche.
Una muerte verde es ideal y en la noche donde nadie vuela.
Solos los pájaros negros ciegos que todos conocen y viven colgados en los días iluminados.
Riego o lluvia para descansar al sol o en la tormenta.
Por necesidad. Para espantar la seca. La muerte seca.

SOBRE LA LÓGICA DEL VIDRIO

Apañado se fija un cristal sobre la calle
que deja ver el sitio donde se mira el otro
en la figura lógica
en la transparencia de la humedad perdida
que oculta lo real como un pájaro frío.

No queda el otro
y no habrá altura o brillo necesario
para quien mira el sentido real.

Casi sin ángeles sobre esa ventanita
se muere una vez,
y cuando se pierde el otro
se confunden oscuros los espejos,
y los pájaros fríos se fijan en el parque.

La diferencia cae ahora sobre un cristal destruido por el cuerpo
con un ángel que subió a la mujer
dejando los sonidos sobre una superficie transparente
que dibuja la figura del perdido.
Hacia otro lado,
entre caballos y desiertos de arena
leonas en el borde
en un filo donde brillan los ojos del estanque
como dos instantáneas de sombras que se matan.

Hacia el parque de los perdidos, animales fijos,
espejos en el fondo
y mujeres que se bañan.

La fuente no ha ido hacia el estanque,
ni la leona ha reflejado al otro.

ÚLTIMO APRENDIZAJE

Con mi padre aprendí que antes de morir hay que encontrar a la madre.
Con mi madre,
que uno se muere sin padre y sin madre.
En el ramo vive el jardín y en su fondo se fija el otro ramo.
Con la pérdida se acrecientan los ramos y los fondos del ramo.
Pero ya nadie levanta el jardín con las manos,
sólo se desea la entrega y se ofrece su fondo.
Nadie levanta un jardín, por eso estamos llenos de fondos y de ramos.
Es imposible levantar un jardín.
Como exceso nos rodean sus habitantes, su perfume y su fondo.
Uno va solo a la cita con su ramo de espera
y uno espera levantarla de nuevo.
Ella espera el ramo, su primer perfume.
A mi madre la subí con su ropa de teatro.
Es imposible levantar un jardín.

(De Deconstrucción de la mañana, 2006)

UNA LEONA ENTRA EN EL MAR

Una leona entra en el mar
hacia las arenas
ella la grande
ante lo colosal que dejan las mareas
las medusas frías
y los caracoles muertos.

Cientos de bañistas dioses fundadores revuelan su olfato
lo precioso de un felino que se moja en las aguas
en lo natural de una zona de playa
que invita a esa fiesta entre soles y peces
a la gran fiesta
entre el demasiado público
y el gran público de mar que invade los veranos.
Una leona sale al mar
hacia la música de playa
ella la grande
ante lo colosal que invade los veranos
con los golpes de sol
con los golpes del agua.

Cientos de dioses revuelan lo precioso de un felino
que se moja en las aguas
en lo natural que dejan las mareas
y esos cuerpos de playa que se llevan al fondo
de otra noche de fiesta de un silencio jadeante
sonidos al fin con ruidos de mareas
altas y bajas que regresan del fondo.

Una leona entra en el mar
hacia la música jadeante
ante lo colosal que invade los veranos.