ARIAS, BEATRIZ
A MI MADRE

Vos y yo en la morada verde de los pájaros,
en el efímero juego del segundo,
en las finas puntadas de la lluvia.
Vos y yo en el laberinto de la vida,
apretando palabras y secretos
en la orilla de los labios,
Vos y yo
en las casas incendiadas,
cuando el ojo del sol
nos atropellaba el sueño.
Vos y yo, siempre vos y yo
sospechábamos
la misma soledad.

A MI PADRE

Vos y las frescias recién cortadas,
vos y el inmenso telón del cielo,
vos y una patria de jacintos,
vos, mi padre, desenredando el viento.

AUN ES OTOÑO

Aun es otoño,
por algunos días más será otoño,
algunas canciones son inmensamente blancas,
no me hagas recordar las hojas que me hundieron
su óxido en el pecho. Prefiero los restos milagrosos del sol
trepándome los brazos con pinceladas de oro.
El pequeño tiempo se estrella fugaz contra mis venas,
la ciudad está armada diariamente por sus preguntas verdes,
la noche va mordiendo los puentes y las fábricas
los hombres van armando su antiguo itinerario
con el amor cansado sobre el puerto de un ala,
por la vejez del barrio con su perfil de sueños,
de azules barriletes que les riegan los ojos.

COMENZARÁN MIS VERSOS EN EL OTOÑO VIEJO

Comenzarán mis versos en el otoño viejo
sobre el papel desierto bajo la mano tibia
su baile de siempre.
Y clavará la lluvia sus tristes alfileres
en las terrazas mudas,
en los cristales grises de todas las ventanas.
Se morirán mis versos cuando me arañe el día
los ojos y la boca
un sueño de marfil dejará en los espejos
su desteñido beso
y un vértigo final cruzará las palabras
hacia la noche rota.

CÓMO SE VUELVE DEL ARCO VIOLETA DE LA HORA DETENIDA

Cómo se vuelve del arco violeta de la hora detenida
del tiempo que rodó en el mar como un gigante de oro
y la mesa fija
y la niña de hielo fija.
La ciudad se despierta por sus ojos de piedra
por el hombre que derrumba su futura orquesta de cenizas
por el amanecer limpio que derrama su garganta de niños
por los nombres antiguos de los muertos, por la vejez descalza
y el pan escaso amasado en el recuerdo amarillo de la espiga.
Cómo se vuelve del centro metálico del llanto
de los gritos altos, de las tormentas, que nos dejaron vacíos y lejanos.

CREO HABER VISTO ESTE ESCENARIO, LA SOLEDAD

Creo haber visto este escenario, la soledad
regresa como un inmóvil huésped. El hombre
vuela con el siglo que revela en el viaje su
centenario naipe. Creo haber visitado estos
caminos, la memoria traza sus hilos repetidos, el
hombre pasa con sus horas esféricas. Siempre la
duda eterna, siempre el dolor de mimbre,
siempre la mano abierta dispuesta a una cacería de
respuestas
y la esperanza, como una apuesta al cielo.

CUANDO SALGAS A CORRER

Cuando salgas a correr
detrás de la vorágine de plata
que destila el día,
me verás de rodillas
frente al mar vidrioso, interminable,
bautizada por el último rocío
de las horas nocturnas.
Me verás acorralando el viento
con las manos abiertas,
como abiertos pájaros que huyen,
como sedientas bocas
que sueñan con el sabor del río.
Cuando salgas
detrás de la vorágine de plata
que destila el día,
me verás en el centro del crepúsculo
haciéndole otra vez
apuestas a la muerte.

CUANDO SE QUEDA LA VIDA ABIERTA COMO UN PÁJARO

Cuando se queda la vida abierta como un pájaro
desarmado de tiempo, tallada en las campanas del viaje
y somos mar y fábula, ahoras como cristales, cuerpos
recomponiendo un ajedrez invisible. Los ojos se nos
pueblan de otoños, no sabemos qué libro se guardó los
capítulos tibios de las manos. El mundo estira
su palabra de barco, y el océano
eleva sus olas de respuestas.
Jugar con precipicios, es demorar el salto
un universo de aire se asila en la garganta, no es la
leve caída de una hoja, son los puntos del viento
buscándonos el alma.

DÍA. FRACCIÓN LUMINOSA Y FUGAZ

Día. Fracción luminosa y fugaz
del hilo eterno. Donde el sol
respira con su volumen de fuego.
Donde la lluvia lustra en sus
agujas repetidas un arco de sonidos
celestes y sin tiempo.
Donde estamos obligados a llegar
a sus blancos horarios, antes
que alguna sombra nos
incendie los pies de madrugadas.

DÓNDE SE VAN LOS CUENTOS

Dónde se van los cuentos
que ya han sido contados,
las miradas que huyen
robando mariposas,
los trenes que se ahogan
en las bocas del aire.
Dónde se van las luces
que captura la noche
con su mano de hielo, con su luna de siempre,
los ojos que se vuelan,
las lágrimas que caen.
Dónde se van los sueños
que ya han sido soñados,
los nombres que se mueren
las voces que se callan,
las lluvias milenarias
que muerden los cristales.
Dónde se van las horas
que duermen las paredes,
los vientos que saludan,
los besos que se cierran:
los espejos que amaron
el rostro de la infancia.
Dónde se va el amor
cuando envejece.

EL CORAZÓN QUEDÓ ABIERTO COMO UN ASTRO

El corazón quedó abierto como un astro
lluvioso y suspendido entre sus dos eternas soledades
capturado por la invencible hiedra de las horas.

EL DÍA CAE

El día cae
aprisiona las sangrientas horas
de la tarde.
Los ojos se asilan en el sueño
de un mundo que no existe.
La noche inminente se devora
el vaivén de las violetas.
Hay hombres que olvidan
el breve secreto de la tierra,
la inevitable porción de la ceniza.

ESTA HOJA DE MARFIL Y SU BASTÓN DE ARENA

Esta hoja de marfil y su bastón de arena
que sabe del vuelo legendario de puentes y
de remolinos, de los altos adioses que cometen
las plateadas golondrinas.
Por la ciudad que cruza el juego de sus lunas
de fiesta, saciada de esquinas y de puertas,
y el naipe del dolor persigue y se
despierta del sueño de sus torres.
El hombre que se hunde en el ojo de su espejo,
el hombre que se enfrenta con el cielo,
navega en la palabra sus hábitos de cuento
y de infinito
y la pared que se levanta siempre
para recordarnos
nuestra lucha diaria con la muerte.

GERANIOS Y LUNAS

Geranios y lunas,
última lluvia del otoño,
pequeña ronda del minuto,
y una verde ancianidad
de tréboles,
ciudad anestesiada,
enrojecidos rostros del espejo.
Cielos repetidos,
palomas extraviadas.
Y la tarde muerta,
¡Dios!
la tarde muerta.

HE LOGRADO DESHACERME DEL TIEMPO

He logrado deshacerme del tiempo
que me mira de lejos con ojos amarillos,
de las oscuras calles de regreso,
de las muertes partidas en medio de la tarde,
del sueño desangrado….
Y en la orilla del viento
permanece el alma que está sola.

LA CALLE INFINITAMENTE BLANCA

La calle infinitamente blanca.
Le arrojaré los ojos
como perlas.

LA TARDE CON SU RITMO DE BRONCE

La tarde con su ritmo de bronce,
bebiéndose un mundo de señales
la tarde y yo, no se cual de las dos
más infinita y anónima.

LA VIDA VA LLEVÁNDOME EN SUS OJOS PENDULARES

La vida va llevándome en sus ojos pendulares
me quedé sin edades y sin nombres,
repitiéndome.
No fueron las lluvias con sus ráfagas de agua
tan necesarias, para nacer y morir, nacer y morir tantas veces.
Siempre está el mundo para recordármelo;
seguir andando en los otoños con sus manos despiertas,
seguir hablando, con una luna rota en los espejos
seguir un vuelo con su canción de llaves.
a veces con el dolor abierto,
a veces con los brazos inmóviles,
a veces de puerta en puerta midiendo el juego de
los vientos,
desde alguna ventana los ojos se calzan horizontes
sobre algún vértice del día, las lágrimas suenan
a cristal y a duende.
El barco traza un sueño, la ruta se devora
su punto de partida, y el mar es una larga
carta de regreso.

ME ENCARGO DEL MOMENTO, DEL CIELO

Me encargo del momento, del cielo
que me cruza, de esta ciudad que
empieza más allá de mis ojos, más allá de mis manos, a cuento
y a descuento, a tiempo y a destiempo,
con trozos y
destrozos de sueños y de historias
vivo y desvivo el tiempo, me parto
y me reparto. Abro y cierro tristezas.
Es el sol que me lleva cerca de
Dios a veces. A veces el sol me devuelve
los pájaros.

NUBE, NUBE Y NUBE

Nube, nube y nube
nada más exacto para definirnos
desiguales
viajeros
imprevistos
nada más opuesto a límite.
Bella contradicción de la ceniza.

PORQUE VIAJAMOS DEL TÉMPANO AL EFÍMERO PASO

Porque viajamos del témpano al efímero paso
del verano,
del cuento del terror al florido espejismo
de la antigua ciudad de los dolores al secreto
instante del jardín,
continuamente, huyendo y huyéndonos
salvando el triste universo de los ojos
salvándonos.
Somos eternas despedidas y constantes regresos
la mano del sol regala mariposas
la noche, solo pequeños duendes.
Hemos abrazado temporadas de pájaros
nos moriremos con los que sobreviven.
Vivir habrá sido en todo caso
un acertado pacto con la luz.

SÉ QUE TUVE POEMAS Y VI PUERTAS

Sé que tuve poemas y vi puertas
después me morí de fantasmas
o me espejó el laberinto de la nada.

SOMOS EQUILIBRISTAS

Somos equilibristas
en las cuerdas del tiempo
y a veces, fantasmas peregrinos
en el vaivén de la memoria.

TUS MANOS DESVANECIDAS EN LAS ONDAS DEL VIENTO

Tus manos desvanecidas en las ondas del viento,
mis manos, aún rozando
la serena sangre de la rosa,
la boca tibia del último enero.
Tus pasos extraviados en los ojos del tiempo,
mis pasos, que arañan
un paseo de sol en las baldosas.
La vida que no vuelve,
procesión de pájaros nocturnos
que cortan la luna
en dos mitades blancas.
Tu eternidad
y mi pequeña hora,
tu cuento infinito
y mi mortal instante.
Tu historia detenida,
tu recuerdo de mármol,
mi frente abierta
a la soberbia luz del día.
Tus párpados desmayados de lluvias
y mi gran culpa
de traducir la canción de las cigarras,
de beberme el cielo,
de esperar todavía
un otoño.

VEO TUS MANOS

Veo tus manos
eslabonando el aire,
la lluvia se derrama
sobre los hombros tibios,
hay un sabor perdido
del último agosto
que regresa en las uñas
calientes del verano.
Me duelen los crepúsculos
y las despedidas,
el viento se lleva
los pasos de la tarde,
hay un gris espeso en la ciudad
y tus ojos
clavados en la luna.