BALLINA, OSVALDO
BRUJERÍAS

quién si no, a tu lado,
plegó lo real imagen tras imagen
descreyó de la boca de la mentira
extirpó la carne al sueño
abrió los ojos a lo no terreno}
sí, semen de un diablo o un dios
ella, la inexorable forma.

De Profanaciones ínfimas, 2011

BUITRES DE PICO PUÑAL, CORAZÓN EUNUCO

buitres de pico puñal, corazón eunuco
miserias de dioses visibles
néctar convulso, silencio del indigno
ni lágrimas por el muerto
ni lágrimas por el vivo

De Memoria de la India, 2012

CELAN

cuando celan decidió
tirarse al sena desde un puente
no midió las consecuencias hacia el futuro
como inexistente carta de despedida

nos advirtió la presencia de monstruos en la tierra
su lengua no enmudeció dejando impotente al prójimo
siempre que este no acepte esa condición

por palabra y vida en un estilo muy personal

Para Abel Robino, artista.

CONJUROS

Lo exterior exuda estupidez. En ascensión, por invisible,
transmuta: es mundo que aguaescribe, me verdescribe, me olvidaescribe, de boca en muerte, de muerte en sol y, sin rozar la nada, abdica en vos.

La desesperación, sin escándalo, se desprende hacia dentro.
Pesa el cuerpo, ahora disforme de imagen. No es un dolor fatuo.

Más bien, el vacío necesario para unir el mundo al habla. Más largo, siempre más largo, el buen día que ganas al acecho de un apocalipsis personal.

La masa de hielo, como una infancia, navega en el sueño. Se
desplaza bajo un aire quieto de silencio natal. El sol mira al que
duerme en los ojos. Delira desolada la agonía humana.

Hiberna la serpiente y suelta imágenes: gritos congelados,
estalactitas en la conciencia. Las cosas crecen en la sinrazón. El
paisaje es mental, como todos los paisajes, y el aire lleva violencia
de parición. La piedra habla, marca la distancia y el sentido.
¿Purga de lo externo? ¿Doble cara del yo?

Dice: las velas están henchidas y vibra el cordaje. Llevo corales
y miel a la ciudad de los muertos. No hay mar alrededor. Solo
destino. Saldré vivo de este mundo.

De Conjuros, 2004

CORTE DE LUZ

Al atardecer, fue el corte de luz.
Las horas pasaron sin más noticias
que las que uno tiene para consigo.
Sin velas, por imprevisión, caminé
por los cuartos a tientas
como hasta ahora en otra luz.
El ojo de la mente recorrió
asuntos difíciles para el corazón.
Fue un largo momento del alma.
También es esto la vida: beber
lo oscuro, pesar las cosas en sombras,
la negra respiración universal,
el aire compulsivo del olvido.

DESDE LA CAVIDAD DEL DÍA

desde la cavidad del día
la suma solar
el primer signo donado
por la hierbapiel nacida
la efímera saciedad
de reverencia a oros pálidos

DESTINOS DUALES

madre de reptiles y mangostas
atisbas y cuentas tus víctimas
ahondas la desobediencia de tu caudal
y calma tu ansiedad
la conciencia del cazador
es tu fallida nota en la humedad
de tus ojos que se extinguen sin virtud
no hay dos ecos iguales, lo sabes,
tu vientre cristaliza la disolución
de la madera de toda cruz
y paz

EL ABANDONO

bajo naranja sol testigo
lo humano dejó su casa se hizo al desierto
huyeron ojos y memoria
solo las víboras permanecieron
y crearon el código de
un reino y una nueva era

EL CUERPO ESTÁ DORMDO COMO LAS HOJAS

el cuerpo está dormido como las hojas
la madera deja pasar ilusiones y tragedias
el mundo está lleno de palabras marchitas
los frutos del huerto miran la noche
felices de todo olvido como esa
estrella que cae a la nada de alguien o de todos ¿será la
contemplación de la esencia de las cosas
la verdadera paz?

EL FALSO CIEGO

viene hacia mí un cielo bajo de mezquindad
el tiempo se vació y pocas cosas iluminadas
intenta un paisaje en la pupila abstracta
solo por ceguera tuve luz

EL FUEGO

El fuego: un chico: la madrugada. Un hombre que parece
sostener en el brazo derecho a los tres, además de sus propias preguntas. Apantalla el carbón y manojos de chispas vuelan en
el silencio de la cocina. Lo sagrado se materializa en los ojos del
chico. Esas mismas chispas siguen vivas en esos ojos que después
de mucho mundo y tantos mitos y tanta historia, nada encontró
más seguro que ubicarse siempre en el centro de sus días, para
no confundirse en nombrar las cosas cuando el desprecio abre
sus brechas en el cansancio humano. El fuego.

De Confines, 1998

EL OTRO SOL

¿sabe que aquí comen los dioses al atardecer?

no había flores con nombres inusuales,
no volaba ningún pájaro de colores deslumbrantes
solo el verde sudaba verano

cuando quise hablar, un destello tapó mi boca
y fue sol en el otro el otro sol

EL QUE PERDIÓ SU LENGUA

el que perdió su lengua dejó atrás
el sabor de cosas aun las más condenatorias
pero su silencio lo ponía a salvo de hacedores frases
ninguna religión le imponía su yugo
la indiferencia le daba un futuro que no quería
era su don la iluminación interna
don sin afecciones

EL SANO FUEGO

flaco de vaticinios
ahogado de sol
con la desobediencia intacta
dicha acumulada
a expensas de la soledad
y los yuyos bárbaros
el sano fuego
de la saludable penitencia
lejos del carnero ilustre
ciencia que a nadie mancille
solo un pie eremita que aplasta la náusea
de no saber
qué es verdad
qué es realidad

EL VIAJE

Rompí el hielo con el hacha
hasta dar con el agua.
Hundí la cabeza en el pozo
y abrí bien los ojos.
Tampoco allí estaba
el buen dios.
Solo lo eterno y la espera.

Fragmento de El viaje, 2000

EN LA NOCHE ARCA DE DELIRIOS

en la noche arca de delirios
goce y dolor, candor y malicia
la música se enrosca en las almerías
alrededor del libro sagrado
cuatro vueltas dan los amantes
día de oblación a los perros negros
nadie duda todos veneran
credo talismán de alma enmudecida
¿olvido de lo real, despojo de la mente?
una paz tangible, una matriz de mundo
sin halago al dolor
que basta al encaminado

FRANZ KAFKA

Con un poco de amor, todo hubiera sido más fácil.
Mi vida hubiera transcurrido con luz exterior
y se me hubiera visto con cierta luminosidad en el corazón,
hubiera podido, por ejemplo, dejarme suceder,
después de un dolor inevitable, en los ojos de un hijo,
en la boca de alguien que me quisiera empecinadamente cerca o
—por qué no— en un simple día de sol.
Y el verano no hubiera sido una dura imposición, una inevitable humillación en este mundo difícil habitado por gente pequeña.
Tal vez no hubiera tartamudeado
al decir padre, cuerpo, mujer, alegría
y hubiera creado un transitorio refugio entre las ruinas desesperadas de mis contemporáneos y los contemporáneos por venir.
Y escribir, ese grito inútil y ahogado, no hubiera sido conspiración

un pozo en el alma que estrangulaba minuto a minuto mi poca voluntad
por encontrar un lugar que me aceptara para ordenar
las cosas que alguna vez me persiguieron como lobos.
Mi delito fue haber sospechado la ternura,
creer que era deber del corazón para los otros
y que un hombre podía disponer de sí mismo
en armonía con el mundo en comunión con los demás.
¿De qué sirvió? Me transformé en un condenado,
nada ayudó a excomulgar este sentimiento de culpa,
mi grave y honesta inutilidad para acercarme a lo que amé;
y cada vez estoy más seguro que un solo gesto
una sola expresión de desnuda ternura hubiera cambiado todo
aunque mis fuerzas fueran insuficientes, tan diferente a mamá.
Todo se volvió inconmensurable y frágil.
El resto, como la fiebre pulmonar, era de prever, llenar páginas y páginas,
hundirme en la oscurísima luz de una palabra,
el fraternal entusiasmo de Max por mis cosas
y la tranquilidad de saber que todo quedaría entre nosotros dos
para siempre, ignorado, inconcluso, resuelto en amistad.
Pero en mi corazón sé que todo fue una larga expiación,
una oscura victoria sobre las celdas finales y crueles de cada día
las infinitas máscaras que me cubrieron como un único traje durante cuarenta años. Quizá simplifique todo ahora.
Quizá, sí. Quizá no. Nada altera la miseria humana
y mucho menos un relato, un poema o la confesión de hombre aterrado.

¿A quién importa? Moriremos como perro, me acusé un día
y quizá no sea cierto. Pero todo, felizmente
ha terminado, irreparable, ridículamente trágico.
A riesgo de repetirme, de algo creo estar ahora seguro:
con un poco de amor, todo hubiera sido más fácil.
Quiero creerlo así.

De Aún tengo la vida, 1975

HAY OTROS MUNDOS SE DICE

la tierra compensa alegrías a su debido tiempo
¿somos capaces de la paciencia necesaria?
¿recurrir a algún antepasado?
¿confiar en descendientes?
él nosotros vivió vivimos veranos de intensas nevadas
lo real es la mente el resto es espejismo
hay otros mundos, se dice, con otras sensaciones
y no hay una última muerte
somos lo que soñamos
dijo el que era él y el que no era él

De La mirada/Identidades, 2016

JOSE HERNÁNDEZ

En esta tierra sin coherencia
solo espero no ser juzgado por mis contradicciones.
Quien ame esta tierra
en la que debemos día a día
inventar nuestra propia realidad
sentirá laberintos en el corazón voluntarioso
para estar y ser y explicarse
ya que todo se contradice por ley natural.
Es como si la niebla
situara su reino de vastedad
y esparciera sus venenos
para condenarnos a la inacción,
para sospecharnos los unos a los otros.
Como cada argentino he sido mil hombres.
Todos tenemos infinitos rostros
para ser solo uno a la hora de la muerte.
Todo es inexorablemente relativo
y no hay tiempo ni piedad para el error.
Pero en algo somos únicos:
nunca nos descorazonamos demasiado
como para no volver a creer y seguir creyendo
ante la más mínima e incierta luz que llegue a alcanzarnos.
He sido siempre alguien:
militar, político, periodista, legislador, patriota.
Sin embargo, tengo mis dudas
que alguno de estos rostros baste
para dejar en claro algo de lo que he sido.
Es ley de esta tierra. Y a ella me someto con amor.

Pero en este país de cosas efímeras y discutibles
dejo tras de mí una única victoria
que tendrán que negarla con otra victoria,
si así fuera voluntad.
Deberán traer algo perdurable en las manos,
algo que permita herir de muerte a las tinieblas
para sentar entonces principios de fundación.
Y para esto, no bastarán las anécdotas.
Quien he sido,
despojado al fin de hechos subalternos
comunes a mis contemporáneos y a los que vendrán,
escrito está. El poema hablará por mí.

JOSÉ HERNÁNDEZ

En esta tierra sin coherencia
solo espero no ser juzgado por mis contradicciones.
Quien ame esta tierra
en la que debemos día a día
inventar nuestra propia realidad
sentirá laberintos en el corazón voluntarioso
para estar y ser y explicarse
ya que todo se contradice por ley natural.
Es como si la niebla
situara su reino de vastedad
y esparciera sus venenos
para condenarnos a la inacción,
para sospecharnos los unos a los otros.
Como cada argentino he sido mil hombres.
Todos tenemos infinitos rostros
para ser solo uno a la hora de la muerte.
Todo es inexorablemente relativo
y no hay tiempo ni piedad para el error.
Pero en algo somos únicos:
nunca nos descorazonamos demasiado
como para no volver a creer y seguir creyendo
ante la más mínima e incierta luz que llegue a alcanzarnos.
He sido siempre alguien:
militar, político, periodista, legislador, patriota.
Sin embargo, tengo mis dudas
que alguno de estos rostros baste
para dejar en claro algo de lo que he sido.
Es ley de esta tierra. Y a ella me someto con amor.
Pero en este país de cosas efímeras y discutibles
dejo tras de mí una única victoria
que tendrán que negarla con otra victoria,
si así fuera voluntad.
Deberán traer algo perdurable en las manos,
algo que permita herir de muerte a las tinieblas
para sentar entonces principios de fundación.
Y para esto, no bastarán las anécdotas.
Quien he sido,
despojado al fin de hechos subalternos
comunes a mis contemporáneos y a los que vendrán,
escrito está. El poema hablará por mí.

LA BÚSQUEDA

vicio redentor, ávido pero grave,
confió mi suerte humana a la luz que cierra los párpados

¿para desbrozar sujeción
terrestre fue necesario
tanto arte de palabra? pregunta la sibila

tu pregunta llega muy tarde
a este alboroto, a este hervidero de criaturas
que buscan padre y madre
en la médula de sus huesos

De Refugio de altura, 2014

LO ETERNO

a tiempo deriva el silencio
polen que cae fuera de control

OTRA VIDA

La vida es real sólo en ciudades que sueñan.

De La vida la más bella, 1988

PAN DE INVIERNO

el pan de invierno es un ángel aparecido
que espanta el pánico
ciencia de lo natural absoluto
que da dicha
a los sonámbulos sensatos
y a los plácidos locos
untados todos de tinieblas

REPOSO DEL MARGINAL

animal hermano a mis pies sin nostalgias de selva
hecha de paz esta nada
un tumulto en los oídos mañana
con usurpación de cielo
después de la noche haré oír mi voz
esta espera de un nuevo nacimiento
sin alientos extraños
savia de mujer

ÚLTIMOS DIÁLOGOS EN LA BUHARDILLA

Cuando papá enfermó eligió la buhardilla.
Pocas las cosas a su alrededor: la vieja foto de Einstein
los libros de medicina, la cama, un anotador
y la intrusa luz del otoño en la ventana.

Subí a la buhardilla y bajé a la infancia.
Había ya ausencias que se volvían presencias.
Nos miramos fijo después de mucho tiempo difícil.
Pidió limones de mi casa para quitar el sabor
que los rayos de cobalto le dejaban en la boca.

A nuestro modo, como siempre, pudimos entendernos.
Él escupía la muerte bajo protesta.
Yo le mostré cómo era mi cara con lágrimas.
Después, discurriendo sobre el futuro que nos unía y separaba comenzamos en paz
los últimos diálogos en la buhardilla.

UNO EN UNO

él que es él y él que no es él han cruzado sus caminos
uniendo identidades y cuerpos
sienten que no hay derivas
ni paraderos borrascosos ni angustias solitarias
es como si los lobos hambrientos hubieran desaparecido
los de adentro, no los de afuera
son la misma ola que lleva un dios
sin el habla bastarda de sórdidos oficios