BEPRÉ, JULIO
ALIENTO QUE ME VIVE

No existe don de evidencia gastada,
y somos esta anchura de mi frente y sus manos.
Larga espera ahora se levanta
mientras la sombra duerme su aliento que me vive.
Se acerca a mi por un camino raudo,
y este hoy enluce los tiempos no venidos;
sus ojos entresacan angustias de mis ojos
y así me desconvierto por su ser en llamado.
Desde el espacio arriba aquello que concita;
mis brazos no resienten su yo desvanecido.
Le hablo y siempre tiembla esa tangencia
de las horas del año y del paso del siglo.

ALUSIÓN A UNA AUSENCIA

Vagamente advirtió que no vendría
hasta mostrarnos un campo con mariposas
y palomas.
Dijo que los años habían
dispersado su nombre.
Quizá lo retuvo esta pobreza
y el momento
en que los hijos esconden
sus ojos tras las manos.

ASENTIMIENTO

Seguro movimiento
destruye la hojarasca
con gesto primitivo hacia la tierra

El día se despierta
cuando se abre el cielo
y hay gentes que conviven resplandores

Como una partida total
es el asentimiento del amor
correspondido al mundo

CALMA

Frente al fuego devastante del día
alcanzo a compartir un cielo inmóvil
en el lento transcurso del verano.

Y aunque todo es ruinoso
y el mar acoge aquel grito contiguo
al vértigo de cada desmemoria-

antiguos avatares regresados ahora
ofrecen un sabor que alimenta la boca
y una larga esperanza por el viento traída.

Porque el mar entró en calma
y no vuelve la niebla de lo que no es
ni ha sido
y ya crece en los ojos
el secreto del mundo.

CASI AMOR

Quizá el tiempo haga que su voz
retarde pronunciarse.
Quizá lo decidan las acacias. Sus flores
despliegan cierto viento,
cierta noche donde las sombras de las quimas
se hacen blancas recelando a la luna,
tal vez por todo ser un ir desde el olvido.
Octubre no sabe qué ha pasado en las venas
y qué puede en más disponer la vigilia
a este eterno pasado del presente.
No calla la fecha audaz de la demora
para saber al fin dónde se encuentra
y por qué no estamos juntos caminando.

CIUDAD

Caléndulas
helechos o geranios
son simple ilusión de balcones audaces
en esta ciudad densa donde un río
lento mide su color con la noche.

El nervio se adentra en el espacio
y la semana es tránsito indigente
y un mar de luz quebrada el cielo
sobre la hiriente desmesura del grito.

El hombre como siempre se pregunta
baldado en el cruce de estas calles:
¿es posible que renazca el amor
en el brillo alienado de los ojos?

Cerca de allí unos niños alborotan el aire
y la fuente libera las figuras del agua.

El día es impasible en esa hora.

COMIENZO

Cuando una muerte viene
los pájaros no callan y confiesan
la inquietud de la tierra.
Desciende la duda en las miradas
e inunda el agua del disgusto
la herida crónica del dia.

Como acechar el mundo desde fuera
y las plantas feroces del olvido
o callar la huida y su pregunta.

Y el camino cerrado en el tropiezo
y las piedras del hambre y un comienzo
con la clave secreta ya perdida.

COMO SI VIERA

El día se hace extraño y con premura
un rumbo busca en la calle sin nombre.

(Al través de la luz
una pequeña hoja
es sorpresa del aire).

Despacioso me allego a la puerta entreabierta
y contemplo al descuido un jardín olvidado
entre gritos de gozo y el correr de los niños.

Imagino las cosas entregadas al mundo
más allá de la vista y hacia nuevo sentido
y concibo los sueños y con ellos la vida.

Como si viera al pájaro saludar con su trino
y me incitara un ángel a seguirlo en su viaje.

COSTUMBRE

Está lejano el corazón de la alegría
y es dura la audacia del verano
cuando el sol convierte en fuego
cada segmento de las venas.

De toda pulsación dispone
-feral e implacable-
trazando figuras displicentes
en el aire ardiente y blanco.

Distantes la estación amable,
la demora de los años impares
y el vano, último aliento
de un futuro extenuado.

Y así permanezco en el solsticio
donde el tiempo irremisible allega
su larga costumbre descuidada-
una fábula más bien sin comentario.

CUENTO

Cantaba la mujer desde temprano
y el duende deshacía
el centro de la siesta.
Cantaba la mujer desde temprano
desplegando al instante
su simple tarea concentrada.
No importa que mi mano la distraiga
y le conceda temblor a su tibieza.
No importa más el sol precipitado
como un rubor pálido y tenso.
(Segura es esta luz y aquella sombra
donde el duende concluye la tarea.)

DE UNA VASTA MEMORIA

Es imposible volver a otro comienzo
pues nadie puede renacer
ni pasa igual por el lugar de antes.
La ventana me ofrece un jardín encerrado
y esa impasible espera demorando su fronda.
(Una pequeña higuera detrás del emparrado,
un limonero, un jazmín embriagante
y el crecido pasto que clama limitarlo).
Escucho ahora los ruidos de una radio,
la decidida algarabía de los niños
y el seco golpe de una puerta al cerrarse.
Y aunque nada más sé de lo que existe afuera,
en mi crece la furia de una vasta memoria:
saber que estoy vivo y que descanso para
volver luego a salir y seguir preguntando
si es posible un nuevo nacimiento.

DEMORA

El mar es llanura displicente
visión undosa espesada ante el sol
e imagen de tardía memoria.

Dispone con audacia de mi nombre
y su llamada insiste
salobre y cabrilleante.

Pero una voz me advierte pesarosa
y el mar está al acecho
y ahora muy cercano.

Ninguno repara en mi demora
porque no hay quien responda
y el que mira enceguece.

DESPLIEGUE DE LA NOCHE

Algo ha cambiado. Una somnolencia cierta
invade los actos y las cosas,
y la avenida antes bullente
parece moribunda ahora
sin el continuo ajetreo de los pasos.
El árbol se despide del estío:
desprende su hoja
y acerca su mutismo hacia la furia
del hecho cotidiano.
Sólo del verano queda
algún adiós de una mano perdida,
el gárrulo recuerdo de los pájaros,
la misteriosa ausencia de los niños.
Este despliegue de la noche sabe
de esta hora en que alguien se pregunta
y prestamente decide contestarse.

DESTINO

Sencillo es verte regresar
aunque siempre aparezcas
como en niebla sumida.

Boca eres, vaivén, ojos
descubriendo lo que no es
o lo que en Dios es todo.

Pero eres también silente voz
del punto decisivo de mi suerte-

el llanto vulnerable,
los signos de una frente
y los altos
espacios de la sangre.

Oh, este dolor es visaje
llamado en otro olvido
y el lugar preciso donde
mi destino se abre.

DESTINO DEL AMOR

Una luz ha creado esta serenidad donde
el silencio
de su rostro me habla, y señala ese vientre
henchido alguna vez por nuestra entrega.
¿Adónde irá este amor? Su lenta mano
lesiona el día último vivido
la siguiente llegada y otras muertes
presurosas que se mueven en la sangre.
Ya sé que hoy se ha extenuado esta pregunta
y sólo una memoria de su ser me alcanza.
No sé más lo que prolongo a las personas,
ni sé de mi lugar ni sus lugares.

DÍA PERDIDO

Veo apenas la huella del regreso
y el tiempo es un estuario de promesas
donde la tarde fija
el descendente vuelo
de un pájaro sin nombre.

(De seguro en la noche
nos cercará el pasado y el eco de lo dicho
y tendremos sin más
absorta la mirada.)

La realidad se astilla
y taja este silencio
porque ya la palabra
despobló su sentido.

Mas ahora en el aire se aquietará la frente
y aquel día perdido del año más distante
traerá hasta nosotros
la niñez del verano.

DICHA

Entrega su gesto sin escape
y de pronto dispone
remozar el destino.

Desnuda en tanto la ciudad su ribera
y el instante no niega
esta parte del mundo.

Y si bien permanece una cierta zozobra
la vida es como un cielo
despejado de nubes.

No la dejes partir
como un ave de otoño
al hechizo del Norte:

de infinito vacío fueron calles y fechas
y en la sangre nacía
cada embate del mar.

ESCORZO

A Raúl Diego Cuquejo

El alba se detiene
hasta esfumar la sierra

y al despertar el sol
la mañana comienza
rumorosa en el río.

Reverdece la menta
y el pájaro remonta
sobre escaso rocío.

El cielo transparenta.

Es un aroma el día.

ESTE AZUL

El tiempo estalla en el comienzo
pero el sol no enceguece
y la mirada demora aquel instante
donde se funden
senda y horizonte.

Y es la vida inmensa como todo este azul
y emblema el corazón
suspendido en el aire.

Porque si antes intacta fue la dicha
y hubo historia después
bajo un árbol sapiente

la espada no muestra más su llama
y el Custodio inmutable
no guarda ya la puerta.

HUMANIDAD

Esquema somos
entre abiertos brazos
cuando esta vigilia
nos exalta

INMIGRANCIA

Aquel desvaimiento atrae
un rumor decantado
y esa boca dormida
cuando apenas roza.
Inmigrante eres
allí
donde tu génesis mantiene
la costilla en mi carne.

LAS CATEGORÍAS

a Jorge Sichero

Deja el agua su rastro madurado
postrando sacrificios y perdones
y es midiendo los pasos de la tierra
como convergen los cansancios

Se estigman circunstancias
y su tiempo
no ilumina ahora los espacios
sin el fuego de las otras voces

Fugitivos somos de los cuerpos
hacia presentes alboradas
aunque todo aguarde y nos disponga
la progresión de otras vigilias

LAS INTROMISIONES

1
¿Cómo referir todo esto con palabras adecuadas? ¿Cómo
comunicarse con ustedes, inmersos en una existencia
tan distinta?

Espacios y tiempos ya no cuentan para nosotros; mas
se nos impone penetrar a veces en los sueños, en las memorias,
en documentos, en daguerrotipos o en diarios amarillos
olvidados en cualquier desván, sin saber nunca con
certeza el sentido de estas intromisiones.

2
Sí. De tanto en tanto se nos envía a determinados lugares:
a una playa frente al Atlántico, por ejemplo, o a cualquier
perdido punto de la pampa o bien a la abrupta altura
de una montaña; también a espesuras cercanas a los lagos, o
a casas o plazas de esta u otra ciudad.

Se nos manda siempre y cuando ustedes lo motiven,
porque de otra manera no tendrían sentido estas idas y venidas,
este fatal transcurrir entre dos existencias.

3
Y no digo esto por cansancio o tedio: también somos
extraños a ese tipo de padecimientos, sumidos tan fuertemente
como estamos en la dolorosa atención de nuestras
presencias.

Pienso que nunca sabremos para qué se nos envía.
¿Quién podría explicitarnos el misterio? ¿Quién sabrá lo
que nosotros ignoramos?

4
Confieso que nada se nos escapa del mundo de ustedes,
y que continuamente recibimos sus mínimos detalles, posiblemente
para irnos acostumbrando a sus maneras y así espiarlos
debidamente el día indicado para ello.

Esto viene al caso porque hoy me dieron la señal de
partida, destinándoseme a esta plaza donde me encuentro
entre los árboles y plantas con sus flores abiertas, vigilando
a los apurados transeúntes, indemne al ruido de los automóviles
que se desplazan por la avenida, y sorprendido finalmente
por el bullicio de los niños de blanco salidos de
una cercana escuela.

5
Así ubicado, llegan precisamente ahora los dos jóvenes
a quienes debo mirar. Conozco sus nombres, edad y ansias;
se sientan en el banco próximo al mío y delante de una
Diana cazadora.

Plenos y decididos, entregados a un diálogo tierno, sus
palabras me recuerdan a las que alguna vez yo dije.

Los vuelvo a mirar y no comprendo por qué sufro.

6
¿Sospecharán acaso ustedes que también yo estuve
cerca de esa Diana cazadora, y que besé y miré anonadado
la belleza de unos ojos?

¿Sabrán quizá que mi dolor no es el de estar viejo para
amar, sino el de ser un muerto sin paz, condenado para
siempre a estas intromisiones?

MAÑANA

Hay una quietud de ojos en el temblor y el frío
de los pasos de siempre cuando niegan la ausencia
en la calle desierta de esta hora temprana.

Juntas están la crónica y la fecha:
limpias como rostro, desvividas sin muerte
y blancas por la altura del humo de esas hojas.

Una humedad ligera, un color recordado
en la sangre de ahora y en su lucha pequeña.

Miro al sol despertante del día
y es la misma historia, y es otro el comienzo.

MUCHACHA

Perdida o muda tu mirada alcanza
esa alta gracia de la sangre,
o tal vez sólo seas el color
de una luz no creada.
Aire es tu nervio transformado
o soltura grácil de una fiesta,
y enigma el ojo que refiere
todo lo que agregas a mi paso.
Rendida tu figura por los dones sueña
en otra tarde y su progreso y siente
este extraño callarse de la vida
en los metros sostenidos por la calle.

MUJER SIN NOMBRE

Ni en plenitud de luz o en dura sombra
y nunca tampoco en la penumbra
mi aventura decae.

Su imagen ya refleja
el color de otra herida.

Es la espera de horas
donde las calles tensan
esta larga pobreza
y el paso del apuro.

Pero allí donde se afirma tu presencia
asoma en el destino esa alegría
de un encuentro fortuito
sin el peso
fatídico del día.

Y siento alzarse en el vecino aroma
la unidad progresiva de mi tiempo
y esa húmeda costumbre de los ojos.

No. No es sueño esta mujer sin nombre
ni el desvelo caído de la luz
ni la quiebra segura del silencio.

NACIMIENTO DEL ANSIA

En esta soñante cercanía
aún hay duda de haber vivido en ella,
pues otra presencia me compele
hasta llegar al hueco del olvido,
a otra sal y a otro nacimiento
alzando la mesura de mi cuerpo.
¿Nos lleva hasta el delirio,
a esa tierra de escarpada ribera
donde el ansia aludida
se anticipa en la sangre?
¿Acaso al rastro de la espera
o al amor no deshecho
despertando su frente?
La estación es otra mansedumbre,
una larga extrañeza.
Es esta lluvia y el color ausente.

NADAHACERSE

La fecha trae un rasgo desigual y desnudo
de insólito recuerdo. Asoma en él
la desplazada zona de espejismo
y aquella sensación de cuando el mar
borraba sin querer la huella joven.

Después vino la hora de las sienes cansadas
donde hay grito y apuro sin respuesta de nadie
y el eco es un socorro que no puede alcanzarnos
porque surge del centro más distante del mundo.

Y aferramos dispersos los oficios del día
y el perfil sumiso urdido en la retina:
sólo es así posible conjurar el instante.

Pero el mar ha llegado a la sombra del pecho
y aprovecha su fuerza para doblar mi espalda.

En ese nadahacerse se demoran los años.

NO

No puedo soñarte.

Es posible no encares
la realidad del ansia.

Entonces
el dolor se haría
instancia inmutable de la vida.

No puedo no soñarte
porque la suerte de esta historia
continúa
y un mar podría ser
donde al garete
esta sed infinita
te anegara.

NOMBRES

Queda la penumbra por el aire de la ciudad
callada.
Quietud de rostro y sueño mira
el olvido en los labios.
Es la ley de un sol de vencida presencia,
y el muro de una calle distante
y la noche y una luz de desecho.
Es el tiempo que entresaca el año
de lentos futuros convocados
a esta sala con su gente dispuesta.
(Tal vez sea la fruta que la boca gozara,
o la canción evadida de un patio
alentando al que escucha sin saberlo el
cantante.)
esta penumbra surge de una voz exaltada
contigua del silencio roblado por la noche,
arrancando del tiempo prodigioso del mundo
los nombres ya perdidos, los aún no llegados.

PASOS

Distiende el borde de los labios
y el persistente parpadeo
junto a la zona del enigma donde
lo dicho es parte de la muerte.

¿Acaso se desplaza por la sombra
de un lugar sin nombre ni suceso
la cantidad de mérito visible
y el lado incierto de la ausencia?

La memoria es sólo ansia
del eco nimbado por el tiempo;
un olvido de niño en otra aurora
y la línea más honda de la frente.

Porque si todo ha vuelto a revelarse
y el presente es anuncio del asombro
herido un ángel con amor silencia
los pasos decididos del encuentro.

SIEMBRA DESMEDIDA

El agua derramada por el tiempo
arranca las flores de sus plantas.
Hoy ya no pasará el indicio
bajo el dintel que antes fue celeste.
Niebla es el ser
ardido en el atajo de los brazos,
y breve aquello que se ama
y enmudecida salvación constante.
La siembra se ha vuelto desmedida,
y ya ley su nombre en este árbol.

TIEMPO

Tiempo de silencio
por calles que extasían pasos
y manos en espera de manos

Aire complaciente de regreso
y alusión breve que decide

Razón eterna es esta noche
altar y rostro verdadero
por tránsitos de vida que no escapan
a la voz que llega

Como un silencio frío
y lenta expresión
de único destino

* Nació en Córdoba.

TIEMPO ÚLTIMO

Este seguimiento de jornadas
acerca una agonía
cuando alguien despoja antiguo paso
sin que existan menesteres holgados.
El hecho no mantiene
esta hora extendida,
pues ya ni acuerda olvido
a la planta que creció con nosotros.
Si aquel mirar renuncia a mi contorno
y tiene la penuria parietales cansados,
es éste un tiempo último de arribo
donde sus labios sostendrán mis voces.

VENTANA

Se desplaza la sombra junto al sol
y es leve el aire
y distinto de aquel que mi palabra trae
a esta hora donde el tiempo enciende
la definida lentitud de marzo.
Alguna gente pasa
y esta ventana exhibe aquello que demora
y conlleva lo más inexplicable.
Sucede que conozco ya este instante
saciado por los ojos y mis torpes reflejos.
Después
los pies se mueven y las manos entran
en el acostumbrado color de las maneras,
en esta solicitud del visillo que espanta
la hora desasida,
la redondez solitaria de la casa.

VERDAD DEL SUEÑO

Crece la claridad porque adivina
escaso trecho entre árboles y sombras.

(El cielo desnuda su misterio
y las manos señalan
más allá de mi duda y tu certeza).

Tiembla una luz por su nuevo destino
y sostiene la forma
de aquella ausencia donde vives
y la lluvia descubre otros indicios
y hay ahora razón en mi escritura.

¿La inicial desazón
ha llegado al delirio?

Apenas la verdad de este sueño
cuyo vestigio emerge
y arrolla despiadado a esta vigilia.