BONOMINI, ÁNGEL
¿POR QUÉ NUNCA

¿Por qué nunca se habla
de la oscuridad de la boca?
¿Dónde suena la música que se sueña?
¿No será que, a veces, las pieles, por su cuenta,
se enamoran y esclavizan el hueso y su médula?

Y así hay mil preguntas
que le dan sentido a todo.
Axioma: lo obvio nunca es verdad.
Otro axioma: la gran riqueza
es inventar preguntas.

AL PRIVILEGIO DE PODER DECIR

Al privilegio de poder decir
la sutil transparencia del plano,
la fatal coincidencia del punto,
la equilibrada velocidad del círculo,
se opone, a quien oficia el verbo,
la imperturbable serenidad del silencio.

Al fin se sabe
que en el secreto fondo de las cosas
yace, en yacimiento de milenaria esencia,
la ígnea verdad líquida de luz,
la verdad inasible
sino por la presencia del amor.

*

En otra realidad
cuyo espacio es de piedra,
estamos socavados,
en hueco y en vacío,
sin tiempo, pero con nuestro rostro verdadero:
es la forma acabada de nuestra libertad,
el resultado final de nuestros actos.

De la astucia del zorro
o el sagaz zigzagueo de la liebre
se deduce una ciega mecánica
más vulnerable, ciertamente,
que la aparente torpeza del ángel
cuando atraviesa cristales sin saberlo.

Más eficaz, más práctica,
la inocencia crea con fatal sabiduría
una realidad más diáfana.

*

Extraños valores representan
astros y religiones, circunstancias
y libertad,
si uno tiende a pensar
que es objeto de tales representaciones.

Convenga acaso
no sentirse humano sino
en cuanto las palabras
son sólo cargas dedicadas
a la serena y ardiente contemplación
de cuanto entrañan.

*

Si un ciervo
se extraviara en el bosque
adoraría cada árbol
como si fuera
la clave de su libertad
o su destinada tumba.

*

El barco vacío
-ahora que amanece sobre la playa-,
dócilmente cede,
sin reparos,
al movimiento del agua.

Así estar en el mundo,
aún después de la inteligencia
que todo considera.

Optar por el modo del barco
a fin de integrarse
en la armonía.

*

De la amenidad festiva
que sugiere el mundo a los sentidos
precaverse
con la fiesta interior
de proponerle al mundo
el sinsentido del azoramiento.

Dios se oculta en sus huellas.

CUIDADO

Cuidado,
porque si bien obramos en un presunto tiempo,
en un tiempo que presumiblemente
se deshace en olvido,
lo que fue es, y lo que es será:
Todas las rosas de la historia
oran en ascendente aroma,
y la sangre del cuchillo homicida
fluye en forma incesante.

Nacidos de morir:
entonces,
las horas son de la dimensión del ojo
en el que cabe el mar,
y cada palabra, en lugar de mención
es el cuerpo en que habita lo nombrado.

Nadie que no haya muerto sabe.

FINALIDAD

Que el pulidor de diamantes
frote hasta que el mineral
desaparezca,
y así la ausencia
se convierta en metáfora
de la transparencia.

*

Por distintos caminos
somos un mismo rostro,
el mismo desamparo,
el mismo nombre.

Hay playas vacías
donde el sol cae confuso
en forma de castigo o de consuelo,
pero estamos preparados
para esa confusión
y en ella nos gozamos.

Voltear los muros entre
las cosas y sus nombres:
que sea
como nadar el pez,
o perfumar el bosque,
o ladrar el perro,
o volar el pájaro.

*

Desconfiar de la belleza
no es un principio malsano
si se advierte que toda manera de espanto
reviste tanta hermosura
como las repugnantes y prestigiosas rosas.

*

Digamos:
Dejaré las pieles del orgullo
en cada caso. Dejaré de crecer.
Reduciré mis límites
al que impongan mis párpados.
Me quedaré en secreto.

Que nada me atestig�e ni me nombre;
que obtenga el olvido ajeno y propio
a fin de poder seguir haciéndolo,
no tanto para hallar
como para que sea
la búsqueda lo hallado.

HAY UNA SOLA LIBERTAD

Hay una sola libertad rescindible:
la que impone la irracional sabiduría.

Saber someterse, pues, cuando llega
el dictado de quietud.

Porque la fácil cesión a la tentación de obrar
puede ser como si una paloma, por afán de belleza,
decidiera estallar
para convertirse en lluvia de plumas.

LA CONSIDERACIÓN DE LOS MILAGROS

La consideración de los milagros
obliga a una desconfianza razonable.
Más vale el simple asombro,
la inocente incredulidad
y hasta la sabia indiferencia
que la deformación de lo cotidiano
por manía admirativa.
El torpe riesgo es, si no,
que, de pronto, el agua,
en vez de agua de beber
se haga Diluvio o Bautismo.

Las extensas terrazas
de la casa que jamás fue construida;
las vides ocres que no fueron plantadas;
el tiempo anterior al primer instante;
la ciudades no creadas;
el contrasueño, el revés de la realidad;
lo que no es objeto de olvido o nostalgia;
lo que no existe ni existió
ni en horas ni en geografía:

De todo eso se nutre y muere,
allí reposa,
sobre eso obra esta forma de ser que somos:
una mera posibilidad
ante infinitas renuncias.

LA EXPERIENCIA DE PAZ

Hay una sola libertad rescindible:
la que impone la irracional sabiduría.

Saber someterse, pues, cuando llega
el dictado de quietud.

Porque la fácil cesión a la tentación de obrar
puede ser como si una paloma, por afán de belleza,
decidiera estallar
para convertirse en lluvia de plumas.

NOCHE

La numerosa realidad se borra
en el aire vacío.
Todo pierde su nombre
en la unidad secreta,
y la esencialidad de cada cosa
se recarga
al lúcido amparo de las sombras.

*

Consiste en crear una ventana:
súbitamente surgirá un paisaje
único, infinito,
y el misterio trepará a los ojos.

*

El hacedor de esferas
sueña
que ha de haber otra forma
que contenga y represente todo,
pero sabe
que ese sueño es parte de su oficio.

*

Cuando no hay respuesta
primaria,
ni racional,
ni emocional,
la solución es esa.

*

Volveremos, cada vez,
hasta agotar el ser que somos
para que, de pura vida,
podamos adquirir el sentido
de nuestros nacimientos repetidos.

*

Todo está preparado
para la ceremonia.
Falta el protagonista.

*

La sabiduría de las piedras,
capaces de volar si las arrojan
o de estar, para siempre,
quietas sobre el planeta
atestiguando el cuidadoso
proceso del tiempo
que las pule con su invisible substancia.

OFICIO Y FINALIDAD

Repetir una y otra vez
aquello de que se carece
a fin de que a fuerza de insistirlo
quede creado:
dibujar en el aire
hasta que el sonido del rasgo
se convierta en silencio.

Y así, cada piedra contenga su rostro;
y cada instante de sordera contenga su voz;
y cada partícula de obscuridad
revele el sol de su presencia,
y cada gota de muerte
devenga semilla.

Se trata de buscar la palabra
para callarla.

*

Tiende al silencio la palabra,
a fundirse en la bruma que la envuelve,
y el ejercicio del verbo
tiende a enmudecer al practicante.

Así, la mano en el agua
devendrá transparente,
y el pájaro es única forma del aire.

TORRES PARA EL SILENCIO

Eso se quiere,
lo que no está escrito,
la ausencia de la palabra,
un modo de estar
que no requiera signos
ni exija armar esta torre de voces.

En tanto, sin embargo,
inevitablemente,
es preciso valerse
de estas significaciones
parecidas a sombras
y a perfumes de sueños,
como si se tratara
del descanso previo
y del ejercicio previo
y necesarios
para dar la batalla final.

Porque debemos entregarnos
quietos, y en silencio.