CARMONA, LUCÍA
DOMINGO CERRADO

Estoy en el extremo de un zonda
de domingo cerrado
y alguna posición dentro de mí
late un antiguo esbozo de batallas.
Un seguro mandato
para aguardar de bruces las extrañas vendimias.
Estoy
en un domingo con fronteras de polvo
y vuelvo a conocerme en la medida
de los altares de leyenda
donde los viejos adoraban los santos
barridos por el viento
y oraban musitando salmos secretos
de palabras breves.
Estoy en un Domingo con puertas de derrota
pero apenas he salido recién a luchar y se escucha a lo lejos
un génesis sin agua
y una pasión enferma.
Inédito

EL COMBATE

He tratado de liberar
mis fieras íntimas
para que cada una
degluta su propio viento
de voracidad
y de infinito.

He tratado de atar
y desatar
sus cabalísticos incendios
y ellas
pacen lejanas
la verdadera hierba de mi sangre.

De Las infinitas palabras

EL HUÉSPED DE BRUMAS

Y ya te estoy posando
sobre esteras de tempestad sagrada,
hijo de madre en signo
de audaz misericordia.

Desde hoy te crucifico,
limitado por los carbones agrios
y los besos.
Te condeno a los poros del naufragio,
a la pasión del símbolo,
a mi techo de ramas
y al poema.

Desde hoy te asumo
reo luminoso
entre lobos dulcísimos del sueño.

Te convoco al follaje de los días,
a la sed y al poder de la ternura,
a los vendimiadores del infierno.

Te renuevo los ojos
y te lanzo
a la victoria azul
contra los cierzos.

De Poesía -1967-1987-1988

EL TIEMPO DEL ADIÓS

Aquél era el lugar de los andenes.
A veces creo
que son la euforia del fuego.

Aquello era la hora del subsuelo.
No sé si bajo el sur
el metal es de huesos…

Era el exacto tiempo de las muertes abiertas
cuando los altos arcos
ubicaban la carne desnuda
y el primero de todos los ritos.

En el lugar aquel, estaba sola;
el clima posesor, el negro leño
y una pequeña arena redimida.

Ahora lo sé.
Los andenes son un viento de hierro.

De Después de los andenes

ELEGÍA

Hacia la húmeda altura de la luz
extendió su concierto de albos panes.
Buscó por el jardín
las formas del silencio
abrazando en los ojos
las sombras y los besos.

Yo sé que se ha quedado
su corazón temblando,
la oración transmigrando
el espejo del viento
y donde enciendo cirios
al pie de los cristales
me mira tan absorta
que hasta en misericordia
fragmento las hogueras
por no dejar sus huellas
clavadas en el árbol.

Abro la savia
y ella
continúa mirando
mi sonido en los muros.

Mi madre
ya ha elegido el sitio de la muerte.

De Poesía —1967-1987

EN LA SOLEDAD DE LAS RAÍCES

Expectante
la otra
cuenta los huesos milenarios con los que levantó su cuerpo.
Vive en vigilia de sopor eterno.
A veces se desdibuja
como si fuera nada
pero late y sucede
cavando madrigueras de silencio.
La otra
guarda nombres
para que no los dañe la tormenta.
Es mujer inconclusa
que teje con lenguaje
su propia lengua muerta
y renace
y sepulta el extravío
para nacer de nuevo.
Hay días
en que no encuentra el alimento
de tanta soledad por las raíces,
entonces se agiganta
y es leyenda secreta.
Hay días, porque hay días
en que muere feliz
de muerte entera.
Inédito

FIN DE MILENIO (FRAGMENTO)

II
Hay un héroe en las horas del lobo
o en las festividades de la carne.
Un héroe, pero nadie compende el pasado
como reflejo predestinado
sino que todo se resume en el estremecimiento abismal.
Un héroe que parte de los genes
y derrama la sangre del milenio bajo las lunas anunciadas.
Un héroe que construye poblaciones
con los dioses sentados a la mesa del cuerpo.
Un héroe que es un niño vulnerable
porque intuye la muerte
y todavía duerme
sumergido en los ríos del tiempo.
III
El sistema de los astros
no puede dominar este vértigo
cuando el cerebro estalla
también con la ebriedad del nacimiento.
A punto de naufragar en la sentencia
y encarnar otro lucero secular que arda
desde la frente hasta la eternidad.
De Tiempos de la casa

LA LITURGIA

Mi sed de carnaval
está en cáliz de Pascua.
Me he quedado dormida en el insomnio
de arder en pedestal
y estar de ríos.
Soy como el destructor
de su colmena
porque la miel me sabe
a salmo diluido.
Y llueve densamente
donde el lecho
en que extiendo el laurel
toca mi carne.
En estos días bebo
la sed eucaristía de los muertos.De Las infinitas palabras

NIEVE

Todo empieza y termina en la nieve,
todo
bajo un resplandor de infancia y profecía.
El resplandor estuvo antes
del día señalado
cuando la piedra
comprendió la ceguera virginal
y se hizo madre,
madre potencial
de todo eco posible.
Voluptuosa de vidas anteriores
yerta por sucesiones
y germinal por el magnífico fin. La piedra fue besada en el frío
y todo comenzó
hasta los infinitos.
La nieve,
el inicio y la nada,
la expiación de un universo
bajo el beso de hielo.
Aquí en el pueblo,
la vida se diluye
en un golpe de bendición
y una venganza de pájaros supremos.
Enceguecidos hombres
son ahora profetas del camino secreto.
Tendida sobre el tiempo
soy una renegada
que se aferra a su órbita
o quizás
una antigua extasiada del blanco inmemorial.
Nieve sobre la piedra
Nieve.
Solamente los dedos
congelados de Dios.
Inédito

NOCTURNO EN ELEGÍA

Y detrás del patio en penumbras,
un rumor de agua cayendo
sobre mi desconsuelo.
Oh, si supiera que hora y que deshora
me mantuvo de pie
con el talle en cenizas.
Oh, Dios, ya no hay remedio,
las sombras van cayendo sobre mi corazón.
Inexplicablemente
he llevado mensajes a la piedra
y he traído conjuros de los astros,
así, extraña de mi piel,
extraña
siempre lejos del centro de la tierra,
siempre ajena
al vaivén de los mares,
deslumbrada de dolor
ajena
siempre.
Ahora, aquí en el patio
voy oyendo las voces de las patrias perdidas,
las voces de ofertorio
y en realidad no escucho
más que el grito ancestral, más que ese grito
que se acuesta conmigo cada noche
que me tiene entre poros
y me lanza al vacío.
Siempre desando por los mismos arcos
que van desde mis sienes a la muerte,
siempre clausuro
el lugar de mis antiguas vértebras
y coloco en su sitio vestigios de raiz,
vestigios de alba,
una rara estructura cifrada por estrellas.
Cierro también la sed de mi cerebro
y le doy a beber las correntadas
que bajan del milenio a grandes bocas.
Escucho ahora el fuego
que es igual que escuchar la historia del aliento.
Todo universo pende de sí mismo
Y todo balancea su confusión de péndulos.
Afuera el patio en sombras
Y la noche.

OTRA VEZ PRIMAVERA

Otra vez primavera, zonda
y este desprendimiento de mi propia envoltura.
Nadie sabe
lo que sobrevendrá después del remolino.
Acabo de nacer,
me han dado a luz entre la sed y el agua.
Doy los primeros pasos por tierra sin libertad
porque nadie pudo volar
y las alas
son un escandaloso resabio de la patria.
Soy una adelantada del recuerdo.
Mis padres vegetales arden aún de pasión incontable.
Me ha parido esta hora de árbol piedra,
si es que manos tendré serán las que agitaba
sobre los precipicios de la antigua centuria.
Zonda… otra vez primavera.
De Tiempos de la casa

POEMA

He visto florecidas las breas en el campo.
¿De qué cáliz pasarán por mi garganta
los colores armados?

He visto en las arenas
dos pechos muy oscuros
y una infancia,
dímelo
si han crujido en el polvo
las historias inciertas.

Veo ahora estas manos,
este candil atado a mi cintura,
la línea de los fuegos
trazando paroxismos
de vigilia fantástica.

Y no sé si en mi casa
han quemado las lámparas
una centuria de humo,
no sé si exclamo el tiempo,
nacer sin ti será
como nacer de huesos.

Quiero saber por qué
corro descalza.
De “Miserere”

* Nació en Chilecito, provincia de La Rioja.

POEMA – LLAMADO

Desde un país de dunas
yo te exclamo
extraño fuego salitroso y amplio,
desde mi piel de oruga convertida
de dislocado sol y vientos altos.
Te nombro simplemente
como nombro a la lluvia
cuando polen oscuro muerdo el canto
y retorna la lumbre desprendida
a bailotear voraz en mi garganta
cuando en cuatro estaciones
me desangro
y me alimento
y amo.
Te nombro desde las chimeneas, desde el alba,
desde este viento agudo de presagios
y de pajarerías sonámbulas y extrañas.
Te nombro desde dunas paralelas
por regiones de sur y telarañas
en este amargo y duro regocijo
de desgarrarte y pronto desgarrarme.
Te nombro quietamente
mientras corta mi vientre
de palmo a palmo tu sonora sangre
y aminora mi carne los latidos
para mejor morder reseco al aire.
Vivimos en un ciclo de cenizas
y hasta el viento se calla
y se aletarga…
De Hacia una tierra oscura

TARDE DE 22 DE MAYO

Procesión en honor a Santa Rita de Casia, patrona de Chilecito.
Ha envejecido el pueblo
todo
ha envejecido.
Sólo yo
resulto ilesa del tiempo
porque voy con la manos incrustadas
a la cuerda encendida.
Me voy tomando sombras virginales
de árboles que pasan
y paisajes que quedan
sigo bebiendo enfoques de cuerpos desterrados
y luego los destruyo entre las manos,
los pulverizo
y continúo encinta del cuerpo de la tarde.
Miro y prosigo
sin sentir ya la piel
porque no he sido la que era
sino ésta que quiere amar el tiempo.
Esta eterna crisálida
con rostros y más rostros.
Dentro de un año me verán corriendo
de nuevo entre los muros del socorro.
Inédito

TRAYECTO SOBRE EL PUENTE

Cruzar un puente
a la hora en que nadie se mueve,
que nadie avanza bajo el sol. Todo es silencio.
Al otro lado espera la tarde,
se adelanta, redonda
mezcla de náufrago y de luz
pero, no se puede instaurar en la ausencia
ni tan siquiera una visión,
es ausencia,
es esa plena vibración de nada
sobre el puente.
Eso de contemplar nuestros músculos
reflejados en el vidrio interior
y ver que se distienden
porque ya nadie los ata,
laxos de soledad,
laxos.
Inédito

TRES POEMAS EN EL VIENTO

Nacimiento del zonda
Nosotros, los hijos del zonda
sobrevolamos junto a las hojas la sangre magnética,
y en los sexos, la sed de las espigas antiquísimas, apenas balanceadas, apenas.
Nosotros, llevados por el viento
desde el centro de la plaza del pueblo
hasta los camposantos de las viejas aldeas
y desde ellos a nuestro corazón, aquí en el cuerpo.
Quizás fue movimiento
del cosmos inclinado
sumando sus diagonales con la masacre del infinito
para nacer sus hijos
así, tan nada o muerte, así,
ciegos de límite.
Inédito

TRES POEMAS EN VIGILIA – 1 DOMINGO DE RAMOS

Los objetos están lustrados de cansancio
y nadie se acuerda en que estación del año
se celebró el amor
por última vez
pero todos sabemos
que lo único incuestionable
es la tristeza.
No nos reconocemos
en la partida de los amigos
y tal vez el mismo polvo
que sacudimos de las rodillas lastimadas
en la infancia
sea el que ahora los cubre.
Domingo,
cansancio.
Olivos sobre soledad
igual a muerte.

TRES POEMAS EN VIGILIA – 2 JUEVES SANTO

Cae la tarde,
el corazón en una usanza
de alquimia desteñida
y en vigilia las manos.
Transformaciones son pasado
por heridas de letras y de carne.
La cruz mira a los hombres del pueblo
y ellos no se dan cuenta todavía
de la lejana torpeza de la muerte.

TRES POEMAS EN VIGILIA – 3 VIERNES SANTO

Un punto pequeñísimo
marcado por el hombre
se agiganta y se suma en maderos
hasta ser una cruz
sobre la que yace
con los labios resecos de dolor
aquél inocente
que modeló las manos
para trazar un punto
que pudiera mañana
agigantarse.
Inédito