CESELLI, JUAN JOSÉ
1.

desnuda
bajo el arco iris negro de la noche la encuentro
su cuerpo es una fiesta de manantiales
su sexo un mordisco de hierba fresca
yo me debato cercado por lobas celestes
por furias y vicios celestes
por el estrépito de sus cabellos
cayendo en la oscuridad
sus labios rodeados de espinas
exterminan mi inocencia
mientras mi boca
amplio estuario de melancolías
reposa sobre su nuca
tejida con pequeñas caracolas de menta

10.

armados con lanzas mágicas
rompimos los cristales de la Noche
dimos de comer a las bestias y a la aurora
repartimos el azúcar entre los frutos
y enseñamos a los pájaros a cantar

11.

aquel mueble era mitad cómoda mitad mujer
tus senos surgían de cajitas de música
y las piernas giraban con ruido de pasadizo
secreto
dejando escapar torbellinos de medias y de ligas
y perfumes de azahar
en sus curvas las manos quedaban atascadas
para siempre
tenía cajones mixtos que sólo guardaban
recuerdos
o caricias
y era inútil tratar de introducir la llave
cuando las cerraduras juntaban los párpados
para soñar

16

Y hasta aquí hemos llegado
De nuestra unión surge la criatura divina
de nuestra poesía
La lucha de los meses y las noches
Delirio y odio
Es inútil que arranque mechones de tus cabellos
Que cubra de llamas y llagas tus nalgas
Que clave mis uñas gastadas en tus senos
para penetrar el misterio de tu exorcismo
Es inútil
Como una llama negra me envuelves
Te apoderas de mi pelo
De mis dientes
De mis noches
Para navegar juntos un trópico de maldiciones obscenas
De castigos cruentos
En un abrazo maldito
De amor
(Los poderes melancólicos)

32,

Sólo puedo comer hierbas y raíces
Y mientras las aguas corrompen el pasado
Y llueve entre nuestros presentimientos
Yo espero de ella
La hora insensata de la tristeza
Pero una vez más sus labios tienen el sabor
de la sangre fresca
Y la energía radiante del vino nuevo

33.

¿Cómo es que me llama por mi nombre secreto?
¿Es que sus ojos son tan fuertes que lo han
descubierto?
Y mientras la noche se hunde dentro de sus
cabellos
Me abraza tan fuertemente
Que desaparece dentro de mí

34,

“Mi nombre ha muerto”
Y ella abre la jaula de mis ensueños
Que echan a volar como gorriones
Sobre el aire místico de una madrugada
que aún me aguarda entre los campanarios
de mi niñez

35,

Desataba todos los nudos
Deshacía todas las trenzas
Sabiendo que había llegado su último pasado:
Sus mejillas ya tenían el color del adiós

36,

“Sé que voy a morir”
Sus ojos descoloridos por el olvido
Han extendido sobre mi rostro
La tela blanca de la sentencia

37,

Si no me amas
¿Para qué sirve el sol?
Si no te poseo
¿Para qué quiero mi cuerpo?
Si no me acaricias
¿Para qué sirve mi piel?

38,

Para no
Dejar nada Que tus trenzas se lleven toda esta paz
Y que tus caderas dejen de bailar sobre mi pasado
Para no
Dejar nada
Acaba de una vez de verter los resultados de mis
desvaríos
Mórbidos como lana de pesadillas
Tus uñas han socavado mis estrellas
Y tu resplandor
Como un molinillo de lágrimas grises
Ha llegado ya hasta el fondo de mi garganta
Tu cigarra ha muerto
Tu voz sólo esparce las semillas del Otoño
De tu corazón brota la Noche
Llévate tus nubes y déjame con el muelle
precipicio de tus sienes apretadas sobre mi
soledad

39,

Violín María cuando nos amábamos
Alrededor nuestro
La lámpara empujaba las sombras contra
la voluptuosidad
Y mientras entre mis brazos se debatía
el último éxtasis
Tu cabellera en cuarto creciente volvía
otra vez hacia mí
Silenciosa e implacable Como la sombra de un águila

40,

Violín María
Yo he creado tu nombre
He amasado dolorosamente las dulzuras de tu
carne
He hecho crecer tus pechos
He tendido tus cabellos como una aurora
Soy quien ha abierto tus labios
Quien ha perfumado tu aliento
Quien ha llenado de luz tus ojos
Bajo mis palmas tu carne temblaba
y tu voz se ponía lejana
Soy yo yo mismo quien te conduce y te ordena
¡Levántate! ¡Vuela! y ¡Disuélvete!
(“Violín María”)

5.

Se introducía dentro de mí
Espesa y cálida
Cargada con los espíritus de la fiebre
y de la magia
Yo despertaba con precaución
Y soportaba asombrado su efervescencia como a
un inmenso lago de fuego
Pero tenía puesto el vestido de las noches
imperiales
Y bajo la superficie tenebrosa de su inocencia
Descubría que entre Dios y yo
Ya no había diferencia
Era entonces cuando me alejaba y arrodillado
lloraba
Para no perder nada de mi felicidad

6.

De noche
Mientras dentro de sus chinelas las aves
construyen los nidos de la intimidad
Le diré a mi esclavo que le relate mis hazañas
Y cuando por los rincones se amontonen las
breves alegrías de los arrebatos Y caiga sobre nosotros el incesante molino de la
borrasca
Se reclinará sobre mi hombro con el cálido peso
de sus alas en llamas
Las curvas de sus tobillos revelarán la nueva
geometría de la belleza
Y clavando en mis carnes uno a uno los sombríos
misterios de la cábala
Acariciando mis gemidos con el filo ensortijado
de la voluptuosidad
Hará sentirme tan pequeño
Que sólo podré amarla a pedacitos

7.

¡Oh divina! no pronuncies mi nombre
Los demonios podrían hacerme daño
La luna traza círculos de hongos
Y yo me siento más abrigado
Dentro de las fronteras salvajes de tus pecados

8.

Cuando como una paloma se calza las sandalias
Y sale a perfumar los jardines de la mañana
Su busto se desnuda dejando al descubierto
las primeras complacencias del verano
Nuestras bocas están increíblemente unidas
y nuestros pies lejanísimos
Los relojes se detienen en forma extraña
Y de sus vestidos jubilosamente desprendidos Se escapan los placeres como un inexplicable
abanico de pureza

9,

había noches vulgares y auroras aristocráticas
había hedores cómplices y fragancias locas heridas furiosas y puñales melancólicos
de muy lejos venía el rumor de la lucha entre
ángeles y demonios
y un viento nuevo de cabelleras en libertad

9.

Sentada frente a mí
Fulgurando en la claridad
Su presencia enloquece los muebles
Desespera a mi habitación
Sé que todo lo que nos une
A la vez nos separa
Pero su cintura sigue sin cesar balanceándose
luminosa como un manzano bajo el sol

ACERO NUPCIAL

Arriba un tornillo lejano alojado en la vagina
de la noche
Diez tuercas sexuales de pájaros-estrellas
La llave hacia la izquierda erecta
Lo suave del pico a la derecha
Con calefacción bajo las alas
El embrague acaricia tenuemente el fondo
Una vuelta más de estremecimientos tenaces
Por el pecho quince remaches de espasmos
A través de un interior espeso con botones mórbidos
Ruido de nieblas
Grasa de cometas
Limaduras recortes resplandores rebabas espirales
espoletas explosiones y escamas ebrias
Un tubo erótico y amor de bajo profundo
Sobre su última rosca de miel y mercurio me detengo
Y la aprieto
laprieto
laprieto
laprieto
laprieto

(“De los mitos celestes y de fuego”).

AQUELLA NOCHE PODÍAMOS TOCAR LAS ESTRELLAS

Aquella noche podíamos tocar las estrellas
frías como las flores de la madrugada
y como las flores intensamente perfumadas
con ese olor a distancia
con ese olor a vaho cósmico que percibíamos con el
alma
algo que giraba formando un rayo inmóvil
formando un águila ígnea
un párpado de Dios.
(Vísperas del 4� viaje)

CAMPOS MAGNÉTICOS

Pálida
los senos encendidos por el furor
venías hacia mí
implacable como un eclipse
un planeta partido en dos
Las hojas masticaban el polvo del sol
las flores mordían su carne violada
yo sorbía el olor arisco de sus orejas
frías por el delirio
Sus labios fermentaban
fermentaban sus deseos
gusanos y mosquitos nos invadían
el verano derramaba el semen bajo la lluvia
embadurnaba las abejas con miel
Sus piernas de taberna
con viejas manchas de vino
me asfixiaban náufrago en alta mar
yo hundía mis manos en sus misterios
en sus recuerdos timón en libertad
Tomé su cintura con temblores epilépticos su mano frágil empuñando una lámpara salvaje
y la habitación espiaba su sexo-escarabajo
mientras alguien
con un cortaplumas grababa sobre sus nalgas
una inicial

CANOPUS

¡Cómo pesan las estrellas esta noche!
Extraños asesinos se acurrucan despaciosamente
Se escuchan sonidos de otro mundo
¡Están tan altas las estrellas!
Y sin embargo cómo pesan
Horas de leyendas horas sentimentales
Temblores de hastío cálido
Mujeres con senos que cantaban como pájaros
Y nalgas que se cubrían de flores en primavera
De sus cuerpos de pan recién horneado
Se desprendían grandes masas de vida carnal
Las campanas adolescentes repicaban prodigios y misterio
Recorriendo el camino de los gatos
Deslumbrado por héroes impíos
Gozando la soledad de la lluvia sobre los charcos
O cayendo como sueños entre las hojas
Con la última aventura en los bolsillos
Y una espada mágica entre las manos
Siempre creí en el Milagro la Belleza la Poesía
Dueño del destino trepado a una higuera
Como un niño ante el altar
Puro en la infinitud del conjuro Recreando el universo con imágenes secretas
Embistiendo desarmado los sentimientos ardientes
Amé amé siempre sin ser amado
¡Cómo pesan las estrellas esta noche!
Unos chicos mean jubilosamente
Y yo ya me orino sin saberlo
Tanto amor y tanto orgullo
Tanta pasión y tanta tristeza
Una luciérnaga vuela sobre el hinojo
Hierven los perfumes en los jardines
Y los recuerdos afilan sus dientes
Haciendo más desamparada la vejez
Tenía la mirada alta de águila extasiada
La voz brumosa de canto rodado
Llevando consigo el murmullo de los ríos
Tenía los pechos sonoros de amores furtivos
De faros enloquecidos de girar
Así llenó mi vida de susurros de gritos y tormentas
Llenó mis ocios con dagas torturantes y soles
cadenciosos
Y en pleno invierno de la sangre amenazada
Estalló su amor con fragor de naufragio
Su amor de rocas copulando en el mar
¡Cómo pesan las estrellas esta noche!
Ya nadie me recuerda ni nadie me amó de verdad
Todo fue lucha torpe Con aquella mujer que olía a estrella matutina
Que tenía un sol en cada rodilla
Y cabellos que luchaban con la tempestad
Pero yo sigo siendo un niño
Y quizá fue la vida
O quizá fue ella
La que asesinó mi inocencia
¡Ah! ¡cómo pesan esta noche las estrellas!
Y qué tarde se ha puesto para volver a amar

CERNO I DIAGRAMA

Dentro de aquel cofre aún se oían respirar los asombros de
su niñez, los últimos sueños cubiertos de cenizas y desencantos
—la Verdad es el conjunto de todas las mentiras—. ¡Oh mis pares!
¡Seres que renunciaron a robar el Amor! Durante la noche
suspiraba encerrada en los pulmones de la cómoda y el ruido
de sus pasos emboscados detrás del ropero ensombrecía los
recuerdos de algún viajero detenido en alta mar. Al alba, sus
uñas emergían de cada frasco y el espejo se empañaba con su
aliento mientras sin cesar sobre el suelo caía una fina llovizna
de horquillas.

CERNO I SIGNOS

En el centro de la habitación un gran ojo crecía alerta. Era Él que
nos protegía de todo orden, de toda bondad y un sentimiento de
perfidia y de vicio nos enviaba cada cerradura. ¡Memoria! ¡Vagina
de residuos! Un murmullo de juegos infantiles se escapa de las
sábanas dobladas. Era el sigilo de la niñez que se deslizaba por
el fondo de los muebles, entre la ropa de los armarios, debajo de
los últimos ángeles de la procacidad.

CERNO I TANINO

¿Quién la alentaba? De pie sobre la amargura entregando
su postrera sonrisa, una fragancia helada se desprendía de las
cortinas. Era la época en que la gente iba a la guerra de galera,
el momento en que cualquier palabra aludía al terror. (En estos
instantes tengo insensible el dedo pulgar e índice de la mano
derecha.) Y se detuvo sobre el umbral de almendras ante el jardín
esmaltado por la melancolía, los árboles vitrificados, su frente
descendiendo sobre el día, dibujando la libre geometría del fuego
sobre el marchito espejo del horizonte. Las puntas de sus senos rozan mis dedos como cables de alta tensión.

CERNO V AIRE

Cuando su amigo el Sol venía a visitarnos, yo recuperaba
todos mis poderes, y así supe que hace muchos millones de
años ella y yo éramos un pedazo de piedra dulce. Por eso
me decía que toda mujer que poseyera debía morir entre mis
brazos, que todo amor que iniciara concluyera en una flor, que
toda caricia terminara en una herida. Pero, ¿qué interesaba en
esos instantes quién tenía razón? Lo importante era amar. Y la
tormenta estallaba en nuestro cuarto y de su cabellera surgían
relámpagos, se doblaba su cintura de niebla como una horquilla
entre los dedos y mis manos temblaban ante la ingenuidad de
los ojales escondidos en el torrente de sus senos.

CERNO VI MISTICISMO

A su lado siempre había un lugar para la melancolía, un
lugar para morir juntos, allí, donde el placer era más profundo.
Borracho de caricias y de luna el tiempo tropezaba contra los
muebles y nosotros volvíamos a la infancia cuando tenía ese
irresistible aliento a triunfo y a depravación. Las horas zumbaban
sobre nuestras cabezas, se oían las agrias canciones de las aves
nocturnas, pesaba sobre mi cuerpo la incomprensible morbidez
de su piel en ascuas. Pero de alguna manera la Noche lograba
desprenderse de sus cabellos y la obscenidad, con su galera
de felpa y su capa de terciopelo, nos miraba. Era cuando nos
quedábamos solos ella, yo y la Belleza.

CERNO XIV

Nuestra habitación está llena de conjuros
ella se recuesta
y el césped crece absolutamente verde
ella abre la ventana
y la noche se acerca a conversar con nosotros
“¡Oh hálito imperecedero de la vida
suspiro creador
boca que aspira y espira las existencias de todos los seres!”
No somos veleidosos pero el vértigo de la dicha corre peligro
Ella empuja los valles y las montañas con su ternura
alienta el desorden los combates de nuestros espíritus
rodeados de cuadros
de cortinas de lámparas
sus cabellos invaden las florestas
se llenan de frutos
de ríos
de playas
las olas bañan nuestros cuerpos
el viento nos lanza arena al rostro
y el sol arde
los cajones de los muebles se abren
rueda la ropa por el suelo
los libros se deshojan
la porcelana se hace añicos estrepitosamente
el cartero abandona sus cartas avanzan los gusanos
chocan los trenes
una campana suena desesperada
y yo la acaricio
la beso
la poseo
una fuerza sagrada se apodera de mi carne
bajo el favor de los dioses todo se torna mágico para mí
(Vincapervinca, Primavera de 1957)

CONTINENCIA

Las horas se tornaban lujuriosas al contacto con sus prendas
más íntimas que caían con un susurro ante la expectativa del
mundo. Formando una sola voluntad aniquilábamos los océanos,
borrábamos los cielos, hacíamos surgir de la histeria las nuevas
religiones y de la perfección de sus piernas la locura. El vicio nos
dio la grandeza de ser perversos. Hace falta mucho valor para ser
malvado y yo, como un salvaje en las habitaciones de una reina,
más contento que un jíbaro reduciendo cabezas, coleccionaba
historias de crímenes y regalaba a los niños estampas de vírgenes
obscenas.

CRIMEN

Todavía veo en el lecho la forma de su cuerpo conjurando
a todos los demonios. Y aparecían duendes que cantaban al
compás de los tambores y danzaban hasta caer extenuados. Se
oía el lamento de los buhos y el de las alimañas del bosque. Sus
acólitos me torturaban y me hacían beber la pócima de la Poesía.
Luego me hacían girar hasta que caía desvanecido. Y así, a través
de la muerte alcancé la sabiduría.

CUANDO TENEMOS CAUTIVA LA IMAGEN

Rodeado de objetos hambrientos
De muebles hambrientos
Una vieja postal me vigila
De pronto un alegre break veraniego
Se detiene al lado de mi lecho
El cochero ataviado con el uniforme de las amargas
despedidas se apea
Rasca su vieja galera con urticaria
Da de comer a sus caballos mis sueños
Y cepilla sus solapas que son dos mariposas dormidas
La cama hace agua por todas partes
Mi almohada es un pez enorme
Y mientras el agua invade los pasillos donde esperan
turno las desgracias
Yo nado desesperadamente
Hacia la pequeña mesa de luz

EL ALUCINADO

Torbellino de violetas y de estrellas
silbando como un astro en el cielo
como un héroe en la noche
lleva sobre sus hombros la cantimplora de
su sangre
lleva sobre su cabeza el resplandor
de sus sueños
Torbellino de violetas y de estrellas
entre las grietas de las palabras
una multitud de personajes siniestros
los abismos de los pensamientos
el césped abatido por los espasmos
una desposada flotando sobre las algas
acallada para siempre su matriz ávida
iluminando el mundo
como dos heridas frente a frente
Torbellino de violetas y de estrellas
mira a lo lejos las señales de un mundo nuevo
y como las águilas que vuelan muy alto
ve la aurora antes que amanezca
su carne está hecha de esquirlas de meteoros
sus manos son sagradas por el martirio
y en su lecho traspasado de puñales nace la hierba de la tempestad
Torbellino de violetas y de estrellas
levanta los brazos y maduran las mieses
brincan los delfines se apartan las sombras
sus ojos sonríen y cantan los ríos
sobre la tierra de su pecho
nace la aureola de un nuevo ideal
Torbellino de violetas y de estrellas
empuña su arma y se abren las cárceles
empuña su arma y el pan es más blanco
empuña su arma y hay un revuelo de ángeles
de niños que esperan confiados
de madres que lloran en silencio
su lealtad
Torbellino de violetas y de estrellas
refugiado sobre el techo de los prostíbulos
de las altas catedrales
de los lujosos edificios bancarios
cae
la ráfaga despiadada lleva su recuerdo
el calor excitante de una sala de juego
el tufo de las bodegas clausuradas
un paisaje de copas rotas
bajo la noche con su armadura de ébano
y el último revuelo de aquella falda
agitando la soledad Torbellino de violetas y de estrellas
el alucinado cae
cae con su madre plegando el sol en la ropa blanca
el sencillo mantel tendido sobre la mesa
el alucinado cae
en su boca una flor roja
sangrando LIBERTAD

EL PARAÍSO DESENTERRADO

estallando como una granada de violetas
tu sexo ha convertido mi alcoba
en un palacio de fatigas
debajo de tu pelo flota la unción de los templos
y el bochorno voluptuoso que antecede al huracán
cada vez que te poseo
te transformas en una mujer diferente
y tus poderes me recuerdan vagamente al Dios del Mal
recostada sobre el verano
tus gemidos tienen el sabor áspero de los pastos incendiados
y me alientas y me festejas
excitando la savia de los vegetales
y los conjuros prisioneros de un gran desorden estival
un erizo de vidrio
rueda entre las estrellas
mi sangre vibra como el bronce de los timbales
y te castigo y te martirizo
y como un corcel enfurecido
hundo mi pánico en tus sueños
desesperado
trato de apresar impúdicamente
las imágenes que recorren tus placeres más ocultos
le prendo fuego a los muebles echo a rodar los retratos
¿qué historias son esas de la vida eterna?
nada hay más allá de ti y de mí
ven y mientras los demonios desentierran el paraíso
nosotros seremos a la vez el Infierno y la Gloria
nosotros seremos la Eternidad
tus senos pesan en mis manos
como un fruto en la rama

EL SANTIMBANQUI PRUDENTE

Ya sólo su carne se enrosca y desenrosca como el
sonido de una flauta
Los ácidos del olvido labran su nuevo esqueleto
Arrojando lejos de su órbita aquella maldita espiral
de caminos descarrilados entre templos y burdeles
Amador curioso
Ha sobrevivido a todos los laberintos de las victorias
Deslizándose por las galerías de la noche con la
destreza incomparable de la luna
Encontró su cabeza olvidada
En una oficina de equipajes
Se la devolvieron
Encajaba perfectamente sobre sus hombros de fiebre amarilla

EL SUPER VUELO

Al finalizar aquel vuelo de ensueño
turístico
mujeres con nalgas de coliflor
caderas de aceite y vinagre
mujeres de puré con manteca
labios de langostinos y cabellos al gratín
después de haber visitado Thailandia
las Malvinas Montecarlo París Andorra y Paraguay
bebiendo sangre tibia de osos
comiendo hojas de bambú y hormigas en latas
y carne de perro adobado con orquídeas
carnívoras
dedicando el festín más delicado al enemigo ausente
mientras alrededor del cuello una araña teje su tela
dijo la azafata al pasaje:
“Señores volvemos a nuestros hogares
y como vamos a descender
hagan el favor de colocarse los cinturones
de castidad”
(“Humor mágico”, inédito)

ELIXIR

Amar es más intenso que vivir. Y su sexo se iluminaba con los reflejos de una nueva alquimia, de un sedimento nuevo y
con una llave de oro juntos abríamos el pórtico de las veladas
cordiales. El invierno nos hablaba de un destino trágico y el
espejo reflejaba sólo las escenas de amor. Rodeados de larvas
enjoyadas, de ventanas libertinas, de escudos ilustres que nos
revelaban sádicas historias de crímenes, todo se rendía a la
intimidad de la ternura y de la depravación.

ELLA SE LEVANTA, CRUZA LA CASA COMO UN ÁNGEL, ENCIENDE EL

Ella se levanta, cruza la casa como un ángel, enciende el
fuego, deja caer diamantes, derrama el agua de azahar para
devolvernos la felicidad segura y simple de la infancia y con
un balde de oro inaugura el canto de los pájaros, el reír de los
niños, el tintineo de los tenedores y de los cuchillos en el viejo
cajón del aparador. Cada cuchara se transforma así en un colibrí con una diadema de azúcar y el humo de las tazas invade las
habitaciones y todo vuelve a la inocencia primera de cuando
los niños son todavía hermanos del Sol. Hasta que cierta vez
le arrebaté todas sus ropas y la arrojé desnuda al patio. Al día
siguiente se había convertido en una delicada planta cubierta
de flores desconocidas. Entonces tomé un martillo y la glopeé
despiadadamente. De sus ramas comenzaron a brotar sonidos
melodiosos como si estuviera golpeando una inmensa campana.
Y al instante aparecieron querubines rojos y azules que tomando
la sábana por las cuatro puntas se la llevaron volando en
dirección a la mañana.
(Noche de junio de 1965)

ESTIGMAS HEREDITARIOS

Ella con sus ruinas alimentaba la tarde
Convertida en un gran cuadro
Colgado entre dos presentimientos
Y los olores de un largo viaje de ultramar
Alguna vez las ardillas atravesaban su cuerpo
Y de su pecho convertido en madriguera
Entraban y salían alegremente los cazadores
Y cuando su mirada amaba más que su cuerpo
Rasgaba sus vestidos
Dejando al descubierto los bosques y los ríos
Su voz se extendía entonces como el relámpago
Su mensaje alcanzaba el fondo de los mares
El límite de los vientos
Aumentaba el calor de los nidos
Y mientras su cuerpo renacía constantemente bajo
el continuo fluir de mis besos
Enterraba nuestros hijos
En esos jardines por donde se ve ir y venir la tempestad

ÉXTASIS

Entre la madrugada y nuestro amor
tú dejabas correr la molicie
mariposas volando contra el huracán
reclinado sobre tu brazo precipicio
cargada estás de conjuros
bajo el ruido voluptuoso de la lluvia
nos confesamos nuestros vicios
desde la ventana vemos
la neblina arrodillada
la agonía del invierno
desesperada te entregas
pájaro sin alas
sombra alucinada
chispa que brotas del frenesí de los ángeles
bellas horas de angustia gozando de la tristeza
el rumor sofocado de olores antiguos
la presencia de los siglos
rincones mustios
retiras de los muebles el polvo del silencio
vieja cómoda de ángulos cansados
tu seno desnudo bajo las luces del alba
se precipita repentinamente
como si fuera el fruto más extraño del mundo y la sangre va y viene
y la tierra gira
todo ha sido herido
todo se ha volcado
y nuestros corazones entre el miedo y el delirio
dejan escapar bandadas
de pájaros furtivos

FUNDAMENTO DE LA REDUCCIÓN

Cuando regresaba de las más altas riberas de la soledad ya
no era la misma mujer de antes. Yo la recibía probablemente con
amor entusiasta y alborozado, pero también con orgullo, pues
a su lado afrontaba el miedo, el sufrimiento y las torturas que
me convertían en un nuevo ser. (El verdadero pecado hubiera
sido no atentar contra Dios). Fue así como conocí el auténtico
nombre de los demonios y sus conjuros más secretos, con los
cuales juntos entrábamos en las tinieblas para recoger los frutos
del silencio. La abrazaba fuertemente, quizá para contrarrestar los
enormes cielos que nos rodeaban, aunque sospechaba que todo
aquel horrible vacío no era más que pensamiento y que debajo
de nosotros se debatían extensas praderas presas de un mal
extraño. Cavaba entonces un gran foso y dejándola resbalar hasta
el lugar más hondo, la cubría con fragantes y crujientes ramas de
plantas sagradas. Pero su cuerpo se duplicaba, se centuplicaba
y a la vez que la tenía por delante, la tenía por detrás, por arriba
y por debajo. Era la señal.

LA CARA SECRETA

Cuando entre sus hélices y la noche
Queda tendido el insomnio
Su amor se propaga a lo largo de los corredores
Y toma el olor de las flores marchitas

Dentro de sus ojos se diluye el tiempo
Se desploman las paredes de la memoria
Y de las sombras de sus ademanes
Surgen aquellas tristes figuras carcomidas por las
mareas y el olvido

De tanto en tanto vuelve la cabeza
Y sus miradas dejan tras sí
Un rastro de mariposas muertas

LA MEREA

De este modo el olor a buñuelos a sapos borrachos
inauguró el alba
estrellas de barro y fermentaciones tortas al horno
y pimientos rojos colgados del techo
desde muy lejos nos saludan con estampidos
de cristal los cazadores impíos
con sus pesadas armas cargadas de soledad
traficantes de nubes
huevos frescos
y sobre su regazo un halcón decapitado
deja caer su sangre sobre una espesa capa de reposo
La casa olía a extenuación y exceso
alhajada con alfombras opulentas mórbidas carnales
con cerraduras de fuego y aplicaciones de piel humana
vuelve el olor a buñuelos
a leche hervida
a trofeos y armas de crímenes famosos
a imágenes voluptuosas de santos en erección
Del heno sube el incienso azul de la madrugada
un panal de perfumes ácidos
a lo largo de las paredes las horas se arrastran
ahítas de molicie
rodeados de lanzas arcos y escopetas estatuillas perversas y objetos de bronce
máscaras obscenas cortinas destilando lujuria
y banderines infantiles
libros de magia negra mazos de cartas sagradas
biblias conjuros y cuentos de hadas
vivíamos ansiosa y denodadamente largas horas
de abominación
Es cuando hace falta un recuerdo más grande
que las palabras
el espacio aterciopelado de la melancolía se mezcla
con el espacio impreciso de la ansiedad
una mosca unifica nuestro fastidio
y un pájaro que cruza el cielo nos recuerda
esos amores que ya no se repetirán
De pronto una luz muy vieja
con el olor agrio de la miel
se debate a un costado del lecho
con pico de animal carnívoro
y ojos color relámpago
¿cómo serían las lunas del pasado
los ruidos del primer día de la Creación?
aromas desconocidos que jamás volverán a existir
recorren su piel de trueno
sus ojos hundidos en el tiempo
su larga cabellera de vendaval
Sobre los árboles reposa un golpe de viento
ella tiene el color futuro de las flores nuevas y un alborozo de plantas húmedas
llena el aire de mariposas negras
así entramos por la Puerta Grande del Cielo
con ansia terca
y dientes con sabor a margaritas
a fruta madurando sin cesar.

LA NOVIA DEL CIELO

Cuando se lanza desnuda sobre el bosque
Como un rayo torturado
Ilumina mis amores que duermen en esas estaciones
donde las fieras en acecho devoran a los viajeros
Las arañas soportan pesadamente el sopor de las lianas
Entre las nubes quedan al descubierto pechos ardientes
de mujeres-volcanes
Plumas fosforescentes
Y esas señales automáticas que indican el camino de
la demencia
Es el instante en que los relámpagos
Iluminan la parte más salvaje de su sexo
Su voz que se ha quedado enredada en la selva deja
atrás de los labios sólo besos
Su piel es entonces más liviana que un pájaro
Y sus manos trazan sobre mi cuerpo surcos de fuego
Erguida como un incendio
Con los ojos fijos sobre el deseo
Tiene las carnes más tiernas cuando se acuesta
Y las caderas más poderosas que el viento
La noche la ha vuelto muy blanca entre mis brazos
Pero la tormenta ha terminado
Y sus senos se echan a volar con el alba Y sus piernas perfuman la nueva mañana
(“La sirena violada”)

LA PIEL ERIZADA DE LOS DESEOS

Esta mañana le nació una larga cicatriz de barro
Era como el deseo que las mujeres llevan maduro
entre los labios
Cuando construyen esas pequeñas alcancías de fuego
transparente
Dentro de las cuales se ven como sufren y se queman
las caricias de sus amantes
Redujo entonces sus ansias al máximo
A lo largo de sus sentidos se distribuía una larga espera
Acompañando la mañana que surgía con su corona
de espejos
Y los ríos naciendo entre las manos de los elegidos
En las paredes comenzaron a crecer las profecías cuyos
pasos dejaban al descubierto un camino de relámpagos
Y la habitación quedó amordazada
Mientras las sábanas crecían y crecían sin cesar.

LA RUEDA DE LA FORTUNA

Nuestro Tiempo era la agonía de la Eternidad —todo el
Universo estaba hecho para agredirnos— y la Vida tiene que
defenderse irguiéndose contra Dios —verdad y falsedad ¿qué
importaban— ambas son falsas —y yo me envanecía de la pereza
de mis pensamientos— de la lujuria de los relicarios habitados
por fantasmas —de la lujuria de la porcelana agrietada por los
relámpagos— de las alambradas que electrocutan a los que
intentan huir —entre las grietas de su cuerpo vivía una multitud
de arañas— una lámpara de sombras —un pedazo de desgano— la
impudicia de los enamorados que se suicidan en las glorietas
—de los grandes depósitos levantados a orillas de los ríos
para almacenar el silencio— de los sótanos donde los edecanes
brindan por la muerte del Rey —la fruición de las máquinas que
guillotinan las manos de los obreros— ¿qué podía hacer yo si
no contestar a todo eso con el silencio? El Bien no es más que
la corrupción de la Crueldad en estado de inocencia —y yo veía
sus piernas iluminadas por una claridad verdosa que parecía
salir del suelo— el resto del cuerpo en penumbras —la carne llena
de juramentos— extrayendo de la Noche misteriosos elixires
—angustias frágiles— ternuras solemnes —de los afinadores de
pájaros— de los archivos de crímenes famosos —de los puñales
de alcanfor con que el Invierno asesina a las gacelas— a las algas
traicionadas por marineros borrachos —al pasto que crece en los vehículos de pasajeros— en los caracoles olvidados —alrededor
de los árboles suicidas— luces agazapadas —tesoros escondidos
al pie de los acantilados— una navaja cálida como su garganta
—una magnolia enamorada de un nogal.
(“El paraíso desenterrado”).

LA VISITA

Vino un día de mi infancia
a sentarse a mi mesa
sin decir palabra
y desde entonces anduvimos juntos
sin hablarnos
Al principio venía vestido con flores y pájaros
con árboles con ríos con hierbas
llevaba el sol sobre los hombros
y el mar y la luna entre las manos
Luego comenzó a usar medallas y banderas
cinturones mecánicos y abalorios
aparecía cargado de libros o de facturas
ataviado con trajes vistosos y con máscaras
Pasaron los años y un día vino muy silencioso
llevando como único atuendo una sencilla túnica blanca
por primera vez vi sus extraños ojos
y por primera vez me miró diciéndome:
“Hasta hoy fui tu fiel acompañante
ha llegado la hora de que el acompañante
seas tú”

MANDRIL

La diminuta vela nocturna alumbraba con la segura luz de la
inocencia, multiplicando indefinidamente el cuidado maternal.
¡Alimentos deleitosos! ¡Fronteras carnales! Afuera el vendaval
intrigaba con las sombras. Noche a noche del interior del espejo
una bandada de seres invisibles se fugaba dejando caer sobre el
lecho las imágenes impuras de su perversión. Pero este otoño las
hojas de los árboles se han resistido más que nunca y el orgasmo
toma entonces la forma opaca de un viejo laúd.

MECÁNICA DEL BOSQUE

La manivela está triste
¿Por qué está triste la manivela?
¿No está bien pulida?
¿Bien erguida?
¿Bien servida?
La manivela está triste y el tambor con ocho
cilindros concomitantes ataca con frío
delirio cada vómito de emoción
Uno para adentro otro para el escándalo
Uno para adentro otro para el escándalo
Las poleas rencorosas giran con velocidad infernal
De cada engranaje sanguinario surge la baba
matemática del marido
La acaricia suavemente
La friega con sabiduría
La enrosca y desenrosca
Le echa aceite sincopado
La esmerila con estrellas
Arriba abajo abajo arriba
El tambor sólo atiende sus ocho cilindros
concomitantes y su náusea lejana
Ruge a cada revolución
La manivela está triste y espera la noche y el silencio
para rendirse a los dientes primarios del tambor

NOTAS AL I CERNO

Convoco al Demonio y rezo. Señales cabalísticas me orientan.
Alguien avanza equívocamente pesado de infancia, apartado de
la vida, los bordes del retorno en una herida blanca. Y arranco
con un solo golpe de hacha toda la tristeza. Es que no existe ser
humano que pueda gozar en la vigilia como en el sueño de los
excelsos horrores del crimen y del incesto. Así pude poseerla
hasta los más depravados confines de su belleza. Unidos en la
culpa, ella me consolaba diciéndome que sólo era un hechizo
mientras yo, acorralado, jadeante, listo para caer vencido me
despertaba para no morir.
(Los elementos primarios, 1955)

NOTAS AL IV CERNO

Por los rincones flotaban las temidas barcazas de la angustia
cargadas con petróleo y viejos nardos olvidados
pesados carros con recuerdos de la infancia
globos llenos de sangre
lámparas iluminadas con las alas de halcones
incandescentes
lamentos de tablas rajadas
y motores ácidos
(“Paseo en otoño”, 1961)

NOTAS AL V CERNO

Un día salió al jardín y trajo una mariposa con alas de azúcar
quemada. Nos repartimos su tembloroso cuerpo de flan verde
oliendo a relámpagos. Pero el aire comenzó a derrumbarse a
nuestro alrededor como una dalia madura. Llovieron pequeñas
estrellas de ceniza y ante tanto frío todo se rajaba y caía en
pedazos. Debimos quemar los muebles para no morir helados. Y
fue en ese momento cuando comprendí que no se puede asesinar
impunemente a la primavera.
(Recuerdo de otoño, 1918)

NOTAS AL VI CERNO

Muchas veces la sorprendía de noche cuando se convertía en
una flor cautiva cuyos pétalos se multiplicaban incansa-blemente.
De su centro emergía un resplandor maligno y una espesa mata
de estambres formando una acerba trenza de cabellos se retorcía
agitada por despiadados deseos. Un temblor odioso, un espasmo
catastrófico se expandía por la alcoba y todo se derrumbaba,
caían los ornamentos, rodaban los platos, se desparramaban por
el suelo los cuchillos y las cucarachas, reventaban las botellas de
leche y un fuerte aroma a especias y a pan quemado y a aceite
hirviendo o salsas olorosas y excitantes transformaban el caos
en una carcajada, mientras enjambres de niños recorrían las
habitaciones y los patios y una algarabía de gritos y de nombres
hacían más celeste el cielo de esa mañana con ojos de sed.
(Primavera del 55)

NOTAS AL XI CERNO

En la cocina se agolpa el olor a plumas quemadas
a papas y manzanas alborotando en el horno
mientras navegan opulentas nubes de caldos sofocantes
y gimen y tamborilean las sartenes
el ballet ha comenzado
Más tarde
cuando al mediodía las sopas humeantes
el hormigueo del vino
y el estertor de los quesos y las frutas
hacen aún más espesa la siesta
su sexo se torna dulce como una almendra
y la fatiga
el ala de una garza entregada al cazador
(17 hs. Invierno de 1957)

NOTAS AL XIV CERNO

Fueron hermosos tiempos aquellos. Llegábamos a la puerta
de acceso que tenía reminiscencias de viejo castillo feudal. Su
estructura de madera se elevaba como un gran arco de triunfo
ante la entrada del Paraíso, el Mundo Mágico de los Sueños.
Y sonaban las trompetas de bronce del Sol con estridencias
relumbrantes, los guardianes y jardineros nos saludaban con
afecto y alegría y cada hoja del césped se inclinaba riendo para
transmitirle a la otra la noticia de nuestra llegada.
Y estallaba un rumor luminoso de ramas que se sacudían y
todos los pájaros comenzaban a cantar. Así era nuestra entrada
al país lejano de la infancia, cuando todavía los ángeles estaban
con nosotros.
(Verano de 1917)

NOTAS FINALES

Si Dios concedió al hombre la libertad, ¿por qué no lucha?
Tengo pánico. Me siento rodeado de fuerzas ocultas que
me acechan. Siento miles de ojos clavados en el más leve de
mis movimientos. Las cosas que más necesito desaparecen y
cuando fatigado abandono su búsqueda, las encuentro bajo mis
propios ojos… Estoy aterrorizado. Sé que inclusive este papel
va a desaparecer. Alguien a mis espaldas está leyendo lo que
escribo, pero me voy a dar vuelta.
(“La selva 4040”)

NOTAS FINALES

Debo confesarlo. Soy un provocado. Sí. Un provocado. ¿Y voy a guardar silencio? ¿Voy a arrepentirme? ¿Voy a pedir
misericordia? ¡NO! Él me puso y Él me retira cuando le cuadra a
sus Intereses, a su Mecánica, a su Intriga Infernal. Por eso no me
resigno. No me entrego. Yo escupo su rostro. Sus manos. Sus pies
¡Ah! Si en este instante cayera un rayo sobre mí y me aniquilara
¡entonces sabría…! Pero nada. Ni una fisura. Su secreto es total.
Y todos los que dicen saber algo ¡MIENTEN! ¡MIENTEN! ¡MIENTEN!
¡Nadie sabe nada ni nadie parece que lo sabrá! Por eso no me
averg�enzo de mis amores horribles, de mis noches vividas en el
pecado, de mis blasfemias, de mis locuras y de este ascetismo que
nimba mi conciencia. Ahora soy puro. Soy santo. Porque el dolor
me ungió en santo. Y ya no me atraen los excesos porque amé y
viví todos los excesos y gracias a los excesos alcancé la santidad.
Por eso puedo escupir y provocar a todas las fuerzas maléficas
del Cielo y del Infierno, conjurar a todos los demonios. Reírme de
todos los hombres y de sus pequeñas rencillas. Sus peleas y sus
crueldades no son sino minúsculos episodios con que se distraen
del pensamiento final: ¡LA MUERTE! Yo soy el verdadero rebelde.
¡ELREBELDE TOTAL! Por eso me rebelo contra Él. Contra su eterna
maldad que emplea para ponernos en este mundo sin saber a qué
venimos ni qué debemos hacer. ¡Moralistas depravados! ¡QUE NO
LO MANCILLEN CON SUS VILES ARGUMENTOS! Nada saben de Él. De
Él, el Malvado Supremo, el Cínico Máximo. El Despiadado. El
Indiferente. ¡El creador de la Moral de las Catástrofes! ¿Qué es
la Vida? ¿Qué son las especies? ¿Los universos? ¿El espacio? ¿La
NADA? Él se esconde en el vacío. Y su cuerpo nos contiene. Yo
soy su cuerpo. Cáncer de su cuerpo. Y me convertiré en silencio.
En vacío. En olvido. Y todo esto que escribo es mentira. Pero una
mentira que me sirve como verdad. Por eso vivo mis noches
de horror con la espantosa certidumbre de su inutilidad. De su futilidad. Ni siquiera una chispa. ¡Millones de años luz! ¡Qué
Burla! ¡Puro vacío! Por eso registré con franca crueldad cada
Cerno. Y que su pestilencia sirva para amar el Mal, porque es el
MAL y sólo el MAL la VERDAD. La verdadera Poesía es entonces
la exaltación del MAL. (Noche de 1969)

NOTAS FINALES

La Muerte es memoria inerte
La Vida memoria en acción

NOTAS FINALES

Un guijarro es tiempo petrificado
El tiempo es energía
El átomo la primer partícula viva de tiempo

NOTAS FINALES

Un muerto es una acumulación de tiempo que se
desintegra
La materia es tiempo
La materia que se deshace vuelve a ser No-Tiempo

NOTAS FINALES

Estamos SOLOS en el Universo. SOLOS en la materia. SOLOS
en el Espíritu. SOLOS en la memoria. DIOS NO EXISTE, sólo existe
el DIABLO.
El hombre es a su vez Su propio Infierno y su Salvación, su
fracaso y su libertad. ¡SALVÉMONOS! ¡SALVÉMONOS! ¡SALVÉMONOS!

NOTAS FINALES

Estamos hechos de tiempo
Soy el conjunto de mi tiempo vivido
Mientras el tiempo circula por mis venas estaré vivo

PECADO

En las noches más oscuras de nuestro paroxismo sus
vestidos conservaban a los pies del lecho las formas lánguidas
de sus vacilaciones. Daba vueltas el viento alrededor de la casa
atormentado por la sensualidad de las medias arrolladas sobre
una silla, el crepitar de las maderas bajo la tibieza obstinada de
su ropa más íntima y la impudicia de las cortinas cayendo sin
cesar entre la violencia de nuestras caricias.

PRIMERA REVELACIÓN

a veces
sin piedad me condenas te alejas huyes
y tus gestos cobran la incógnita inquietante de la
próxima cosecha
y me devoras
me trituras me despedazas
me lanzas dentro de un mundo extraño
en ti me inicio en todos los secretos del desamparo
como un laberinto poblado de demonios yo te
recorro
en ti encuentro el Gran Miedo
la primavera prohibida del incesto
los narcóticos vírgenes de tus caderas mortales
la Iniciación ha comenzado
y basta mi aliento para violarte
y la maleza escandalosa de las ascuas carnales
crece insaciable dentro de ti
alrededor nuestro las brujas bailan sus rondas
nauseabundas
vapores hechizados te protegen
tus carnes están cubiertas de signos sanguinarios
los escorpiones los cocodrilos los querubines el Universo todo da vueltas a tu alrededor
tú eres el Centro la Luz el Principio el Caos
el ancho ardor que espera
perfumes felinos arrastran a los ángeles hasta el
borde de la lujuria
la noche es una pirámide de fieltro
solos en medio de la oscuridad
un planeta de amianto tenemos para nosotros
¡ah! mi blasfemia más bella para desnudar de un
solo golpe
el bárbaro fragor de tus senos
yo soy todo escudo y no conozco el cansancio
pero tú vences
y todos los manantiales
son para ti

PRÓLOGO

Una vez terminados los planos los tres arquitectos
comenzaron a levantar, junto a un profundo precipicio, la torre
más alta que jamás se haya construido.
Para proveer de material a la obra, el bando emitido por
el gobierno fue breve y terminante: “Cada ciudadano debía
contribuir con un ladrillo”.
La gente comenzó a llegar. Los primeros subieron escaleras
que cada vez se hicieron más altas. Y a medida que las personas
venían con su ladrillo, como no se había previsto la construcción
de escaleras para descender y la afluencia de los que subían
era constante y muy numerosa, los donantes eran arrojados al
precipicio.
Pero la torre llegó a ser tan alta, alcanzó dimensiones tan
inesperadas, que los que caían tenían tiempo para olvidarse de
que caían y unirse en parejas, amarse y tener hijos, construir
casa, muebles, fabricar ropas, objetos y hasta proyectar planes
contemplando el futuro, mientras no les llegaba el momento de
estrellarse, irremediablemente.

PURIFICACIÓN DE LA CARNE

Hoy me siento impuro
Y como un ja-luo de Kavirondo
Que ha matado un enemigo
Querría afeitarme la cabeza
Y colgar de mi pecho el ave viva de mi rotación
Para poder decapitarla y arrojar su cuerpo de azufre
En el vientre hinchado del pasado
Purificarme para siempre de llantos y reconvenciones
No salir de mi casa ni bañarme
Ni tocar mujer alguna
Ni comer pescado sólo coco y melaza
Y frotar mi cuerpo todo con hojas hechizadas
Y mascar lentamente el betel sagrado
Pero vuelvo a ti
Y ¡oh! dolor de puerta cerrada lentamente
Trágico párpado fijo para siempre
Con tus garras de terca malaquita
Te acercas a mí crisantemo negro
Vibrando febril en arco inagotable
Con la vasta sed de la vida que busca perpetuarse
Cargando con gozo la ácida flecha doble
Y cuando tu morada abre sus puertas a la oscuridad
de mis manos
Y mis labios naufragan en la sed del vino eterno
Y en mi frente florecen lentejuelas de sales
Siento que soy una antorcha enloquecida que vive
su muerte
Abatido por el grisú del desencanto
Que ata a la garganta el postrer tableteo
de lo indescifrable.
Luego
Que un canto sosegado de paz inesperada
Embalsama brevemente el ardor de las reabiertas
heridas
Me voy vagando por la noche
Lamentando a gritos mis nuevos pecados

(“La otra cara de la luna”)

RESURRECCIÓN

Un coro fúnebre me alababa. Y ella y yo ingresábamos a las
sociedades secretas de los iluminados para sufrir reclusiones,
torturas, pruebas iniciáticas, y por último la resurrección. Me
ponían nombres nuevos y me enseñaban todos los idiomas
clandestinos que usan los seres invisibles para comunicarse
con las flores y el vendaval. Y ella aromatizaba el vino, ponía el furor en los picantes, hacía más complacientes las especias. Y
mientras preparaba infusiones de té con canela y colgaba de los
estantes escarapelas de incienso, yo iba a buscar leña cortada y
flagelaba los árboles y las plantas para que crecieran con más
fuerza en primavera.

SEGUNDO ENCANTAMIENTO

tu cabellera
como las crines de un caballo a la carrera
atraviesa el atardecer
las ráfagas me arrancan tus besos
y tus risas me aprietan las manos
te tiendes sobre la pradera como una esfinge
despiadada
y las montañas vienen hacia ti
yo te poseo
valeroso
los párpados ásperos
desamparado como la primera sílaba
a tus brazos fuertes y ardientes
me entrego
mecida por la fascinación del misterio
gimes triturando el placer y el miedo

TRASMUTACIONES

Sus pecados son su virtud
Lujosamente ataviada de injurias y deseos
¿Qué sería de ella sin el pecado?

El canto de las aves le crece en la boca
Va a entrar en el reino de sus cielos
Sube la hoguera de la revelación poblando de
mutilados las calles
Aprende a caminar de nuevo
A emocionarse de nuevo
Su corazón de caracoles y palmeras convierte en joyas
las piedras del camino

Las madres la insultan
Los hombres la besan

Más tarde los niños cantan y bailan sobre su cuerpo
Sus hermosos pecados la incendiaron

VICTORIA

En medio del más cruento desenfreno exaltamos siempre
la pureza. Por eso mis manos jamás lograron acariciar todo
su cuerpo, aunque nuestro amor llegó a la perfección porque
sabíamos que un día sería necesario separarnos. Observados por
la curiosidad sigilosa de los enseres, por el apogeo de una cala,
ella reducía mis sueños a fragmentos que luego renacían bajo
sus besos, del mismo modo que hoy llevo caracoles a su tumba
para que renazca con cada marea.