ELGUL DE PARIS, MARTA
AUDAZMENTE ROSA

Ayer
en torrentes de sabia jubilosa
hundía mis raíces en tu pecho
de prodigiosa tierra.
Hoy
en la abierta memoria
de tu sol adormecido
los tallos reverberan.
Y el aire que respiro
es audazmente rosa.

DEL DESEO

Era el tiempo de amapolas encendidas.
Tu deseo y el mío se expresaban
con la voz del silencio.
En romance mudo
tus manos despertaban
mi piel de mediodía.
Y me enseñaste cómo segar
con el corte exacto los vírgenes tallos de la rosa
y cuál era
el dolor de su tributo

DESPERTAR

¡Qué suerte despertar y en la ventana
la fuente mansa de una luz furtiva
recuerde la presencia imperativa
de la ilusión del sueño, ciega y vana!
Abrir los ojos y sentir temprana
tu tibia mano que reclama viva
la caricia que nunca fuera esquiva
en noche azul ni en hora meridiana.
Saber que aún se vive y nos amamos
que hoy juntos todavía enarbolamos
elocuente la sangre generosa.
Creer que de la mano nos iremos
y en la muerte también compartiremos
el frío sueño que la piel nos roza.

DIGO AMÉRICA

Digo América,
y sobre el continente
la chuza del indiaje se amontona
frente a un altar de fuego.
Digo España,
y toda la humedad de sangre nueva como fruta nutritiva
alimenta mi fe en Cristo
alguna que otra forma del olvido
mientras un vacío caracol me encierra
por adentro.
Entonces
mezclando las visiones
recuerdo las heridas
que abrieron las ofrendas
grabadas por los siglos.

EL HOMBRE DE MI PUEBLO

No llora el hombre de mi pueblo
aunque se aniquilen sus estatuas.
No se arrodilla el aire americano
ni el grito guaraní del Comunero
verá pasar las huestes del olvido.
Viajera la memoria.
De más lejos transita el alma india
bajo un toldo de lanzas arrumbadas.
El hombre de mi pueblo
duro como siglos apretados
renace cada día.
Convoca voluntades que rezan y trabajan
preparan su brindis de magias diminutas para que el amor se cumpla
en orgánica unidad de las naciones
sueño de San Martín y de Bolívar
generales del trigo y de la estrella
que nutren nuestra América
con los símbolos del hombre libre.

EL PODER DE LA LUZ

Trepando con tus manos
el sol de mediodía
escribiste las primeras palabras de amor
sobre mi cuerpo.
Después
el viento y las lluvias las borraron.
Sin embargo
el poder de la luz
hizo que me reconocieras y pronunciaste idénticas palabras
sobre el mismo cuerpo,
enardecido lecho que entonces irradiaba
el solar aroma de la vida.

ERA UNA VEZ AMÉRICA

Estaba escrito
en algún solar callado del espacio.De un gran giro sonámbulo en las aguas
surgiría la secreta piedra
portando historias de atlánticos dormidos
entre leguas de sal de los milenios.
Era una vez América
la escondida tierra, sin nombre todavía
donde la oquedad sonora de los vientos
enlazaba el corazón de un dios
que descendía en clarísima aleluya.
Era la inmensa y libre pradería
hombres y estrellas de un edén prohibido
música de mar y greda mítica
en distancia de resinas puras
llamando a un mundo abierto, imprevisible.
Grávido espacio de bucólica armonía
era toda la mies hecha de soles.
La eternidad miraba desde el verde
flotante en el principio.
Fantástica abertura al infinito
era una vez América
la innombrada espera
y la revelación de un canto
a la libertad de todos.

HERMANO INDIO

América
enorme piedra repleta de símbolos y dioses
Quetzacoalt, Ñamandú, Pachacamac
Viracocha.
Tus hijos desentierran las voces bárbaras
que andaban por tus cerros de oro y los ríos de plata.
Entran a los imperios
sin dinastías, sin tablas sagradas
ni ciudades gigantes
ni ríos mártires
donde el dolor del indio
confundió su sangre con la sal del océano.
Adobo elemental de la memoria que enseñó al hombre a ser libre
a levantarse, limpiándose la idea a proyectar el secreto del origen.
Hermano indio, en algún sitio tú, yo, ellos, viajeros de la fábula
juntos en la piedra y en los siglos buscándonos, soñándonos.

I

¿Quién habrá de leer los cantos míos
que lejos de imágenes dichosas
reflejan el dolor en soledad tan honda?
¿Quién descenderá al alma
con manos y ojos limpios
a compartir el fin de los finales?
Alguien, de corazón intacto
flamante de luz nueva
acudirá al cielo que respiro.
Entonces me bastará saber que no estoy sola
para decir adiós
a orillas de los sueños.

LA MAGA

Bajo un cielo de auras ignoradas
va la maga descuajando luces
sobre sus pies de alas.
Avepoesía, Avemaría, Paula,
se entrelazan en torrentes sin fin
en la calma dulce de los párpados. No hay amarga sombra
ni llaga dolorosa ni detenida pena.
Un millar de pájaros con ella
giran y giran en brillante gozo
hacia la pura estela de lo bello
cuando la poesía avanza
por el espacio abierto del poema.
Ella canta el júbilo allá lejos
la verdad callada del amor
perfecto o desgarrado.
Envuelta en su luz
despliega su aliento al infinito.
De allí la plenitud, la íntima armonía
del arte y la belleza en su palabra.

MUCHACHO

Muchacho de ojos cansados
y de cuerpo lánguido
transitas mis días azules
tal vez hambreado.
Estiras las manos
entre negra maraña
buscando horizontes claros
o mejores patrias.
Me duele tu inocencia
tu hondo desamparo
las carencias que se alargan
en la mesa donde comes
tu comida magra.
Siento tu voz que me mira indagando
el porqué de la pobreza.
Tu dolor muchacho de numeroso nombre
triturado entre las sobras
me compromete, gotea en mi conciencia
por dejarte vivir entre las sombras.

NECESITO LIBERAR ESTA PALABRA

Necesito liberar esta palabra
la única que tiene
fulgor de estrellas.
Debo honrar la hora del amor
que pide
salvación en el poema.
Sin alas para asirme
apenas sostenida por el canto
contra la muerte escribo
llenando de palabras los silencios
para sentirme viva
y no morir del todo.

OFRENDA

Toma mis manos mendigas
caminante amigo de mis horas lacias
tu día es mísero y amargo
y tu noche larga.
Toma mi palabra caldeada
y desfleca como cálida chalina
sobre el mar de cabezas que esperan congregadas
ese mundo de amor y de justicia
por siglos y voces anunciadas.
Toma mi corazón y apúralo en tu sangre
hoy, antes que el dolor agote
el brillo de tu alma
y el sentido de tu fuerza solidaria
que también se te irán como el lucero
al estallar en luz la madrugada.

QUIERO SER TESTIGO

Quiero ser testigo de mi tiempo
luchar con mi frágil armadura
y reintegrar al hombre la esperanza.Quiero dar testimonios del drama de mi siglo
y borrar los fantasmas.
Ir por el mundo con sandalia errante
y a grito herido, hasta que el grito halle
el sentido profundo y verdadero
del amor y sus interrogantes.
Gritar que la energía atómica,
el pájaro de uranio, el rayo láser
podrán darle al hombre poderío
y brazos de gigantes.
Dominará el espacio.
Violará la estrella girando su engranaje
pero no podrá jamás encontrar
la veta profunda de su alma
que llora encarcelada.
Debo dejar una palabra mía
desgarrada, testigo de mi tiempo.

SIN LAMENTOS

Silencioso, maduro, reservado
el mensaje de América.
Desde la fraternidad que nos afirma
y la libertad que nos redime
volvamos a los valores humanos
en esta hora de relojes violentos
y modernas geometrías.
Es tiempo de urgencias
y de altos juramentos.
Decide, América
o no seremos el río interminable
de amor hacia los otros.

TENEMOS TODO

Tenemos tiempo sin tiempo
y tierras donde el sol nunca se pone. La esperanza cava huellas
en la libertad del día.
Nos filtramos por las vértebras del árbol.
Tenemos lluvias que entregan su dulzura
y campos donde el tabacal verdea
el maíz estalla en granos
y en libre territorio la madera.
Tenemos mares y al sur
entre horizontes de gaviotas
abunda el krill
que dispara sus saetas contra el hambre.
Tenemos plata y oro en la cordillera orfebre
y dioses destronados
que aún dicen te amo
hermoseando el alma del creyente.
Perdida la cifra del destino americano
sobran hombres fuertes, palabras, consignas.
Tenemos todo, sin embargo
el hambre destruye la inocencia
y mueren nuestros niños casi ángeles.
¿Qué hizo, oh Dios, esta conquista
del pan que alimentó a la historia?

TODA AMÉRICA LA LLEVA

Febrero va madurando
dice en el patio la higuera
�Ñandeyara�* está anunciando
con la Virgen Misionera
que en Yapeyú luz vería
José Francisco de América.
Se oyó un grito de la raza
con dolor de siglo y quena
cuando todo el hemisferio bajo la Cruz del Sur era
criolla sangre inaugurada
voz de oráculo en la piedra.
Rosa Guarú la indígena
tierra y manos de niñera
le dio prístina caricia
talismán de cuna y fuerza.
La Rosa Guarú sin tribu
toda América la lleva.
Con sus impulsos atávicos
y los ritos de hechicera
por su niño que soñaba
libertad en tierras nuevas
mi Rosa Guarú artesana
toda América la lleva.
Con su amuleto lejano
y su mirar de palmeras
por mecer en su regazo
al peregrino profeta
la sangre de la Guarú
toda América la lleva.

XVII

Amo el nombre
de mi pan y de mi sed primera.
Amo su rostro indiferente al mundo
bajo los lienzos desgarrados
de las sábanas.
Amo su voz leve
y la moneda de oro
que aún le queda
ahogándose en el vaso con la rosa.