GUEVARA, OSVALDO
ARTE POÉTICO

Esos poetas
que parecieran ser los únicos
en saber
a ciencia cierta
o a ciencia infusa
qué es la poesía
y hablan de ella
parados
en el último escalón de las gradas
que conducen al templo.

Esos poetas�
Yo no sé qué es la poesía.

Tal vez
mi poesía sí
y no sepa decírmelo.

De Sin pena en la palabra, 2007

COPLAS QUE A VECES ME SALEN
(AMOR)

Cuando tus ojos me anuncian
que no me vas a querer
yo les grito ¡mentirosos!
sin dejarles de creer.

Vos me decís ¡No te quiero!
y yo te miro burlón.
Por fuera van los alardes,
por dentro la procesión.

Un solo beso nos dimos
de tantos que te pedí.
Yo sé que por ese beso
te vas acordar de mí.

Al terroncito de azúcar
de tu beso de hace tanto
no lo logra disolver
toda el agua de mi llanto.

Soñé que me habías dejado…
y qué dulce sensación:
despertarme, y a mi lado
sentir tu respiración.

CORUSCANTE GARGANTA

Coruscante garganta que de grillos se atora.
Árbol de los pulmones balanceándose en trinos.
Sentir la sed del mosto que se presiente en vinos
y tallar con el llanto un acuario de aurora.

Porque la entraña afina su antena cuando llora.
Porque el dolor combina los instintos más finos.
Porque solo en su polvo viajarán los caminos.
Porque a hachazos de música puedo matarte ahora.

Rueda al río el crepúsculo como un ruinoso carro.
Yo levanto, chorreándose, mi garganta de barro
y la lleno de estrellas, de infinito y de sombra.

Y pateo lo duro. Y pateo la tierra.
Porque sí. Por mi sexo. Porque estamos en guerra.
Porque te hablo sin dioses. Mi patada te nombra.

De Garganta en verde claro, 1964

EL ADULTO MAYOR

Encorvándose aún más
barre su vereda.

La escoba es en sus manos
una llama seca.

Sin contemplar la tarde
barre la tierra.

Espanta al perro efímero
que alza una pata aviesa
junto al árbol gris
que sueña acaso otras veredas.

Derrumbándose el crepúsculo
convierte al polvo de la calle en niebla.
Un carro oscurecido
no puede con sus ruedas.

El adulto mayor
barre su propia sombra
barre la luz que queda.
Tal vez piense que pronto no podrá
espantarse la tierra.

EL AGUA

El agua con su piel de golondrina
mueve las sombras, los sonidos mueve
y por las piedras grávidas atreve
su azul sandalia de ágil bailarina.

Laxo en la arena estoy. La roja espina
del sol mi sangre pálida remueve
y la mano fugaz del agua leve
palpa mis pies, gozosa y femenina.

Bajo la siesta cuyo ardor devora
mi carne melancólica se dora.
Un ancestral cansancio la derriba.

Pero me calza el agua su ala nueva
en los talones con sopor de gleba
y se me van los pies piedras arriba.

EL GALLO ROJO

Canta en el aire azul el gallo rojo.
Su do de buche crispa el gallinero.
Y pasa erguido, heráldico, guerrero,
la pata militar, corsario el ojo.

El serrallo recela de reojo
su desafiante estampa de torero
cuando encrespándose proa certero
y al azar el empuje de su antojo.

Se consuma el asalto. El ígneo esposo
se prodiga un aplauso caluroso.
Crepita luz la cresta combatiente.

Y como rubricando el vasallaje
de ese imperio de erótico abordaje
canta otro gallo, lejos, briosamente.

De La sangre en armas, 1962

FRUSTRACIÓN

Siempre deseando verte y no consigo
ni lo que dura el humo tu presencia.
Solo la soledad y la violencia
de algún recuerdo dulce como un higo.

Mis poemas y todo lo que digo
con palabras de enérgica frecuencia
se lastiman en vos como la urgencia
de una mano asustada en un postigo.

Voy comprendiendo que no soy tan fuerte.
Me abandono al silencio y a mi suerte
como un soldado al sueño en su trinchera.

Y cuando llueve —como ahora— y cierro
estos ojos sin fe soy como un perro
esperando que pase la perrera.

LA NÁYADE

De piedra en piedra el sol
busca tu sombra fina.

También mis ojos, con el río adentro,
siguen tu piel esquiva.

Es una tarde de alargados sauces
y ocultas peperinas.

Mi perro oscuro como yo te intuye
sumergiendo en el agua la sonrisa.

De la montaña brota un humo verde.
Es la arena en mi mano una mejilla,

una paloma tibia entre mis pies,
por mis cabellos un dulzor de sílabas.

Presiento el río tiernamente ondeándote.
Tiro una rama que aletea y brilla;
con la fuerza del músculo impotente
tiro una rama al agua bailarina.

Pero el perro habitual no me la trae.
Burlón, piadoso, incrédulo me mira�

De Niña Carmen, 1983

LLUVIA

Cae una lluvia tan tierna
que el silencio se hace blando
como si Dios, con dulzura,
nos estuviera pensando.

Te vi correr en la lluvia
y aunque yo estaba al acecho
no te seguí bajo el agua
por miedo a enfermar del pecho.

Las mariposas del agua
que a veces bajan del cielo
aletean impacientes
cuando divisan tu pelo.

Cómo me gusta la lluvia,
la lluvia en Villa Dolores,
con esos grises contentos
que son más que otros colores.

PASOS

Cómo sonarán
en las baldosas
del pasillo
los pasos
del torturador
que regresa
a la celda
del suplicio.
Cómo resonarán
en los huesos
del cautivo.

Las Madres
las Abuelas
de Plaza de Mayo
aún escuchan
en sueños
los gemidos.
Con sus pañuelos blancos
las Madres
las Abuelas
del país y de América
siguen apantallando
un fuego
sin olvido.

POEMA DESDE LA MUERTE DE PABLO NERUDA

5

Puedo escribir los versos menos tristes del mundo.
No plañir una muerte. No urdir una plegaria.
Quiero una poesía que se toque y respire
como un pecho, un caballo, un terrón, una ráfaga.

Pablo Neruda, puerto de náufragos, arriero
de olas y caracolas, propietario de raza,
perforador de cárceles con una llave pura,
navegante sediento por caderas como algas,

residente en la tierra sin fronteras terrestres,
torreón de amor, hondero lanzador de fantásticas
palabras que estuvieron en la noche y volvieron,
rapsoda planetario que hizo del mundo casa�

Podría fatigarte con mi oda sin lamento:
pero otros sean quienes mejoren mi alabanza.

A mi manera insomne, desmelenando sílabas
me he ido en este poema como quien se desangra.
Yo nunca escupí el rostro simiesco de un verdugo.
Que estos versos proclamen lo que los puños callan.

De Para que me entiendan bien, 1975

PORTAFOLIO

Habitualmente van en él
dos biromes
(una de subrayar en rojo
palabras, versos, párrafos),
recetarios que la farmacia espera,
sobrevivientes borradores
y un libro,
siempre un libro.

Por qué lo elegí negro
Si su destino es compendiar mi vida
claroscura
y acompañarme
acurrucándose bajo mi brazo
o suspendido de mi mano
todavía prensil
balanceándose
como un pequeño mono dócil.

Si no les pesa aún
como un minúsculo ataúd
a mis huesos cansados.

ROSA

Y anda otra vez la lluvia por el techo
con su ternura náufraga y ruidosa
y el frío de la ausencia, el frío, Rosa,
se me viene a las sábanas y al pecho.

Sin tu voz todo está como deshecho,
sin tu mano es un hueco cada cosa,
sin tu pisada duele esta baldosa
y es otro mueble sin tu aroma el lecho.

Llueve. Pienso en la sombra. El cuarto es grande.
La soledad, como un hollín, se expande
por este aire de cal y ropa muerta.

Si estuvieras, no sé qué te diría,
pero creo que no me importaría
tanta lluvia en la noche tan desierta.

SONETO NOCTÁMBULO

Deambular. Sin horario. Sin destino.
Atravesar, silbando, el largo puente.
Seguir a esa muchacha indiferente.
Detenerse de pronto a tomar vino.

No saber del amor ni el desatino.
No pasarse la mano por la frente.
Ser lento porque sí. Ser un ausente.
Caminar sin volver. Ser el camino.

Y nada más. Y todo. Y lo que espera
en la sombra que no nos ensombrece.
Y otra vez, calle adentro, calle afuera.

Y pasar. Sin que conste. Sin que pese.
Pensar que llegará la primavera.
Y alguna vez mirar cómo amanece.

De Los zapatos de asfalto, 1967

Y ESTÁ LA TARDE SOLA

Y está la tarde sola.
Y su avenida.
Un grillo tiene sed.
Las piedras cantan.
Y yo pienso tu amor, distante mía.
Tibios nervios del aire.
Son del agua golpeándose la boca.
Pura violencia de agridulce aroma.
Y tu vestido, barco
fantasmal y entre adioses.

El río asoma vacilantes árboles.
Peces
buscándose prenden fuego al crepúsculo.
Mi amor arde también,
llama espinándose.

La piel husmeando nubes.
Encordada la sangre.

Obstinada garganta en verde claro.

ZAMBA PARA ANOUSH

Burbujeante de bucles su cabello,
racimo rubio que deslumbra al sol.
Sus ojos luminosamente negros
transparentan los sueños del color.

De sus pasitos brota la mañana
como desde un dorado surtidor.
Cuando llega volando hasta mis brazos
pasa directamente al corazón.

Anoush significa �dulce�
y es nombre y trino en la voz.
Aunque vivamos gruñéndonos
todo por ella es canción.

Sus deditos deshojan los juguetes
y le aturden los tiempos al reloj.
Pero hace pactos con las mariposas
y respeta la audacia del gorrión.

Sus sílabas ya alcanzan las palabras
y le suman sonidos al amor.
Si hay un cielo mi nieta es un milagro:
de sus trajines lo distrae a Dios.
Anoush significa �dulce��

Música: José Luis Serrano (�Doña Jovita�)