IZAGUIRRE, ESTER DE
A DIOS

Yo quería encontrarte.
Me equivoqué de puerta.
De las fiestas lejanas, vestido de extranjero,
con señales de una extraña locura
bajabas por las calles de los pueblos agónicos.
Atravesé las caras de los otros,
las canciones feroces que callaban:
�esa lo anda buscando�,
y los que no entendían me lo explicaron todo:
la Trinidad: las Carabelas de Colón;
la Asunción de la Virgen: cabeza, tronco
y también extremidades;
qué son las tres virtudes teologales:
un sistema fluvial de la Argentina,
y el Cielo, el Purgatorio y el Infierno�
Se acabó la memoria. Con ella no he vivido.
Lo principal se olvida.
Dios de mi infancia que asustabas mis noches,
la vida se volvió sendero angosto
y todo lo demás, parque prohibido.
Ayer pisé tus ojos en el barro
y quedaste pegado a mis zapatos.
Ahora vives en mí, camino adentro.
Me equivoqué de puerta.

A LA CASA EN VENTA

Te vendimos.
Como se vende un pan o una colonia.
Como a una esclava en un mercado antiguo.
Y hubo algún vendedor
con barbas de saber bien lo que hacía:
señalaba la blancura de tus muros,
manoseaba tus árboles perplejos.
Pude tasar la infancia de mis hijos
las lluvias y las siestas de veinte años,
las caricias de Negro, de aquel perro
que se quedó dormido entre mis brazos.

Y cómo pude ver que, terminada
la ceremonia oscura de la entrega,
otra cara, otra voz, otra mirada
hacia un no sé y un nunca te llevaba
entre el rumor creciente de la feria.
Yo debí pasar hambre hasta quedarme
con todo el corazón a la intemperie,
antes que ver hollados los recuerdos
por pisadas ajenas.
Hoy buscaré un mercado, uno cualquiera,
para vender mis culpas.
Y mi pena.

A UN DÍA DE VERANO NUBLADO Y FRÍO

Es estío. La tarde se ha nublado
para que canten gallos a lo lejos;
y desorienta al rostro del bañado
la ausencia de cristales y reflejos.

Apenas se estremece el paraíso
donde un gorrión ensaya a contramano;
yergue la oreja el perro ante el hechizo
de un día equivocado del verano.

Aparece un silencio dando tumbos
en el tiempo aquietado entre las ramas
como una alondra que perdió sus rumbos.

Es este otoño y este invierno agrario
nueva estación del cielo, no grabado
en el papel sin luz del calendario.

A UNA MARIPOSA EN LA CIUDAD

Allí estás sobre el muro de cemento,
destronada de un ciego paraíso,
de alguna aldea parecida al viento,
de un jardín devastado de improviso.

Qué distancia enarbola tu extravío,
qué vandálica lluvia, qué exorcismo
te arrancó al corazón del labrantío
y señaló a tu vuelo el ostracismo.

Entre tanta ciudad, tanto hundimiento,
tus alas replegadas se parecen
a desquiciada brújula de tiempo:

señalas derrumbada el pavimento
pero recuerdas que hay un Mar de Césped
más allá del naufragio y el tormento.

(De �Y dan un premio al que lo atrape vivo
�De Dios y otras esperanzas��, 1986)

ACEPTACIÓN

Y flotar como un corcho sobre
la corriente

Renoir

Naufraga la mañana
y no puedo salvarla.
Hoy para mi la noche es una fábula
que encienden las luciérnagas.
Quiero flotar,
no me interesa de dónde viene el río
ni adónde y cómo llevará su rabia.
Yo sólo miro el cielo que no cambia.

ADIÓS A LA CASA PEQUEÑA

El mármol y la cal de qué montaña,
de qué árbol marchito el maderaje
fueron las briznas con que se hizo el nido
para quebrar el ojo a la tormenta.

Hoy tengo que dejarte pues mis hijos
no caben en tu abrazo dilatado,
nos mudaremos a una casa grande,
antigua mezcla de terraza y cielo.

Aquí puso a mis pies el compañero
un escabel de musgos y diamantes;
aquí nacieron tres retoños fuertes,
lozanos, claros como nuevos robles.

No te puedo dejar indiferente
pequeña casa de la lucha amable,
el pan me supo a miel entre tus muros
y el sacrificio doblegó mis fuerzas.

Cuando otro habite tus pasillos limpios
y asome alegre por tus ventanales,
al no asistirme entonces ni el derecho

de volver la mirada hacia tu lumbre,
apretaré mis pasos por la acera
como si hubiera hurtado una esperanza.

(De “Trémolo”, 1960)

AYER TE VI OTRA VEZ

Pasabas por la esquina del asombro,
como el sueño que suele repetirse
y al despertar nos preguntamos cuándo
y para qué y adónde.
Te vi otra vez pasar
y oí como el silencio de un rezo impronunciado
que iniciará la procesión del júbilo,
la fiesta de la vida, fiesta pura
y de pura mentira disfrazada.
Ayer te vi otra vez
y por una o dos mañanas,
ciega
para ver esta copa, aquella mesa,
mis manos que te escriben sin saberlo.
Ellas ciegas también.
También desiertas.

COLECCIONISTA

Yo elegí los caminos extraviados de magia
y la vida me puso este incómodo traje para noches de
fiesta.
Yo que hubiera querido sorprender
en las islas ignoradas por el viento
a los duendes que conocen el enigma
de todas las esfinges,
estoy en una red insobornable
contemplando mis manos convertidas
en gestos de coral;
yo que hubiera querido ser hiedra,
ya no tengo ni brazos para asirme a las cosas.
Yo que hubiera querido simplemente vivir,
o morir cada noche con las muecas que dejan
en los labios
los pactos de los hombres con sus ídolos,
soy una piel con rasgos imprecisos
y mi dueño es el látigo del tiempo.
Yo que estaba enamorada del camino
porque creí que conducía al mundo
donde se besa el agua con el fuego,
encontré que una ciudad es parecida a todas las
ciudades
y en todas hay lugares semejantes y casas razonables.
Yo elegí los caminos extraviados de magia
y la vida me puso este estrecho vestido de persona
feliz.
Dios fue un coleccionista que acechaba
mi vuelo sobre absurdas corolas,
me aprisionó en un límite con las alas abiertas
y un alfiler clavado en mi pecho a la tierra.

COMO SI NO ESTUVIERA

Cuando era chica
robé una muñeca de aquella estantería,
y de tanto quererla
pude acallar mi culpa.
Pero una tarde
al ver a mis amigas
con juguetes comprados
�la seguridad y la inocencia�
corrí a devolverla y ya era tarde.
No existía la casa ni la calle
ni aquel amor tan grande
que me impulsó a robarla.
Ahora sigue a mi lado
como si no estuviera.

DESDOBLAMIENTO

A Jorge Luis

Desde qué momento me miraste de frente
sin rozar la distancia con mis nombres antiguos.
Cuál fue tu primer paso por la senda
cuyas piedras no pude desgastar
para que no te lastimaras caminando.
En qué escala de un tiempo indefinido
se disgregó tu sombra de mi cuerpo,
para ir aventurándose
por las grutas oscuras de la noche.
Cuándo te hiciste hombre, de golpe,
sin mediodía, tarde ni clausura,
cuándo creciste tanto
que no puedo mirarte si no miro hacia arriba.
Fue tan anticipado el primer vuelo
que yo sigo acunando a tu recuerdo
en estos brazos donde ya no cabes.
Eramos dos figuras unidas
como en las guardas de papel antiguo.
La tijera del tiempo
me cortó el horizonte de las manos,
desdibujó mi rostro de tu beso
y hoy somos dos imágenes que el viento
ha fijado en los perfiles de la tarde.

DESTIEMPO

Llegué tarde a la fiesta.
Aún así aguardaba un globo,
una guirnalda ingenua
en la puerta de calle desolada.
El dueño de casa despedía
a los últimos huéspedes.
Usted ha llegado tarde,
quizás pueda regresar fuera del tiempo
cuando un dia se distraiga
o se enloquezca un año.
Quizás haya otra fiesta en que ataviado
con todos los que fueron desencuentros,
se convierta en el único invitado.

(De �Y dan un premio al que lo atrape vivo
�Juguetes y otros olvidos��, 1986)

DÓNDE ESTABAS

Dónde estabas
que la vida se fue sin que te viera,
en qué resquicio sórdido del tiempo,
en qué mentira gris,
en qué apariencia.
Si volviera el verano
y una señal del viento.
Si todo fuera igual
y descubriera en la arena
alguna huella.
Dónde estabas
que la vida se fue sin que te viera.

EL ACTOR

Soy dos hombres.
Después, ni yo ni Hamlet.
Tan sólo una pregunta
en el gran escenario
frente al salón vacío:
¿Quién soy?
¿En cuál de las dos cárceles
quedó encerrada el alma?

EL ESPEJO

Cuando miré al espejo
y vi aquella mujer que me observaba
me acordé vagamente de mí misma,
-aunque ella no tenía
las ajorcas de luz en los tobillos
ni la fuente
de Siloé manaba de su pecho.

Tenía, sí, la hondura
de la otra. Y su herida.
Pero no era la misma.
Largos cauces de sed surcaban su mejilla,
y había envejecido de tanto beber cielos
en las metamorfosis de lentas alboradas.
Recordaban sus ojos el amor de los amplios
vitrales del silencio.
Y acariciaba a solas
su verdad como a una
inquietante paloma.

El allegro de un órgano muy alto
me sacudió los hombros azorados,
y entré por el cristal
hasta el límite exacto
de mi precisa dimensión humana.

Yo siempre había creído
que era el tiempo el que se iba
tras cada ciclo cenital morado;
que el ayer existía en la conciencia
y que el hoy ya era un mañana virtual. Impostergable.
Pero entre lo que fui alguna vez
y lo que es hoy la imagen
especular y taciturna,
no son años los que se han ido sucediendo.
Soy yo la sucesiva y no mis noches;
aún ahora no me impulsa el instante:
soy yo la que camina del brazo con la muerte.
El tiempo es solamente
una inmóvil esfinge de amatista,
alzada por las manos de Dios, para animar
su eternidad desierta.

(De “El país que llaman vida”, 1964)

EL QUE NO FUE

�De todos los Sperma Zoidion
sólo uno fecunda el óvulo:
los demás mueren.�

(De un texto elemental de Biología)

Corriste como un loco. Era la vida,
toda la vida la que te jugabas.
Al llegar a la esquina tu tranvía
diez cuadras más allá se te escapaba.

Había que regresar ¿a qué países?
¿a qué verano insulso, a qué embeleso?
¿A la primera cita, a las raíces,
a la luz de bengala de aquel beso?
¿Volver a aquel deseo milagroso
que te escandió hecho néctar en su cuerpo
como un raro poema silencioso?

Predicador, profeta o guerrillero,
pequeño dios que no llegaste a ser
porque el tiempo otra vez llegó primero.

(De �Y dan un premio al que lo atrape vivo
�El tiempo y demás traiciones��, 1986)

EN VIAJE

Ya estoy en viaje
como un radar que busca
la otra cara de la luna,
pero no hay nave que logre los encuentros
perfectos,
ni belleza en los astros que resista
las agudezas de nuestra mirada�
Las palabras de ternura
están condenadas desde el nacimiento
a girar en el vacío eternamente.
Estoy en viaje,
sin haber dicho adiós a las cosas queridas
y sabiendo que el regreso
ya no existe.

(De �No está vedado el grito�, 1967)

FRUSTRACIÓN

Todo al pasar es brillo de lucero,
cansancio de clamar palmas arriba
y adivinar apenas lo que quiero
cuando la inane sombra, vuela esquiva.

Oigo sin tregua resbalar la arena
como a través de inútil varillaje,
en este instante gris que me condena
a no saber usar de mi lenguaje.

Siento el batir de un ala columbrada,
mas de un ave que muere pavorida
tras el brillo primero en la alborada:

la palabra en belleza revelada,
la exultante confianza inadvertida
y en la búsqueda ardiente derramada.

* Nació en Asunción del Paraguay el 27 de mayo de 1923.

INDECISIÓN

Quiero saber qué hacer,
si volver la mirada hacia otro lado
y entonces preguntar para qué vivo,
o buscar al violador de la pureza,
al que roba el buen nombre de la noche,
al que arroja a los campos inmolados por el sol
su mentira de lluvia.
Quiero saber qué hacer con esta savia
que se me va lo mismo.
Quiero saber qué hacer con este grito.

INFANCIA

Hubo un país de cunas y presagios
de guardapolvo blanco y Navidades,
de Reyes distraídos y cumpleaños fugaces
de estrenos de zapatos y verdades.
Un tiempo en el que el tiempo me sobraba
y sobraban la luz y las palabras.
Yo no crecí, se fue achicando el mundo.
Yo no callé,
se impusieron los cantos y pregones.
No envejecí,
la vida se me espeja en la mirada.
No amé,
hubo una invalidez
que reclamó a mi mano la caricia.
No soñaba,
había una realidad para los otros.
Sin embargo seré la que mañana
ya no crezca ni calle, ni envejezca,
y aún así, esencial y despojada,
en un día como hoy, de primavera,
mi sombra irá buscando todavía
aquel país en el que estuve entera.

INSÓLITA

Una paloma apareció en mi cuarto una mañana,
una paloma entera, no le faltó ni el canto.
La rodeaba su bosque y hasta el verdor intacto
y traía con su vuelo el vestigio de todas las distancias,
las nostalgias tatuadas en las alas por todas las partidas.
Se llegó con su cielo hasta mi casa de elemental ladrillo
cotidiano,
y en lugar de mirarme en los espejos,
en vez de arrodillarme, de clausurar avara las ventanas,
de acariciarla como se acaricia un minuto,
cuando la vida es sólo ese minuto,
cerré los ojos cuando se alejaba
transformada en estrella o en olvido.
Ahora no sé si no habrá sido un sueño
que una paloma apareció en mi cuarto una mañana.
Una paloma entera.
No faltó ni el canto.

JUDAS

Soy Judas, el traidor,
y te di más que todos,
yo te dí más que amor.
Para ellos la merced del heroísmo
y la docilidad de serte fieles,
porque ellos no afrontaron tu mirada
allá en Getsemaní.
�Ojalá me hubieras dicho: �te comprendo,
lo estás haciendo bien. Ánimo, Judas�.�
Ellos navegaban en barcas
que el prodigio salvaba de mareas tenaces,
yo me hundí hasta tocar fondo en los abismos
de este mar de ser hombre y acordarse.
Todos vieron los clavos y lloraron,
yo te inmolé para que amanecieras.
Convocaron a tantos para el drama,
Caifás, Anas, Herodes y Pilatos,
por qué también a mí. Yo te quería.
Por qué habrán acuñado las monedas,
por qué las profecías.
Por qué el árbol aciago
como un ojo hechicero reclamándome
desde la sangre intacta de la Biblia.
Soy Judas, el traidor,
el que mejor cumplió con su destino.
El que entregó al que amaba. Por amarlo

LA CASA YA NO ESTÁ

Calle Gral. Díaz entre Alberdi y 14 de Mayo.
Asunción del Paraguay

Yo nací en esa calle.
La casa ya no está.
Si he quedado al nacer adherida a sus muros,
ya soy arena repatriada al viento,
el suelo transformado en otro suelo;
pero aquellas miradas, las primeras,
las que iban descubriendo los mínimos misterios,
el guaraní que hablaba a las muñecas,
todo lo que pensaba cuando mamá guazú
me contaba leyendas de fantasmas.
Yo no recuerdo nada y sin embargo
cuando vuelvo a mi tierra
llamados inaudibles me congregan
en torno a alguna mesa,
con un mantel intacto,
con guayabas maduras
y naranjas tan vivas como días de sol.
Porque hay allí una plaza, una oficina,
nadie sabe al pasar por la vereda
que el aire está completo,
que ya no cabe nada,
ni voces
ni fatigas
ni realidad
ni tiempo.

LA SERPIENTE

El camino fue largo.
Puedo verlo detrás de mí
como una serpiente inmóvil.
Si pudiera aplastarle los anillos
de años,
los ojos de esperanzas apagadas.
Aún es largo el camino.
Mirarla es despertar a la tristeza.
Detenerse, erguida de quietud,
es robarle a las estrellas, para siempre,
la luz.

LOS DUENDES

Cuando juegan los duendes de la siesta
y anda suelta la magia
por los patios celestes de la casa,
salgo de mí, como antes,
con los ojos apenas más cansados
y juego a la rayuela,
ensayo a la mujer con los tacones
y un poco de carmín sobre los labios.
Cuando llegan los duendes de la siesta
vuelve mi perro con sus ojos puros
a devolverme el alma en la mirada,
lo acaricio y sentimos que los días
que pasamos sin vernos desde entonces,
los soñé en una noche interminable.
En una larga noche equivocada.

MIEDO

Tengo miedo al susurro
de los pasos inciertos
en la noche de mayo, por la ciudad dormida.
Tengo miedo a la mano que adivino
muy cerca de la mía.
Miedo a la lluvia mansa
que se parece mucho a tantas cosas;
tengo miedo de no estar despierta
cuando lleguen los pájaros azules
a los campos sagrados.
En toda mi geografía hay un río de miedo.
Desbordado.

MIS VESTIGIOS

Innumerables sendas me llevaron
al futuro vestigio de mi misma,
pero regreso siempre desde ese calendario equivocado
porque hay fuerza en mis brazos
para torcer el rumbo de la noche.
Me busqué entre mis cenizas y no estaba
y mi voz era un eco recobrado y perdido
en el insomnio del tiempo.
Porque estoy de regreso de mi misma
el canto se me agolpa entre los dientes
y se me asfixia Dios en las palabras.

NEUROSIS

Hay días
en que caen del firmamento
los cerrojos de un mundo
al que no podrán llegar el Géminis o el Ranger.
Hay días en que los cabellos se peinan con desgano,
y en que quisiéramos clausurar todas las puertas de la casa,
para no tener que salir a la aventura interminable
de las horas,
para no ole el desamparo de la calle.
Hay días en que el sol es mi enemigo
porque grita los perfiles de las cosas,
y a mí no podrá poseerme nunca para agotar mis
sombras.
Hay días en que se asfixia la esperanza
entre los cuatro muros de mi cuarto;
mañanas en las que no puedo inaugurarme
porque amanece el rostro como un lago pintado.
Hay tardes en que mi cuerpo es un recuerdo
y yo la que recuerda sus latidos.
Hay días en que Dios se empequeñece,
me pide de beber
y yo seco la fuente de mis lágrimas
para ver cómo un Dios muere de sed.

OBSTINACIÓN

Yo beso las paredes de la casa,
baluarte en esta tierra y atalaya,
me adhiero a los sillones,
acaricio la cómoda, el ropero,
pienso en el triunfo
de quedarme en ellos
como la misma huella de mis dedos,
y siento la nostalgia de mi ausencia
al escuchar la voz del que mañana
preguntará a la voz que no responda:
��y quién habrá vivido en esta casa
y de quién habrá sido este moblaje�.
Que algo de mi les diga que he vivido
y algo de mí denuncie que no he muerto.

OCTUBRE

El musgo se abre una ascensión de sombras
en esta fugitiva primavera.

Sangra resina el pino hasta las hojas
porque lo ha herido la primera estrella.

El grillo reza una oración pagana
y el sauce se posterna hasta la tierra
para pedir mejor la flor negada
que ni su eterno llanto consiguiera.

Está la plenitud en esta tarde
en que se escucha palpitar el pecho
de un invisible ser en el paisaje.

Y es más vivo el dolor del desencuentro
entre el mundo infinito que me envuelve
y esta cárcel estrecha de mi cuerpo.

(De �Girar en descubierto�, 1975)

PADRE NAVEGANTE

A Ramón Ayrolo

No querías saber nada
de las fotografías de pájaros en vuelo.
No querías comprender la existencia necesaria
de los supermercados, las farmacias,
los quioscos de noticias.
Querías saber del mar
porque nunca pregunta�
Pero ayer te dejamos en un cuarto mezquino
y busqué por los rincones
para ver por dónde tu alma
podría salir al aire
de ese pueblito blanco
que también fue tu cuna,
y volver a los puertos
en los que anclaste con tu risa llana,
y a los pueblos que ahora busco en los mapas
y no existen.
Padre, duende, delfín,
qué hacer en esta jaula
con la herencia del vuelo.
Y sin tus alas.

POSESIÓN

Yo quisiera entregarte toda el alma
como se entrega el cuerpo
en un solo momento, a cielo abierto,
con un espasmo de dolor y gozo,
con sed de eternidad, de hijos maduros
pero que en vez de sangre tengas sueños
apretados a las células sin tiempo.
Sentir que me fecundas toda el alma
y después nada más.
Como en el cuerpo.

PUEBLO

Desde entonces
cuánta semilla en el secano,
cuánto desperdiciado brote

No ver cuándo amanece
es seguir en la noche.
Y me fui,
abandoné la tierra
y las siestas de hoguera.
Desde entonces
quiero saber quién es la desertora.
Quién soy,
que ahora nadie deletrea mi nombre.
Quién soy que la casa está cerrada
y ajenas, reticentes, las paredes.
Que el perro ya no sale a recibirme,
que al entrar en la escuela
ya no hay olor a tinta
y a sosegado otoño.
Que en el recreo, a las hamacas
las columpia el aire.
Que no quiero ser Tarzán ni Jean Harlow.
Apenas la que soy, pero saberlo,
y no dudar ante el recuerdo
de aquellos cementerios deslunados.

PUERTO

Las luces de los buques anclados en la rada
desmenuzan mi sombra sobre la piedra impávida;
la Cruz del Sur, inútil, señala solitaria
un flanco dolorido y una ruta quebrada.

Se adhieren mis deseos a los barcos lejanos
y dividida entera me veo desde lejos:
vislumbro a mi silueta que no agita pañuelos
ni libera a los besos que mueren en sus manos.

Y persisto clavada como a la cruz deicida,
acuñando en mis brazos la doble desventura
de brindar a los otros mi adiós de despedida,

cuando quisiera hacerse mi nave a la ventura
aunque en umbrosas playas naufrague, sometida,
y el viento despedace su audaz arboladura.

QUÉ IMPORTA

Qué importa que la muerte me espere en una esquina
como en alguna cita querida y postergada,
y no importa esta larga fatiga que calcina,
ni los vuelos finales ni algún ala quebrada.

Qué importa la moneda de cobre cotidiana
que nos da limosna, un dios también mendigo,
si a veces cuando vamos subiendo la mañana,
nos saluda de lejos la mano de un amigo.

Si todavía me asombra la lluvia amanecida,
si los ojos del perro me devuelven confianza
en el disfraz absurdo que me miente la vida.

No importa que anochezca si el amor es mi centro,
si del amor me nazco, por el amor escribo
desde el amor existo y en el amor me encuentro.

REDENTOR

Yo tengo miedo de inventar un hombre,
vago temor de crearle un escenario
donde no quepa todo este santuario
y en que no pueda ni rezar su nombre.

Miedo al amor total y necesario,
de empezar un camino, que me nombre,
hacia el misterio donde no me asombre
que mi piel sea oración y relicario.

Como ciego habituado a la ceguera
que llega a amar su eclipse cotidiano
me quedaré en mi nada prisionera,

mientras se muere en este templo humano
una sombra de Dios, clavada entera
sobre el calvario estéril de mi mano.

(De �Qué importa si anochece�, 1980)

REQUIEM AL AMOR

Donde estaba la gente distraída
que no se oyó el tañer de una campana,
que ninguna palabra lo ha llorado,
que los parques están como si nada.

Empecinado tiempo que desgasta
la estatua y el diamante y el poema.
En mi pecho hay un mínimo supulcro
y una paloma sepultada a medias.

Hay una parte exánime que hiende
las sombras y el orgullo destronado;
la otra todavía se estremece:

el ala viva del amor que ha muerto
esta hoja otoñal, este fantasma
ya no podrá volar ni en el recuerdo.

(De �Y dan un premio al que lo atrape vivo
�Del amor y otros espejismos��, 1986)

SI EL TIEMPO NO TRANSCURRIERA

La vejez al acecho, sin moverse
como un pastor que cuida las haciendas.
De pronto, la mirada sin los ojos
descubrirá una estrella.

TEATRO

No me va el papel de anciana
y la escena me aguarda,
me golpean la puerta
y el público impaciente se agiganta.
Debo salir,
me empujan los relojes,
el escenario clama, los focos me previenen
y no creo en la máscara que llevo.
No me va el papel de anciana
y yo sé que es la última vez que caerán los telones.
Debo dejar que mi cansancio y mis arrugas
se convenzan a sí mismos,
como un mediocre actor, de que es Edipo,
de mi preñez de lágrimas,
de noches que no acaban,
de las mínimas urnas
en las que paseo las cenizas del amor.
Pero entro vacilante,
miro a cada rostro despiadado
y la cortesanía de violines
le va dejando paso a las palabras.
No me va este papel ni lo he querido.
Y al fin todos aplauden
como se aplaude al triunfo.

TELÉFONO OCUPADO

Yo estoy del otro lado de la línea.
Hay un sonido extraño que no es la voz humana
y se plagia a intervalos regulares
como una gota de agua.
Pero yo, cazadora del vuelo,
deseo un sonido desigual de pinos
golpeados por el viento.
Que se rompa la puerta cuidadosa
en un caos de silencio,
para salir al todo de una canción humana
que desde el otro lado me haga señas.
Cuelgo.
Y ya no escucho más a la esperanza.
El mundo es un teléfono ocupado.

TIEMPO

Yo sólo sé que el tiempo me lastima,
no sé si el que se fue o el que no ha sido
todo es tiempo de honduras y de cima,
lo que es bien conservado y bien perdido.

Es tiempo la hidalguía de la rosa
que reina en el jardín un corto día,
tiene un cielo fugaz de mariposa
y un largo invierno de melancolía.

Es largo tiempo la ilusión buscaba,
que cuanto más se busca más se aleja
a la vuelta de cada encrucijada,

y es tiempo esta certeza de la queja
que contra el tiempo ya no puede nada
más que mirar la nada que nos deja.

(De �Judas y los demás�, 1981)

VOLVER

Me hundo en la ceremonia del regreso
como un gran sol detrás de las montañas,
vuelvo en el aeropuerto a saludarme
con la que ayer dejé.
Nos enfrentamos silenciosamente
y hacia la antigua casa y la costumbre
regresamos a pie.
Victoriosa del tiempo,
me instalo en mi disfraz de realidad
para iniciar el sueño de borrarme
y volver a empezar.
El camino quedó en alguna parte;
apenas sé quién soy.
Hay una rueca antigua que hila días
que está cansada de tejer razón,
un silencio anterior que me destina
a ser apenas canto, apenas voz.
Y me entrego a este poco de regreso
ya que no puedo ser todo el adiós.