LEYDET, ROBERTO
COMO EL NOGAL

Como el nogal semilla fuiste
y de la vida dura tú surgiste
aguantando penurias y maltratos
Entre el obraje te formaste
y también como él has resistido
el huracán del tiempo traicionero
que desbastarte quiso
Hoy es tu día padre, y mi mejor regalo
no será el material sino el que sepa
extraer de lo que tú me diste
una semilla igual y hacerme hombre

CONTINUIDAD

Mi padre era montaña, mi madre llano
yo apenas era el río que unía sus manos
La montaña en su altura me daba fuerza,
el llano en su descanso paz y tibieza
Crecía así en las cumbres como torrente
y aquietaba mi paso en el llano verde
Mi padre era montaña, mi madre llano
yo apenas era el viento que unía sus manos
Con mi ulular gastaba las altas cumbres
y mecía los trigos de las vertientes
Cabalgaba el penacho de la montaña
y soñaba ser brisa al bajar su falda
Mi padre era montaña, mi madre llano
yo apenas era el río que unía sus manos
Los dos, como eran fijos, me hicieron libre
para que me marchara con mis matices
y llevara en mi cauce las dos señales
lo hermoso de las piedras y los trigales
Mi padre era montaña, mi madre llano
yo era el viento y el río que unía sus manos Y ahora que la vida me hizo montaña
y puso una pradera bajo mi falda
veo el agua que nace de entre mis piedras
y recorre los llanos con libre rienda
Retorno así al paisaje que recorriera
cuando era viento y río de primaveras
y me siento pujante por la belleza
de ver los ríos libres de mi madera
Mi padre era montaña, mi madre llano
yo sigo siendo el aire que une sus manos

EL MEJOR LUGAR…

El mejor lugar para esconderse
es abajo del farol.
Mao Tse Tung

La búsqueda —persecución vedada del verdugo—
está pisando la oscuridad traidora
La siento respirando en mi garganta…

Vienen por mí. Estoy decepcionado de mi pobre argumento
Me refugio en las sombras —sé el engaño—:
todos podrán mirarme sin ser visto
He recordado cosas que no sirven ahora

“El círculo se cierra, cruentamente…
huye mi pensamiento entre las frases que algún día aprendí…”

Algo recuerdo. Algo de Mao asalta mis sentidos.
Corro al farol:
ahora me ven… pero no están mirando
Terminal

La muerte caminaba dentro de ella
Se ponía su ropa, sus alhajas
Se pintaba sus labios y sus ojos;
calzaba sus zapatos

Nunca pudo saberlo: la llevaba
a pasear al lugar preferido
le entregaba su hombre,
sus encantos

Cuando reconoció su envergadura
ya había alimentado su experiencia
Entonces la dejó seguir su curso
bajo la luna y las estrellas

EL VERSO DERRAMADO

Sobre una hoja de papel
mi verso derramé
cual vino viejo y desdeñado.
Hizo su sombra de pared
acústico y también
amante del solar arcano
Remanso fue después
mi verso de papel
recóndito jag�el lejano
como si fuera a enmudecer temblando fue su sed
al verde del azul ocaso.
Por qué mi verso oscuro de papel
presiente que en mi mies
hay dulce amanecer de llanos
Por qué mi verso como nuez
regresa a su dosel
en busca de mi ardiente mano
Se hizo laguna y fue después
un vasto mar de miel
rodando por callados pastos:
por ese mar yo navegué
azul de tanta piel
hasta sumirme en el hartazgo.

ERES SILENCIO

Eres silencio.
Cuando no estás las aves hacen ruidos
y abarcan con sus alas el ancho mundo
de la palabra escrita
Puedo oír como crecen dulcemente las flores,
la gramilla
y como es de profundo el respirar
de todas —de una en una— las mariposas sueltas
Pero al estar contigo
todo es silencio
Y no porque la vida acalle sus latidos
pero mis sentimientos
sólo escuchan tu risa

ESTAR EN EL LUGAR

De todo el tiempo que pasó, de ayer a hoy, no llevo ni la cuenta
Sólo un montón de desazón, desordenada y gris, como garúa en
/la tormenta
Azul de ser y de mitad la rosa del jardín por fin se hizo de piedra
y en una copla del valor lo amargo del ayer se ha transformado en
/ menta.
Por qué volar al sol sin ton ni son si está la luz tomando la hojarasca seca
por qué correr hacia un lugar si estoy en el lugar sin pórticos ni rejas.
Un pájaro fue el sur que se anidó en mi ser con calidez de ausencia
y aquí en ésta cerviz sus pájaros crío bajo la luna llena.
Hoy puedo regresar azul de Santa Cruz con la nevada cresta
y verlos desde el sur, gaviota, aromo y mar tendido en la caleta.
Voy a subir al sur a ver si soy capaz de ser de sangre y de madera
para poder firmar con lápiz vegetal mi paso por la tierra.
Tal vez ayer fue el hoy y en un mañana azul mi voz sea bandera
el tiempo es tan fugaz que acaba por vencer la siembra y la cosecha.
Vendrán aromo y mar rugiendo en un solaz cual sombras de la espera
y aquí estaré en mi sur, sumado uno entre más sabiendo la respuesta.

EUCARISTÍA

Le dio la comunión
del caramelo dulce:
lo peló, lo bendijo,
y se lo dio en la boca
diciendo internamente:
�es el cuerpo del Cristo�
Y con los ojos mansos
de la pobreza a solas
ella, con su embarazo
de simples ropas rotas
dijo un �amén� profundo
con los ojos cerrados.
El amor es la única propiedad de los pobres
Lástima del poeta que llegara a olvidarlo

I. A. M.

Hoy, a las tres de la mañana, cuando la noche en pleno
conjugaba su hazaña,
la muerte me golpeó fuerte en el pecho y, al sentarme en la cama,
me miró sin mirarme y bostezó un ronquido:
—Hola, pasaba y tuve ganas de conversar contigo—
Así que sin vestirme con adecuada forma,
acompañé su charla desdeñada
Le conté cosas de mi urgencia: la entrevista que ese día tendría,
las novedades de mis hijos, un poco de un proyecto amontonado
y recordamos juntos momentos gratos e inconclusos…
Ella, sin demasiado entusiasmo,
me habló de muchas cosas no agradables:
de todo ese trabajo sin sentido que el hombre le encargaba:
las guerras infelices, las invasiones bárbaras, otros tipos de armas…
mientras alrededor de mi paciencia, un ejército
de enfermeras y médicos y amigos
corrían y ponían cara de circunstancias…
Entonces, la muerte hizo reparo de las cosas
que en torno de mi vida se movían y dijo:
-Estás muy ocupado. Regresaré otro día, dentro de muchos años —

IRREMPLAZABLE

Era tibia su voz, tú la recuerdas?:
se apagaban las brisas con su ausencia
En las tardes de abril se entristecía
y en las de enero olía a transparencias
Era paz su mirar, tú la recuerdas?:
aquietaba las olas su presencia
Cuando miraba al sol palidecía
y acallaba la voz de la tormenta
Era rubia su piel, tú la recuerdas?:
como hogaza de pan hecho a la siesta
parecía crujir con las caricias
y entibiaba las flores de la mesa
Era amor y mujer, ¿tú la recuerdas?
Yo no puedo olvidarla. Si en la cesta
donde juntaba lirios y magnolias,
alelíes, aromos y caléndulas
se quedaron su voz y su mirada,
su piel, su amor, su eterna transparencia
y en el aire de todas las mañanas
el sol empalidece con su ausencia.

LA TARDE ESTABA GRIS

La tarde estaba gris y mi alma triste
como pareja azul y necesaria
Teníamos las marcas de la noche,
del aire envejecido por el agua.
Volví mi ceño añil hacia el pasado
seguro de encontrar la tierra mansa
y sólo hallé el desierto de la vida
subiendo por los muros de mi cara
La tarde estaba gris y mi alma triste
como canto sin son y sin guitarra
Los dos miraban lánguidos la calle
hundidos en el sol de la ventana
Quise decir adiós a mi tristeza,
soltar a las palomas de mi alma
y entró la tarde gris ociosamente
por el vértice azul de mi mirada
La tarde estaba gris y mi alma triste
como dos prisioneros en su jaula

LOS SUEÑOS ENJAULADOS

La casa de mi amigo tiene rejas
y lo que me sorprende es que las hizo para vivir su vida
dentro de esos contornos

Con el gusto de aquellos que aman los compromisos
decoró las paredes,
edificó macetas
y puso luces blancas en los alrededores

Los árboles del patio crecen entre las flores
y hay un hálito alegre en el aire que habita

Sin embargo,
el miedo a los fantasmas que viven en sus venas
le puso rejas negras a la luz de la aurora
condenando a la cárcel los pájaros del alma

Que extraño,
él que quería ver el verde de su pasto
perdiéndose a lo lejos, detrás de la ventana

MAMÁ

Sólo el silencio de la flor
abierta en esta primavera
me arrancará tu nombre de las manos
para dárselo al viento
y a los árboles
Y como a mí -y a todos- nos quedaron
mil cosas por decirte
vendré alguna mañana con el alba
a charlar con los pájaros que tendrán tu sonrisa
Por qué sólo la vida tiene espacio
en el tiempo dorado de los hombres,
en este altar del mundo y del amor
integraré las cosas que quedaron
de tanta vida y tanto sentimiento
fruto de tu sabiduría imprescindible
y así, en el verde sabor de la gramilla
en las flores abiertas del verano
en los árboles altos y en los pájaros
volveré a repetirte en el milagro
de tenerte a mi lado como siempre
venerando tu abrazo

REQUIEM DE BUENOS AIRES

Qué lástima que te vayas virgen de Buenos Aires
Buenos Aires es siempre la ciudad para el crímen

Es a un tiempo —en el día— tan cómplice y traidora
que nadie va a robarle su carácter porteño y citadino

Quién podría negarle su tramposa contienda
su perfume de asfalto
y cemento
y arena
sus colores brillantes trasponiendo los mares
y esas noches de luces que fueron algún día y hoy ya no son.

Es una verdadera lástima irse de Buenos Aires
porque al volver de nuevo se encuentra otra ciudad

Nunca será la misma —salvo en su indiferencia—
Se comporta cual hembra al filo rasurado de los bordes del sol

Deseada y complaciente, como pateando amantes

Qué lástima que te vayas virgen de Buenos Aires
Buenos Aires es siempre la ciudad para el crimen

SANTA CRUZ Y EL ESTÍO

La tarde es calma
Apenas si la brisa mueve los arreboles
y la luna, creciendo, hace canciones
doradas y sin nombre
Hay unas nubes que se arremolinan
en el simposio de aguas y de soles,
la luz azul de las estrellas vaga
y entre los ripios la ilusión se esconde.
Noche de paz —presagio del verano—
el rojo sol destempla las negruras
y en el silencio del desierto ancho
las avutardas buscan la laguna.

SE LLAMA SANTA CRUZ

Yo quería hablarte hermano
de mi provincia obrero-petrolero
que se despierta al alba de la nieve
para cambiar el turno,
que se cuelga de la herramienta gris
con temporal o escarcha
mientras se hiela su corazón y el alma. Yo quería hablarte amigo
de mi provincia obrero-carbonero
que derrumba su vida sin saberlo
frente al farallón negro
y transita su salario de hambre
atado al fondo de los oscuros hielos.
Yo quería hablarte hermano
de mi provincia peón-arreador-de-sueños
que lleva el piño blanco en la meseta
sin saber su destino
ni el destino ni el tiempo de su sueldo.
Yo quería hablarte compañero
de mi extensa provincia
con sus doscientos mil y tantos kilómetros cuadrados
y sus ciento veinte mil habitantes
gringos, chilenos y algunos argentinos.
De sus larguísimos soles de verano
y de sus cortos soles de invierno.
De su viento clavado
desde septiembre a marzo
y de su frío clavado
desde marzo a septiembre.
Se llama Santa Cruz.
Y quería decírtelo
porque sería una lástima
que un día nos la roben
y tú hubieras vivido sin saberlo.

SI EN EL MUNDO SE PAGARA CON MONEDA DE MIEL

Si en el mundo se pagara con moneda de miel
tus ojos adquirirían un valor inusitado
Posiblemente figurarían en las vidrieras de las casas de cambio
o se registrarían en las bolsas que atienden el comercio.
Y todo en este mundo tendría otro sentido
porque tus ojos vindicarían los hechos más adversos:
No tendrían valor —como un ejemplo— las armas,
ni se valorarían las mercancías de la muerte
Si en el mundo se pagara con moneda de miel…
Pero aunque sea una lástima, en este mundo no se usa esa moneda
y el valor de tus ojos sirve —tan solamente— para aquietar mi angustia
y llenar los abismos de mis temores ciertos
Cuando en el mundo entero tus ojos sean vistos
nadie jamás querrá gastar una moneda
y los hombres, las cosas, los amores, los niños
tendrán sonrisas plenas y los ojos muy limpios
como esos ojos tuyos que construyen los míos.

SOY TU HABITANTE

Soy tu habitante: cuando caminas duermo en tu vientre
cuando trabajas, cuando estás hablando
trepo a tu frente y me deslizo al lado de tus ojos
no para ver lo que ellos miran, sino para mirarlos Soy tu habitante: cuando te duermes plena de silencios
me siento entre tus pechos y deshojo los pétalos del aire
entibiando las brisas que respiras para que sean más suaves
y volando en tus sueños por el cielo cual rémora distante
Soy tu habitante: estoy allí, callado, substancioso,
desnudo entre tus pliegues y quemado de sol
Casi tan transparente como un suspiro tuyo, inadvertido,
Casi tan silencioso como el murmullo de tus ojos cuando cae la tarde

TERMINAL

La muerte caminaba dentro de ella
Se ponía su ropa, sus alhajas
Se pintaba sus labios y sus ojos;
calzaba sus zapatos

Nunca pudo saberlo: la llevaba
a pasear al lugar preferido
le entregaba su hombre,
sus encantos

Cuando reconoció su envergadura
ya había alimentado su experiencia
Entonces la dejó seguir su curso
bajo la luna y las estrellas

UN HOMBRE ROJO Y UNA MUJER AZUL

Un hombre rojo y una mujer azul
se aman
Por encima de los colores de la piel
y de la alta marea
del océano.

Él, cuando atardecía el sol,
se ponía translúcido en la esfera
del horizonte en llamas
y danzaba un ritual mágico
de rogativas y esperanzas.

Ella, al apoyarse en el vértice de la noche
al este,
mezclaba su cabellera con el cielo
y se encendía de estrellas y de miles de lunas
amarillas.

Un hombre rojo y una mujer azul
se aman
por encima de todo
y eso importa

VOLVEREMOS

Volveremos Malvinas, diariamente
En los hombres de pie que se quedaron
enriqueciendo el suelo.
En el aire caliente que surcaron
los bravos del espacio
En la sangre, los buques, las gaviotas,
seguro volveremos
porque tu soledad nos pertenece y nos recorre el vuelo de tus alas
como prenda de paz y de valía
de este pueblo creciente
No hay desmayo
La frente presurosa de sudor
te está mirando
Atenta y vigilante una Bandera
aguardará tu abrazo.

YO AMO A ESA MUJER

Yo amo a esa mujer
y la amo tanto
que ni siquiera ella lo imagina
La amo con la fuerza que nos brinda la vida
y he comenzado a amarla
desde un tiempo remoto
cuando entendí el mensaje que en el alba dormía
Ella es mi única estrella, mi único objetivo
Su presencia es el tiempo donde creo las cosas
Y cuando se me aleja por motivos triviales
es como si faltara una parte del aire
Yo amo a esa mujer
y la amo tanto
que ni siquiera ella lo imagina
En varias madrugadas donde el sueño se aleja
he contemplado exhausto su figura dormida
y despierta en mi alma una sexual ternura
que me hace amarla tanto y con tanta premura…
Solamente mi mano acaricia sus sueños
solamente mis ojos son su marco y sus dueños
Y ella duerme tranquila por que lo ha comprendido
aunque nunca lo sepa en su profundo sino
Yo amo a esa mujer
y la amo tanto
que ni siquiera ella lo imagina
Y si un día cualquiera llegara a imaginarlo
sabrá que siempre, siempre he sentido lo mismo

YO LA HUBIERA LLAMADO PRIMAVERA

Mi abuela se llamaba Estefanía y le decían Rosa:
yo la hubiera llamado Primavera
A través de sus ojos —que nunca abandonaron la inocencia—
se anunciaba la vida, el amor, la pureza.
Y en sus manos pobladas de voces y de tiendas
cada arruga era un surco, como la misma tierra.
Sus senderos de tiempo siempre tenían pájaros
y florecían solos al calor de un abrazo.
Perfumada de albahaca, de pimienta y poleo
su silencio era un himno que alumbraba su vuelo.
Mi abuela se llamaba Estefanía y le decían Rosa:
yo la hubiera llamado Primavera.