LUKIN, LILIANA
1

¿dijiste merecer? “no es tiempo de prometer
sino de recibir lo merecido” ¿dijiste?
¿y acaso sabemos más por lo dicho
que por la dicha de sentirlo?

Trivialidad de lo que se arma en el poema
para la maravilla oscura de la vida
y merecer ¿no es haber tenido?

En el surco de lo desesperado ya está la huella
de una vieja felicidad su futuro trazo
el aire lleno de música de un sueño:
duelo y anunciación: lo merecido

pero ¿dijiste merecer? ¿tener habido
un tiempo a la luz de amor perdido
y haber tenido del amor lo que vendrá?

12

El pelaje del lobo está hecho para la caricia
que no conocerá, inevitablemente el lobo ama
el amor en el cordero, pero más los brazos que cargan
al cordero, las manos que se deslizan por su lomo,
la paz de ser el perseguido y no el perseguidor.

De Ensayo Sobre El Poder, Wolkowicz Ediciones, 2015

16

Acostarse, abandonar,
renunciar a la vigilia, desnudar
la cabeza de esa familia
de palabras: recostar
el alma que pesa.

Sobre su centro de gravedad
reposará ese miedo de perder
el control de los ecos del día,
de no ser
imprescindible en ningún rol.
Cerrar el ojo y el ojo: dejar
el deseo sin cerrar,
amar el cuerpo tendido
como se ama el sentido del soñar:
reposar, reposar,

como un guerrero que odia las guerras,
como la perra que amamanta a su cría,
dejar esa “pasión demencial”
por estar de pie y atenta olfateando ideas,
aprender la lenta disciplina de renunciar.

2

la vida como un gasto: dilapidación gozosa
¿una poética del derroche para los que quieren garantía?
¡ah! los avales que demanda la conciencia ajena
para la que todo gasto es una pérdida
y todo exceso pide reparación
¿es que no han entendido nada de la vida? ¿aún?
¿y temen más de lo que disfrutan todavía?
veamos ¿acaso hay algo más comunicante
que la ternura de los cuerpos? ¿acaso
“no es bastante ser la fiesta de otro”?
¿y la alegría del hacer no es la misma
al escribir que al acariciar?

De Las preguntas, Ed. De la Flor, 1998, Ed. Del Camino, 2016

2.

Las curvas producen sombras curvas,
nuevos planos donde ella soporta la caída
así como las manos la flor, los pies el alto
zapato, el cuello las dos vueltas
sobre el puente del pecho.
Las curvas duplican lo que ella conoce de sí
y lo que no conoce: antes de él, después
de él.
Ese ángulo de cristal organiza las miradas
que van y las que vienen: da peso a la idea
de un cuerpo que nace entre las dos.
Al entrar él, allí beben, sin preguntar
se apoderan, de lo que tocan hacen
deleite, violenta armonía.
Con algo de terciopelo, algo de nácar, algo
carnal, cada triángulo habla, para
él, de una transparencia letal, una
irresistible amenaza que ella suele
llamar felicidad.

De retórica erótica, Asunto Impreso Editores, 2002

20

Este comportamiento adictivo
con la ficción, el abuso
de consumo de escrituras
y la lectura como panacea son
sólo sal en la herida
de la calcinación muscular.

Y la pasión enfermiza por vagar
entre papeles, debajo de
los radiadores de silencio,
sólo produce éxtasis, atención excesiva del iris
por la música de la letra,
agotamiento y un placer que insiste.

Me tiendo en el lecho de Procusto
de esta realidad, desvestida de todo,
con el libro en la mano que resiste.

De Teatro de Operaciones. Anatomía y Literatura, Ed. En Danza, 2007

4

El amor del lobo por el cordero ama
su debilidad de lobo expuesto al vellón,
a los ojos redondos del pánico. El lobo
ama la piedad que no conoce,
adivinada en el momento del zarpazo definitivo.

5

Sueño con lobos, los corderos
persiguen mi sueño,
quieren entrar en él
como quien entra atropellando
en la jaula de su miedo.

6

El amor del lobo por la sangre
del cordero escribe
el drama del rebaño:
ser el objeto de un deseo
que sólo se sacia en el sacrificio.

8

El cordero sabe que es la metáfora
de otra cosa, que el lobo es
la metáfora de otra cosa: comienza
con palabras como amor, y termina
con la muerte de alguna pasión colectiva.

CARTA XVI

mi querida: los hombres nos envidian el penetrante
juego de intimidades sucesivas: los ensordece
el murmullo de palomas que cambiamos
insomnes y ligeras por sobre toda obligación

envidian la obscenidad de nuestros juegos
contar y llorar como hijas de la misma madre
(que hubiéramos compartido los baños y las camas)
o como madres a punto de parir (casi desnudas
y hablando de un dolor parecido)

los hombres es sabido nos envidian
el impenetrable clima de las risas oblicuas
(como de amiguitas a la siesta en el zaguán)
y esa falta de verg�enza al mostrarnos las llagas
o hacerse vestir o acariciar el alma una por otra

ellos no saben cómo hacer para podernos
distraer de nosotras llamarnos la atención
es su pasión y su calvario: tan fuertes
somos en nuestro pacto el motivo de su deseo

desesperan de nosotras pobrecitos
y amados como el otro de nosotras sospechan:
la insuficiencia de ese modo de amar

ellos quisieran ser una más y nos envidian
lo impenetrable (el resto de adolescente que se deja
tocar sin perder nada) ese poder de ubicuidad
que nos concilia con el infierno en un salón del paraíso

en esta lucha por el amor de cada día
ellos no saben de nuestra necesidad y nos envidian
y aunque les juremos que nos son imprescindibles
sabrán que en esa frase hay una trampa:

ser el otro de nosotras es poca cosa
y ellos siempre querrán ser una más

De Cartas, Ed. De la Flor, 1992; Ed. Del Camino, 2016

I

Siendo que
‘el sueño de la Razón
engendra monstruos’
yo deseo que la Razón
no sueñe,
sino que obedezca al deseo
y sirva a la necesidad.

Mi sueño de obediencia
y servicio se olvida
de incluir entre sus frases
‘si no así, cómo, si no aquí, dónde,
si no ahora, cuándo’.
Mi sueño es un sueño
incompleto. Temo por él.

INGENIERÍA NATURAL

Volcada como
una copa goteás
tu dolor hacia adentro.
Sísifo del lenguaje,
lo que perfora no es
la insistencia del gotear,
sino una voluntad no reconocida
puesta en la gota: líquido veneno
y no elixir, lo líquido de los
acontecimientos vuelto veneno,
pasivo, quemante, adormecedor.
La trampa de un drama dado a beber
en una copa donde no hay
ni borra ni dulzura.
Lo que goteás deberías dejarlo
caer.

INGENÍERIA NATURAL

Volcada como
una copa goteás
tu dolor hacia adentro.
Sísifo del lenguaje,
lo que perfora no es
la insistencia del gotear,
sino una voluntad no reconocida
puesta en la gota: líquido veneno
y no elixir, lo líquido de los
acontecimientos vuelto veneno,
pasivo, quemante, adormecedor.
La trampa de un drama dado a beber
en una copa donde no hay
ni borra ni dulzura.
Lo que goteás deberías dejarlo
caer.

IV

Con una marca de tinta
señalo las puertas
de los sueños no cumplidos:
años de tinta, tiza, carbón,
años de sueños señalados.

Cuando duerma
otra vez, las ideas bailarán
alrededor de una mesa
la danza de los apenas
satisfechos.

Al despertar abriré,
apenas tocando, lo marcado
y gritará: una rajadura
basta para entrar
al paisaje de lo incompleto.

Y estaré cansado,
no como quien trabaja
en un sueño,
no como quien insiste
dibujando detalles de un tapiz
para no corromperse
en lo quieto de haber visto,
sino agobiado,
como quien pone los platos
que faltaban
en una mesa interminable
y no tiene platos
ni pan,
sólo puertas.

De La Ética demostrada según el orden poético, Ed. La Cebra, 2011

IV.

He descubierto una rama de odio
en la magnolia del parquecito:
no es de nadie el árbol, el paseo,
el descubrimiento.

De quién es el odio?
Ama la magnolia su brote,
su rama que estalla a punto
de floración bella y blanca?
Qué estupor ver esa especie
creciendo, su inocencia
aparente en la forma de
encarnar,
qué deseo de un
alerta a los sentados, los solos,
los amantes de la sombra,
decir: cuidado allí, cuidado así,
yo misma asustada
todavía, conjeturando sobre
modos sorpresivos de proliferación
de un sentimiento
en el reflejo del cristal que el hielo deja
en el tapiz, el musgo en la terraza,
dentro del poso de la taza de café,
hay un odio que crece para alguien
en el cuajo de leche y en la cepa
del vino y en el hilo de coser
puede haber odio.

Camino hacia la zona de luz,
salgo del bosque casi artificial,
de utilería los bancos en la grava,
llevo la rama
pesada, todo lo que miro
se enturbia en el agobio
del recuerdo de un árbol.

Mala semilla durmiendo
entre nosotros, para siempre burlados
en la idea de un Jardín.

De El Libro Del Buen Amor, Wolkowicz Ediciones, 2015

MUDANZAS

para que estés más cerca de tu preocupación
decidí cambiarme de lugar:
tu preocupación
merece que duermas a su lado

una luz (como en tantos poemas
hay) una luz fraccionada en la idea
del poema:
cae sobre tu rodilla o sien
y cae sobre el lado claro de las plumas
que tu almohada añade al preocuparse

para que estés
más cerca de quien merece
hay un lugar:
cambiar estas palabras
hacer un edredón con las ideas del poema
apoyar sobre él la triste la cansada
cabeza. Que duerma.

Destapado de mí.

De Carne de tesoro, Ed. Sudamericana, 1990

XX

Como una esclava
en el tobillo
de una mujer libre
adorna y sólo marca
el contorno del brillo
pero es
el cuchillo del deseo
para el dueño
de un deseo de tobillo
así ella
dueña de su contorno
brilla en el adorno
y en la doble
esclavitud
de su ajorca y su tobillo
está su libertad

como una esclava.

XXII

Como un disfraz
es un cuerpo vacío
frente al lleno de la desnudez
mi cuerpo busca
ser lo visto y lo escondido
y en la propia ausencia
de vestido desviste más.
Como un disfraz
al propiciar el revés
del enigma hace un desvío

así yo misma
cubro y descubro una verdad:
ser cuerpo es mi extravío

y lo que viste es eso
como un disfraz

XXVII

Como una caja
que guarda y resguarda
aunque está expuesta
así ella
lanzada al reto
doble en su apuesta
de mostrar y guardar

hace del dar
su secreto.
Como una caja
tapada pero abierta.

De Construcción comparativa, Alción editora, 2003