SÁNCHEZ SORONDO, FERNANDO
CASUALMENTE

Me he levantado hoy como si nada ni nadie hubiera sucedido,
sin cálculos ni presagios, sin edad,
antes de toda tristeza y de toda palabra,
al margen de todo derecho y de cualquier obligación.
Detrás de la ventana, junto al plátano activo,
el mundo sin escarmiento me instiga a toda empresa.
Al poder y a la gloria, al amor y al dinero,
a embarcarme con mi hijo y cruzar el océano,
no menos que a vestirme de gala y visitarme a mí mismo
o a pasar en limpio el poema de amor
que casi siempre va con uno.
Soy un aficionado a las mañanas, a las vísperas,
al mágico momento en que llegamos a la sala
y la orquesta auspiciosa afina sus instrumentos, las antesalas, las turbinas del avión calentándose,
el golpe en nuestra puerta del que no estamos seguros,
el rostro tan parecido al que esperamos, prefigurándolo,
la carta aún no leída, el regalo no abierto todavía,
la primera conversación, eterna y baladí
con quien fue luego nuestro íntimo amigo,
el más remoto y ambiguo gesto de amor que un día reviviremos
una y mil veces con la amada,
y que pudo, como todo, como nosotros mismos,
ser lo que somos —o no- casualmente.

CRECIÓ TANTO DE VIEJO….

creció tanto de viejo
de viudo
de solo
de enfermo
de pena
cuando no daba más
dio más
que nunca
siempre fue tan contreras
le llevaba la contra
al poder
a la suerte al éxito
a casi todo
abrazó el infortunio
se lo pedía a Dios
le fue concedido
y en abundancia
pero también
la renuncia
el coraje
el arrojo
la inconciencia
casi
de los chicos
la elegancia
del talento
malogrado
la pureza
la temeridad
la andante
caballería
�las furias y las penas�
y esa �agria simpatía�
tan suya
tan linda
Poema inédito, 2012, en memoria de mi padre.

DOMINGO

Hoy es domingo en todas partes y a la tarde.
Domingo en tu teléfono. Domingo en los cenicientos suplementos literarios.
Domingo en los corazones francos
de las mucamas y de las señoras sin mucama.
Domingo en las cancillerías.
Domingo en las barbas de los borrachos
-hermosas, canas, tristísimas
como un espejo abandonado.
Es el terrible día en que Dios descansó.
Día frío, ateo y peligroso
en que Dios descansó como un banquero.
Hoy tengo un lugar donde caerme muerto
pero no lo tengo para vivir.

ESTE SILENCIO…..

Este silencio que seremos
este sonido dado vuelta
de los ojos infantiles,
del blanco, de las manos,
del cuidado, de la fe;
este silencio
que tachamos
con palabras,
contra el que hacemos
el amor, la guerra, hijos;
construimos edificios,
destruimos, nos enojamos
y, orgullosos, lo cubrimos
con banderas y declaraciones.
Contra la �buena nueva�
que nos trae, elegimos
las noticias, las yemas sucias
de los diarios;
contra su anunciación,
las encuestas, el día a día
de los emails.
Sin embargo no logramos
acallarlo: este silencio
tendrá siempre
la última palabra.
(De Poemas en blanco, 2012)

LA SUMA….

la suma
de las partes
no me da
tu risa
no me da
tus verdes
tu océano
tu voz
yo te beso
en total yo te escribo
márgenes
te subrayo
puertos
una llegada
manos
urgentes
te desvisto
ganas
secretos
te sexo
te todo

MI MADRE ESTÁ ENTERRADA….

Mi madre está enterrada en un cajón
en un barrio de albergues transitorios
y restaurantes caros, lujosamente horribles,
en los alrededores de una infancia
con gomeros como carpas de circo:
yo fui, hace muchos años, trapecista
de rama en rama y de dolor en dolor.
Mi madre está enterrada con señores
viejísimos, ilustres y feos.
Ella, que es la más joven,
caliente y viva: yo creo
que, por las tardes,
huye de la Recoleta
y alienta el amor ilegal
de los albergues. Al menos yo
la he encontrado más en esos espejos ingenuamente afrodisíacos
que en el espejo de la memoria.
Mi patria no sé dónde está.
Mis amigos, amigos.
Mi amor, muy lejos.

NO ME SALE ESTE INVIERNO…

No me sale este invierno, no me sale.
Yo tenía un amor al que le gusta
el invierno, el frío y su pureza.
Siempre quiso llevarme a Bariloche.
Traté de retenerla por las playas
y sus largas sobrecamas eróticas.
Andaba desnuda para siempre.
Apagaba estufas. Reía la intimidad.
La extraño punzantemente. No volverá.
Si vuelve, la traerá el verano.
Faltan tantos cubrecamas, tanta lluvia
olvidada en el perchero de un médico,
tanto frío en los pies y en el cerebro,
tantas duchas de agua hirviendo
para aliviarla, tantos poemas
y días feriados que no me van a salir;
me da frío pensar que, sin embargo,
no moriré de ese frío.
Hice todo lo que había que hacer: lloré,
escépticamente consulté adivinos
que adivinaron que volvería; oí toda la música de los dos;
repasé los parques; confié en las costumbres;
choqué, perdí la agenda, me emborraché,
me acosté contra ella en cama de otras,
me olvidé del cumpleaños de mi amigo.
Se fueron tantas cosas con ella,
que me siento abandonado de mí mismo;
no atino a recordar cómo era el mundo.
Se fue la risa pródiga, el humor bueno,
el cuerpo entero de mi cuerpo,
la vida sin ganársela, el don.
Pedí más horas a esos amigos
ortopédicos que son los psicoanalistas.
En lugar de sus cartitas domésticas
las mesas se llenaron de recetas.
Tuve que comprarme un despertador.
Se fue la mirada más luminosa, mi brújula.
Se fue llevarla de la mano al cine
y bastarme para ser inmortal.
Aburrí a los amigos con la historia incesante.
Fumé marihuana en rueda de fantasmas.
Deseé, por primera vez, ser otra persona.
Se fueron, bajo sus polleras, los hijos numerosos,
la vida mágicamente campestre en plena ciudad.
No encontré un solo libro para leer:
ninguno estaba escrito para mí.
Hasta se fue Fernando de mi cuerpo.
Y todo lo que se va a ir yendo todavía.
Me quedarán los libros viejos, los menos amados, aquellos que no presté o regalé: me quedarán
los muebles que enviudaron sucesivamente conmigo
y esas ilusionistas de circo de morondanga:
las palabras. Mi Dios, si estás, no me abandones.
(De Primeros auxilios, 1987)

ODA AL JAZMÍN

Tengo muchas cosas que decir del jazmín.
Toda una infancia que decir,
y vísperas blancas del verano y las fiestas
que aclaraban la voz y dilataban el pecho.
Desde entonces, desde el jazmín, soy practicante
del silencio y del blanco, del hilo
crudo del misterio, de las hojas en blanco,
la Nochebuena recién tendida en familia,
la risa cristalina del verano,
la inspirada luz de las velas,
la tímida elocuencia de la luna,
la primera estrella, el primer diente,
el baile inmóvil de los veleros anclados,
la sal del mar y de la lluvia, las amarras,
y esa fragancia, profundamente ilesa,
que me devuelve a la vida sin palabras.
En su incesante nacimiento y muerte
-como el río que durando se destruyela
naturaleza levanta, sin embargo,
en cada jazmín que se abre a nuestro paso
la más fragante y nítida bandera de tregua.
(De Salpicón las más noches, 1974)

QUIÉN HABLA……

Quién habla
de amor
tan
irresponsablemente
un político
un comandante
un vendedor
de Dios
de almas
enjundiosas
baratijas
qué jíbaro
desguazó
nuestras
palabras
malvendiéndolas
y ahora
cómo hago
cuando quiero
decirte
simplemente
que te quiero
y suena
a funcionario
a padrón
estampita
afiche aviso
a novena
y es de décima
me queda
un atajo
ninguno
o la poesía
de veras
nadie
o vos
Poema inédito, 2011

SOMOS LO QUE NO SALE EN LAS FOTOS…

Somos lo que no sale en las fotos
ni en las palabras:
el carraspeo, la entrelínea,
el rellano
entre un pensamiento
y otro;
lo que nos sobra,
lo que nos falta,
lo que el miedo nos tiene reservado
a la vuelta de una esquina
o incluso
frente a frente;
el hilo que se nos pierde
al hablar;
aquello que nos desvía
y absorbe, de pronto,
toda la mirada.
(De Nadie se muera, 2008)

VEO PASAR MI MUERTE….

veo pasar mi muerte
me mira atónita
descreída celosa
hay desorden y no hay nada más
en el desorden
la mujer que amo mira el reloj
en un reloj de hombre
las palabras sirven
el café aguado
de los elogios
exagerados
contra el silencio
afortunadamente
nadie escucha nada nunca
y no llegaron los verdaderos amigos
todavía
nadie sabe nada
ni siquiera yo mismo
ni mi muerte atónita
será verdad
lo que nos dijeron
de chicos, me oigo
comentarle
a mi hermana Dolores
ha sido todo tan rápido
tan lugar común
tan clisé,
perfectamente tachable
por inverosímil
aunque haya ocurrido
si ni siquiera
se enteraron la ropa
los papeles las facturas
las fotos de otros muertos
esperándome
la luz que dicen
al final del camino
los maestros
que estarán allá
acompañándome
ni el frío difícil
de acá
ni el florista
que me hace precio con los nardos
mientras hablamos
de Lima de Chosica
�no puedo creerlo
yo justamente
hablé anoche
con él�
van a decir
en cualquier
momento los que dicen
las cosas, los que llevan
el gasto de la conversación
al decir
de las novelas
finiseculares
qué de coincidencias
o ninguna
ya todo es igual
imperan los sinónimos
y son antónimos
quizá sea simplemente
un error, una mentira
una charlatanería
de vecinas con los brazos
en jarra
una manera de que
pase algo por fin
en una de esas
mi muerte

YO CREO EN DIOS…

Yo creo en Dios:
es de mí mismo
de quien a veces soy ateo.
Entonces me remonto y miro
los nombres de los ríos y montañas
que hacen bien: el Himalaya, el Rímac,
la bendición de los mapas,
Almora, Benarés, Getsemaní,
-ciudades de otras ciudadesel
Monasterio de La Trapa en Azul,
los accidentes geográficos
que tanto curan al hombre.
Y hablo en hindi o en quechua,
río en guaraní, sueño en chino,
y despierto en la palabra justa,
en la eternidad viviente del mar,
en la divina proporción salvaje
de la ola en el Océano.