VEIRAVÉ, ALFREDO
31 DE DICIEMBRE

Al terminar este año, libre de torpes adhesiones,
limpio de corazón y purificado en el origen
por la evidencia del tiempo,
contemplo en esta última tarde: al mundo,
que comienza a desaparecer dentro
de la noche estrellada de un verano
en una causada rotación infinita;
y al ver que la vida está hecha del movimiento
propio de nuestro ser y del movimiento
de los seres que giran dentro de la órbita
de nuestro sentimiento,
y siempre de alguna manera, todos
los que están en nuestros días: los seres y las cosas,
forman parte de nuestra marcha,
agradezco al universo, a las cosas, a mis hermanos,
alguna porción de ternura, de realidad, de causa final,
que pueda quedarme como sedimento
después de los hechos,
cuando mi alma emprenda una última rotación
fuera del tiempo. Y como
todo agradecimiento implica el reconocimiento
de una deuda
algo quisiera dejar:
un poco de esta fuerza oscura pero levantada
que a veces como un grito me sube por el pecho
cuando pienso que el mundo es también
una jubilosa imagen de nuestra propia esperanza.

ADVERTENCIAS AL PRÓJIMO

Nunca dejen cerca un paraguas abierto: su negrura
redonda dentro del cuarto
es un proyecto inverosímil pero cierto
¿A qué mortal no le gustaría viajar colgado de su
mango?
Nunca pongan su foto en las revistas: su cara de Alicia
en el país de las maravillas
puede ser como “la mujer imaginaria que se volvió
real”
espléndido título para un plagio
para confrontar con otras máquinas
cibernéticas
para un tango de De Caro,
y entonces
¿A qué mortal no le suceden cosas?

AFICHE DE CLAUDIA ANUNCIANDO UNA NUEVA MARCA DE CIGARRILLOS

De pronto
como una flecha envenenada de los jíbaros
como el
lanzamiento espacial
como el gol que estalla en las gargantas de
la multitud
Claudia, sentada en una terraza de Venecia
me miró con sus ojos de fuego y sus piernas recogidas,
y de pronto
la plaza de mi pueblo se abrió
como el capullo del palo borracho que suelta
el aire caliente
del verano sus semillas
como el báculo del ciego en la tormenta
como el último velo de Scherazade
como la polvareda por las calles de Tres
Isletas.

ÁRBOL GENEALÓGICO

Vana será la historia que narran los griegos dentro
de unas hierbas que aroman los siglos,
o los fenicios
en barcas de esmeraldas enterradas en la costa.
Vana será
la genealogía de las tortugas quemadas en las arenas
radioactivas
del trópico, arrojadas a las aguas diversas; o la historia
de las progenies victoriosas que, desnudas y fugaces
comieron la semilla del árbol del Mal.

Aniquiladas por las seguras previsiones del olvido,
también
serán seguramente arrastradas por las cavadoras
lluvias
estas hermosas visitantes que andan hoy por las
vidrieras
o los aeropuertos, por eso, es previsible
tampoco hablar de esas formas perecederas.
Solamente
Delfina y Federico tienen su árbol genealógico
indiviso.
(Parte de tu corazón, crece hacia mi pecho.)
Los oscuros pájaros de la noche, en sus ramas altas
y alegres
celebran sus creación imprevista, y sobre la soledad
vencida
peinan con un cepillo de oro
la cabellera rubia de unos ángeles naturales. ¡Cuantas
veces,
desde ahora, los lejanos diluvios
seguirán engendrando dos rostros semejantes!
Solamente el amor
seguro de su aniquilación, ha inventado jugar con
las lágrimas del tiempo
en este extravío
que dulcemente nos trasmigra,
en este bosque de almendras distraídamente delicadas.

Cerrados a la disolución
en sus ojos semejantes a los nuestros,
en sus participaciones inesperadas,
sentados entre las hojas anchas del jardín
o desde las fotografías,
nos miran pasar (¡oh, sí, como dioses!)

(“Destrucciones y un jardín de la memoria”, 1965)

ARTE POÉTICA

A sangre y fuego entra en los conflictos de la historia
en los recuerdos imaginarios
y no te prives de comer todas las hojas de los
herbarios
Confía ciegamente en los secretos de la reproducción
en los mecanismos
de la asimilación en los confesionarios de la mente.

(“La máquina del mundo”, 1976)

CONTEXTOS

Parcialmente duplicados en la oscuridad
son los espejos de una tradición esotérica
las derivaciones persas
las piedras de los templos hindúes
las lianas de una selva y de futuros
espectros
a ellos sólo les conciernen los segundos de la cuerda
que destroza el cuello de los ajusticiados
el grito de las viudas en el zaguán
un choque violentísimo de
los planetas amarillos;
comparativamente las religiones
tienen tentativas similares
en los estados de una conciencia temerosa,
lo increíble es que
esta iniciación tiene sus conclusiones inocentes
y los puntos de vista
están ciegamente anulados en el juego.
Lo increíble es que de esta antropofagia ritual
aparezcan series que continúan
ejerciendo el mismo contexto en distintos ensayos

A ellos sólo les conciernen después de la bajante
de las playas
el leve movimiento de los últimos moluscos
el cruel mecanismo de las modelos en la era industrial
el mundo dentro de dos oscuridades
paralelas.

DESCRIPCIÓN DEL MONSTRUO ELLA O LA MUJER CAÑÓN

(A partir de 1970 las cosechas de algodón en el
Chaco
declinaron Hubo desalojos y en grandes éxodos los
campesinos abandonaron la provincia en bandadas
silenciosas) Mientras tanto en el Museo de Arte
Moderno de Estocolmo
sus creadores
Niki de Saint Phalle (francesa), Jean Tinguely
(suizo) y
Peter-Olf Ultved (finlandés)
exhibiéndola como a Caperucita devorada por
Drácula
reclinada en un diván con las piernas abiertas
Los turistas podían entrar por la gran abertura y llegar
al vientre donde encontraban un gran acuario
con peces voladores
Los enamorados
disponían de un cuarto íntimo
pero los micrófonos ocultos difundían
las voces de los dos, sus murmullos o los gritos de la
ninfómana que llegaban hasta el Bar situado
justamente en el seno derecho de la estructura
Cabinas telefónicas, una confitería, una librería
y hasta un planetario
completaban las instalaciones
de esta escultura funcional que ha causado
la admiración de todo el mundo
con excepción de los campesinos que dejaron sus
campos y se fueron a vivir a Buenos Aires.

EL ÁNGEL Y LAS REDES

¿Qué objetos y qué palabras nos designan
ahora? ¿Qué estados de la ternura universal
de los animales y de los vegetales
y de las finas arenas del crepúsculo
convocarían nuestras almas, cuando ya no estemos?
Sí, María, porque uno está en el mundo
y rueda hacia sí mismo
de aquí para allá, y deja las ciudades,
su casa natal, las lámparas del pueblo
escondidas en el fondo de un río
y también los cielos
y los sueños.
Y uno crece, y un día
entiende que ya no es un melancólico adolescente
y que las cosas de la vida no son tampoco
tan claras y descifrables
como cuando los días se quedaban en nuestras
cinturas de muchachos jóvenes, zambulléndonos por
ahí en tajamares perdidos en medio de pajonales
y en horizontes de la patria calcinados por el sol
de la siesta, y que aquellos miedos del corazón
partidos por el canto quejumbroso de la paloma torcaz
venían no solamente de afuera, sino
del abismal y oscuro cauce de un espíritu derramado;
y uno comprende que el mundo es
una infinita red de relaciones,
y que en todos nuestros actos
siempre estamos uniendo
y desuniendo
lentos y luminosos hilos, en el fondo de cuyas redes
hemos de encontrar algunos signos, la nervadura
de una hoja, o simplemente un rostro y un alma
en cuyo vórtice caeremos
hasta salir purificados en el dolor
por el otro extremo. Y si entramos en una muchacha
cuyo destino de amor nos signa de ramas desnudas
y de lloviznas en el otoño, y si alguna vez
decimos sencillamente que no, o estamos tristes
de cualquier tristeza; y somos testigos de los días
que nos devoran sin corrompernos ni destruirnos.
Y si mi alma tiene un ángel primitivo
y designado. Y si la tuya, María, es como la del amor,
la vida, seguirá tejiéndonos a los dos
en tramas celestiales en cuyo fondo
-después del dolor y de la soledad-
estará el Dios cuyo centro es la Divinidad
y el goce perpetuo de unas pocas cosas elegidas.

EL PRÓXIMO ECLIPSE SE PRODUCIRÁ DENTRO DE 360 AÑOS

Esta vez lo vimos sobre la ruta
entre palmeras negras que oscilaron levemente
sus duras hojas enhiestas
al oscurecer
opacamente, en la mañana del año mil novecientos
sesenta y seis.
Yo tenía dos hijos pequeños, una mujer rubia, una
casa en el norte
y una confusa marea de sentimientos que nos unían al
mundo. Mariposas apasionadas
en el fondo del pecho, oscuras como tordos
dormían en su anillo de silencio.
Los chicos corrían frente a la máquina
fotográfica que utilizaba el padre
angustiado y despierto frente al tiempo, pero
todo será inútil. El próximo eclipse se producirá
dentro sesenta años y allí no quedará
de ellos, de mí, de las mariposas azules muertas
en el trópico
ni un destello, ni una palmera, ni un recuerdo, ni un
zorzal frente al río.

¿Comprenderán ahora lo que cuesta pararse
encima de la curva del equinoccio lejano?
¿Comprenden ahora lo que duele
mirar el país como si fuera una vieja hoja de gomero
que puede apretarse en la mano, o mirar al sol
cuando la luna lo enfría de golpe y sombras frías
como tumbas caen entre los niños y los cohetes?
Comprendimos ahora el pavor de estar ya
mirándose desde el lado oscuro
de ese sol negro
desde el sueño de unas fotografías
amarillentas, desde un polvo que tuvo sus rostros,
sus huesos.
Aquí la primavera ese año fue un poco
fría
y la monogamia comenzaba a extinguirse sin protestas,
es cierto, pero saliendo por la ruta pavimentada
fuera de las ciudades, todavía los
caballos movían sus crines libres y las palmeras
crecían como ajenas al movimiento del planeta.
Quiero decir que había lámparas
en algunas casas todavía
donde nadie observaba las constelaciones con temor
o creía haber salido de la sombra del patio materno.
Había multitudes
que ignoraban que ese momento
tenuemente elaborado por
la inconsciencia de cada uno
no volvería ya más hasta después
de trescientos sesenta años de eclipse
solar
que en medio de la mañana provocó algunos
temores en los animales del monte.

Los chicos corrieron entre la luz y la sombra
almorzamos luego con felicidad en el campo.

EL SALTO

Cuando salté por la ventana el cielo estaba azul
y tenía adentro de mí una fuerza que era grande
como la de un gigante
con el pecho increíblemente henchido como una vela
en el viento.
Nadie es claro hubiera sospechado que volaría a pesar
de eso
aunque yo en mi interior estaba seguro.
No fue como pudieron pensar un
suicidio más sino un vuelo más porque aquella fuerza
iba a romper
la gravedad
además desde chico soñaba que volaba
(problema que dejo en manos de los
psiquiatras).
Así cuando mi cuerpo flotó empecé a mover los brazos
delicadamente y me fui hacia los techos rocé las
antenas de la televisión
y traté de perderme entre las casas para no causar
sobresaltos a nadie
iba volando como un chico en un campo de amapolas
pero de pronto sentí que la fuerza se terminaba
y que ya había dado mis vueltas previstas.
Aquella alegría aquella felicidad
habían dado su máximo esplendor en el cielo
entonces volví y entré por la ventana
y aquí estoy otra vez en mi escritorio frente
a esta máquina
contándoles cómo sucedieron las cosas que hoy los
diarios comentan
como un número raro del circo como una prueba de
fuego para la fuerza
de gravedad al fin abatida
siendo que igual me hubiera podido parar
arriba de una silla
y extendiendo los brazos decir solamente a todos
“estoy vivo”.

FORMAS DE PODER O FRANZ K. ANTE EL TRIBUNAL

Franz K. te bastaba una inicial para nombrarte
en tus novelas pero confiésalo
lo único que anhelabas era el poder
aunque mientas a diario haciéndonos creer que tus
insectos feroces
vigilan el secreto de los cuerpos que
en oscuras tinieblas
practican el canibalismo ritual
de las células
Estás aquí para ser juzgado
defiéndete ¿o crees que el silencio en tu cerebro
es una alfombra descolorida que sólo los muertos
pueden recorrer?
Nosotros te exigimos grandes explicaciones
y no digas que tenías veinte salidas
al mismo tiempo
que los significados
se multiplican y que cambias
de opinión
Tampoco dejaremos que te humilles
o que pretendas crear distancias entre el Noviazgo y
las Bodas
entre el Gran Cristal y tus figuras
“Lo único que sé señores es que hay prófugos
en las ciudades
que disparan a través de las ventanas abiertas
y que ella cayó en mis brazos
llena de sangre en Nueva York
cuando yo había decidido cambiar
pero no puedo hablar
temo destruirlos a ustedes que son
el tribunal
mi última esperanza de una respuesta única
Hago silencio y espero la condena
como un perro”.

HISTORIA Y SOCIOLOGÍA

En los años setenta
comenzaron a ocurrir esas cosas extrañas
que hoy estudiamos con el nombre de
“la violencia que provocó la caída de
los imperios primitivos”,
los grandes bloques económicos y las modelos
se abrían como Venus
frente a la siderurgia a los parágrafos consagrados
a esas significaciones locales atribuidas a “relations
publiques”
/ya la racionalización de los programas
permite la rentabilidad normal expansiones
de una moneda
hechos regionales y aquellos vestidos eléctricos
que dejaban ver los cables
de sus muslos en la pantalla/
algunas fechas precisas pueden
ser anotadas al margen de los palimpestos:
29 de marzo de 1970, empiezan los terremotos
en Occidente
18 de mayo de 1970, las hormigas empiezan
a comerse las hojas de los filodendros
7 de octubre de 1502, expedicionarios de Vespucio
son comidos por los caníbales americanos,
más adelante
las mareas del 20 de enero por ejemplo
que corrompían las grandes y populosas
ciudades planetarias;
siempre una conversación, entonces (lo dicen todos
los manuales) empezaba con signos no
inteligibles para los monos del zoológico
y concluía, indefectiblemente, con desordenados
combates en la playa cerca del célebre castillo
decorado por Paul Klee
(en donde las arañas avanzaban como
pesados carros
de guerra peludos y también inexorables
haciendo caso omiso del aire que
hacía balancear las telarañas)
era el tiempo de las discusiones bizantinas sobre la
Geografía de Ptolomeo
y si bien todos anhelaban un cambio
se habían olvidado de las explosiones que ocurrían
dentro de los soles
sobre Hiroshima había grandes nubes oscuras como
pavos reales
y los diarios el día de mi cumpleaños empezó con los
pájaros acuáticos
exhibían fotografías teledirigidas con la máquina
del mundo;
también hubo entrega de amigos
saqueos en los cisnes
crímenes políticos
y sobre todo, ese humo
que envolvía
a los monumentales centros urbanos
(como en los cuentos del Amadís,
dijeron)
la forma de avanzar gritando por
los cementerios
la mala traducción del título de las
películas extranjeras hecho
atribuible sólo a la mala fe
de las relaciones semánticas y
Dylan Thomas
(1914-1953)

Por lo tanto
todos los autores conocidos
hoy afirman con abundantes razones
que esa confusión era inevitable
entre las generaciones
de
padres
e
hijos
y que no en vano los conquistadores arrasaron
las culturas amazónicas.

LA PLAZA DE GUALEGUAY

Es la luz misma, la que abrió mis ojos
al resplandor de un cielo sosegado.
Allí está mi corazón de desterrado,
con nostalgioso y vívido volumen.

Todo vuelve hacia ella, la lejana
resurrección de un sueño incorruptible.
(En esa plaza nace la terrible
forma del ángel que soñara Rilke.)

Todo en esa plaza es un invento
del reposo que vence a la hermosura,
jacarandá enhiesto, la dulzura
del ángel dormido entre sus torres.

Se me juntan en él las duras flores
de la ausencia, y el polen amarillo
de un verano, quebrado en ese brillo
que nace en un ojo de paloma.

(Ojo de paloma que conservo fresco
en mi memoria, alto y penetrado
de un suave mirar ensimismado
que me miró en medio de su vuelo.)

Aquella plaza está, paloma quieta,
jacarandá de olvido y de secreto.
Aquella plaza es, con el discreto
vaivén de las cosas de otro cielo.

2
Llamo a su luz, convoco sus rumores.
De una fotografía retiro lo derruido,
palidez espectral que nunca ha huido,
que allá está, lo veo, entre concretas

lágrimas que embisten tumultuosas
una cara fugaz y sin apuro,
de adolescente muerta en el maduro
reino grave, en sombras, de las cosas

que con sombrío aliento se aplacaron
sobre el espejo oculto de mi casa.
Sobre el trasfondo opaco de la plaza
“la vida es breve”, digo, y me pregunto:

¿Qué busca el corazón del inocente
viajero, trashumante, desterrado,
lejos de aquel pañuelo enamorado,
raíz de ayer, atmósfera perenne?

Navego en aguas de memoria lenta
y vuelvo a sus jardines donde arde
la última estrella de la tarde,
-encendida magnolia- que a menudo

corre en el cielo con su estela fría
y como sonrisa en un rostro bello
se borra lentamente, y donde había
un resplandor de luz, queda esta pena.

LA TAZA DE TÉ

La cuchara dando vueltas en la taza de té.
La mano delgada atareada en seguir una espiral
de hojitas pequeñas y oscuras, y de pronto
el rayo de un pensamiento o una distracción
de la constante, implacable lucidez.
Alrededor de la mesa charlábamos, como siempre,
de esas cosas que ocurren a diario y,
por qué no, quizá entonces éramos felices
sin advertirlo, mientras la conversación
iba y venía entre los objetos sin detenerse
como se había detenido mi mirada al pasar
sobre la piel tibia de su saco negro, otoñal,
o como podía detenerse, en ese momento,
el tic tac del gran reloj del comedor
sin que nadie lo advirtiera.
Alrededor de la mesa estábamos reunidos
simplemente juntos, como todos los días,
mas hoy, una música interior, el aletazo
de unas palomas oscuras, el suave azul
de las glicinas, quizá, subió de pronto
por mis manos a la cara
y me distrajo alejándome
o llamándome
desde el fondo de la espiral líquida
de mi taza de té, y ya no fui yo.
No fui en ese momento el mismo:
empleado, amante, egoísta, ni siquiera hombre
rotulado con un nombre determinante y sonoro.
Afuera, es precisa decirlo, ocurrían todas las cosas:
los árboles volteaban sus hojas carcomidas
en la tarde fría de mayo, la luz bajaba del cielo
y amarillenta, reposaba oscura y letal en las fuentes
de la plaza, un hombre esperaba el tranvía,
leía el diario, otro
pensaba en cualquier asunto, la sangre
seguía transportándose anónimamente
en el cuerpo de todos los seres de mi país;
en el campo, en la pampa inmensa y desolada,
podían sentirse en ese instante
los mugidos melancólicos, el frío
levantándose entre los pastos hacia el rocío,
la noche aproximadamente, un muchacho
llamando a su perro, a lo lejos.
Todas las cosas.
Y aquí adentro, también,
todas las cosas estaban ocurriendo en ese momento,
era ese instante una gestación, era eso.

LAS ALEGRES GUIRNALDAS DEL MATRIMONIO

En nuestro Chaco los chiriguanos se casan muy jóvenes.
El tipoi, el karapotá
los cubre.
El neso-kolek-taraic va a buscar alimentos
para la novia.
El que lee en los frutos de las paltas que caen
La que se baña en aguas limpias
tratan de salir del cuarto hermético
porque los parientes golpean desaforadamente a la
puerta, y el
novio no puede saltar por la ventana porque el baño
(como en una pesadilla)
está en un quinto piso, y así los encuentra la
madrugada:
inquietos, riéndose, desaforados, chocando contra las
paredes de azulejos
como mariposas
(¿o, como muerciélagos?) desnudos los dos, bajo la ducha.
Ella, como toda muchacha guaraní es púdica bajo el
tipoi de ancho escote
y al menor ruido de las hojas se ruboriza.
Quiero decir: se vuelve
epigramática
y abre sus labios al menor roce del neso-kolek

LIBRO IV, ARTÍCULO VIII

Del libro de S.J. José Jolís,
“Ensayo sobre la historia Natural del Gran Chaco
y las Prácticas y Costumbres
de los pueblos que habitan”,
MDCCLXXXIX

(Los Frentones) Así llaman los europeos a esta tribu
que se rasura la cabeza
con huesos de peces o navajas de piedra
Entre sus costumbres bárbaras estos Salvajes han
descubierto
pruebas vergonzosas para nuestra conducta regional
y no establecen
discriminaciones en sus solemnidades:
Bajaron sobre la miel de la Ciudad de
Concepción del
Bermejo y unidos con los Calchaquíes pusieron
Tembetá bajo sus labios
han reconocido que son Ateos se han agujereado las
narices
y sólo sueñan que se arrodillan frente a los caracoles
húmedos a las algas
tibias
y con sus lenguas previenen infaustos accidentes.

LOS BELLOS DIOSES

El turismo muere alrededor de los castillos
las evocaciones aguardan a los caballeros armados
de los tapices
la profunda gratitud de los expositores se organiza
en las figuras movibles, en esos móviles del séptimo
arte.
Madame Bovary cree en las palabras del corazón.

Los bellos dioses efectúan una transición fascinante:
disponen de un montaje entre los castillos de su cuerpo
hermoso, de una
vocación única y al desnudarse
se asocian ambos a la mejor parte de las exposiciones
disponen de sus caricias móviles, inician en la oscura
alfombra
—sin palabras ni homenajes-
un turismo con dos bellos cuadros descubiertos.

Después, la lucidez retorna de las figuras móviles con
esas delicadas creaciones de la pareja doble.

LOS PARAÍSOS DEL CEMENTERIO DE GUALEGUAY

Fuimos tomados de la mano, bajo los paraísos
al lugar donde un día enterrarán mi cuerpo,
sumergidos en preguntas y silencios, dulces aguas,
la vida sonreía, y el otoño derribaba sus hojas y sus
flores
entre el canto de los pájaros. Bella luz,
gracia caída en medio de los cuerpos,
la muerte impulsa sus dedos victoriosos
sobre nuestros ojos, viajeros de la dicha.
Desde la infancia llevamos los días
hasta la infinitud se abre, dentro nuestro.
Desde el nacimiento, desde los vientres germinados
esparcimos las semillas henchidas y fragantes,
y el no morir del todo está en nosotros
como un grito, o el destello de un hambre insatisfecha
hasta el amor, como estos árboles eternos
que contemplan el suave descenso de las estaciones
sobre el canto de sus flores celestes, caídas entre las
tumbas
y vueltas al vientre de la tierra creadora y del Dios
que las convierte en el lecho de nuestro sueño, en ella.

(“El ángel y las redes”, 1960)

LOS SÍMBOLOS

Existe un jardín de la memoria: mirad sus plantas
mojadas en la lluvia incesante, acercad el rostro ahora
a una hoja áspera y húmeda y desde el suelo
contemplad cómo se levantan desde sus raíces
los monumentos que la vegetación cubre
con su olvido.
Existe otro jardín sin embargo
más cerca, al lado de uno: impenetrable en sus huesos
y sus órganos secretos, allí la vida parece ver sus
relaciones
aunque se nutre solo, anda y goza en los momentos
separados.
(Sólo el enfermo ve su cuerpo en la transparencia
necesaria,
sólo en la fiebre, el enfermo adivina el rostro de esa
esfinge
que se desmorona.)
Lo cierto es que allí, la destrucción se cumple.

MADAME BOVARY

Emma te equivocaste
cuando saliste de tu casa en tu carruaje
con grandes
ruedas que corrían hacia atrás como en
las películas del Oeste
porque tu soledad era algo que debía ser solamente tuyo
y porque era fatal que
nadie te comprendiera en ese pueblo
de provincias
ni siquiera tu marido
el pobre hombre gris herido de tu amor
Bueno, no me hables ahora de tus taquicardias
o de los vestidos con enaguas y encajes
déjame explicarte
que me consuelo solamente
porque te perseguían furiosamente
los vecinos ineptos en el juego
de tu corazón virgen
y tu siglo era un cambio
lentamente mirando a través de las
celosías
de la villa
más bien ponte el anillo o los collares de
los hippies
y piensa en Carnaby Street en cómo lograr la infidelidad
sin que tengas que recurrir a tu conciencia
de pobre muchacha provinciana
Yo pienso que buscabas saber solamente
cómo te desnudarían los otros
y estos otros cretinos te traicionaron
Emma
Dame la mano no llores más
quédate en silencio
y escuchemos juntos estos discos de los Beatles.

MI CASA ES UNA PARTE DEL UNIVERSO

Los que la vieron dicen que la tierra
es una esfera en el espacio, un planeta
más bien pequeño
del tamaño del dedo pulgar de los astronautas.
Yo no lo dudo porque he visto las fotografías
y porque ahora estoy a casi medio planeta de mi casa.
Lo mejor de todo esto es que en ese pulgar
también mi casa es una parte del universo.
Cómo no serlo si en el patio del fondo
hay un filodendro de gigantes hojas y también gusanos
bajo la tierra
aptos para la pesca, y ahora que me acuerdo
el olor de los helechos contra la pared
la cara de Delfina o Federico entre los árboles
y aquel canario que se nos voló de noche.

MIRANDO PASAR LAS IMÁGENES

Mirando pasar las imágenes de los continentes
y su piel
blanca como la luna en los jazmines
subtropicales
vi pulcramente asentadas las estanterías del ánimo y,
mas calmado
reproduje el hermoso tocado de la mujer de Li Po
un báculo dorado cuatro adulterios
y de pronto
el cierre relámpago se abrió
las luces se apagaron en las entrañas y los girasoles
fueron remolinos morenos
El Averno diría el profesor de Química
las abejas africanas diría el antropólogo
el rechazo definitivo de James Joyce explicaría
el profesor de Letras
si, podría ser
pero lo cierto es que mirando pasar las imágenes
por la pantalla deposité las murmuraciones del
crepúsculo, el haz de sus ojos pintados
como Tiresias, mientras
denostados, fulgurantes
los sentimientos salían ilesos de esas viejas películas

Las ocas salvajes se precipitaron sobre los girasoles
y morena, la circunstancia
se abrió como un paraguas negro ante aquellas frases
fatídicas: the end the end the end.

MUCHACHA EN LOS DÍAS

I

Muchacha provinciana, eras todo el mundo.
No sólo detenías albas, y ríos, o paisajes,
sino que te habitaban en la hermosa claridad
de tus días
las oscuras muchedumbres de las ciudades.
Te reías en otros rostros,
y en los subterráneos de la ciudad,
en los tranvías iluminados como barcos en la noche,
pudiste aparecer o desaparecer sin dejar a mi lado
esta forma honda de soportar la muerte,
tus muertes, y quizá ya quebrados los rostros conocidos
santificados los poemas
sepultados contigo en la tierra engañada del olvido
se enraícen tanto en el suelo, que luego yo los beba
en los paisajes, los reciba en los atardeceres rosados,
y junto a ellos, a sus muertes iguales,
de días iguales
te encuentre solitaria caminando lluvias
o fríos
con la misma voz
con la misma entregada garganta
hecha para leer de pie
la elegía santificada del alba.

Y lleno de ese apacible recuerdo
de días felices
espero otra mañana dulcísima cuando vengas
y de la mano
neguemos fuera de nosotros mismos
todas las caducidades del tiempo, de otros aires
por donde transitamos las desatendidas vidas
que los pronombres manifiestan
y que en tiempo del aromo florecido
éramos tú y yo, confirmando de la mano
esa poca duradera eventualidad a cuyo amparo
reunimos lo mejor de nuestros sueños.

Y lleno de ese apacible recuerdo de días felices
espero otra mañana dulcísima
cuando vengas
y de la mano
neguemos dentro de nosotros mismos
todas las caducidades del tiempo y de la muerte,
marchando hacia una nueva alborada
donde nuestras almas juntas,
no sean ya una eventualidad.

MUCHOS ESCRITORES DEBEN DEDICARSE A LA ENSEÑANZA PARA PODER VIVIR

Muchos escritores en nuestro tiempo deben dedicarse
a la enseñanza en
los claustros pontificios para poder vivir:
sacan todas las mañanas de sus jaulas los grandes
pájaros del alba
les sacuden las plumas negras y ponen en sus picos
granos de oro
Hubieran querido poder navegar en la rada y entrar al
torpe mar Océano
o llevar las noticias de los caníbales sudamericanos a
la delicada Firenze
pero su misión en la catequización de los naturales es
más triste:
abren
y
cierran
los evangelios carcomidos por el aire salobre
del mar Océano y mientras enseñan la palabra de Dios
“eso de poner en paz el alma” (dicen) “eso de ordenar
el caos” (abjuran)
sueñan con músicos gitanos con actores de la Bretaña
y para colmo
con las hermosas rameras que viven de las rentas en
los palacios de Ayesha
y por encima de las Epístolas de Pablo ven redondos
culos hermosos
(y)
castos que desean besar y morder
en los días de lluvia.

NUNCA ESCAPA EL CIMARRÓN SI DISPARA POR LA LOMA

Hoy el mundo me duele como antes
la máquina ha lanzado sus cuchillos uno solo
y en la loma me ha atravesado el pecho
(declaración nada grave si la comparamos
con la aguja de las torturas chinas
con la espina de Cristo
con el dolor de Gregorio Samsa
con la matanza de los indios)

Como quiero contradecir con palabras
el rumor invisible
a veces canto con felicidad
pero hoy
confuso
débil
criollo y transparente
respondo sólo con tristezas.

(“El imperio milenario”, 1973)

OBJETOS NO IDENTIFICADOS.

Caminando en círculo alrededor del globo
terráqueo, relatando el viaje
en todas las lenguas posibles
del orgullo, de la indiferencia, de la pasión
estoy otra vez en un jardín inmóvil
donde
hay muchos objetos no identificados:
unas inocentes cebras listadas bajo los abedules
pálidos huéspedes enfermos en el dorso del disco
el ojo de Polifemo bajo la flor
del jacarandá
un monstruo de vidrios con botones
un héroe homérico que muere a la orilla del mar
las hojas del gomero bajo la lluvia
la fórmula química del arco iris.
En esta lista interminable debo agregar
desde el domingo pasado:
la leve, mágica nieve de Iowa.

PARQUE LEZAMA

Íbamos caminando hacia el fondo del sendero
rodeado de altos árboles,
enredados allí arriba
con la estrellada noche del mes de junio
como una fuente invertida
que descendiera en paz desde su altura,
las manos unidas en un contacto cercano y
penetrándonos.
Íbamos bajando en silencio el sendero del alma
purificada y limpia por la servidumbre del amor.
Íbamos en silencio, y de pronto,
como quien toca el fondo de una lágrima
el miedo me rozó con su ala oscura.
Comprendió mi cuerpo en secreto, en ese instante,
que la Eternidad
es ese largo sendero del parque un mes de junio,
bajo un cielo estrellado y limpio como el espíritu,
brillante como la luna metálica sobre los árboles
pero sin la nostalgia de algún ser querido
sin la más mínima nostalgia
por ese mes de junio, por ese sendero del parque,
por tu mano cálidamente entrelazada con la mía,
por este cuerpo que ha sufrido con nosotros
desde el nacimiento,
y a quien queremos desde el fondo de esa nostalgia
como a un amigo pobre
a quien querríamos ofrecer una copa de vino caliente
y despedirlo
con un abrazo y un sollozo.

(“Después del alba, el ángel”, 1955)

PLAGIOS: POR IMÁGENES FRAGMENTARIAS

“Él es rápido, piensa con imágenes
claras; yo soy lento, pienso con imágenes
fragmentarias”.
ROBERT GRAVES.

Él es fuerte piensa con imágenes rápidas
yo soy oscuro todo se me ocurre en la escalera al salir.

Él es decidido piensa con las consignas del Partido
yo soy confuso me pierdo en los jardines detrás de
una sombra.

Él es buen orador convence de inmediato sobre lo
mediato
yo soy torpe en las mesas redondas me quedo callado.

Cuando los hechos se le escapan él cuestiona su
importancia;
cuando el hecho se me escapa yo desconfío de mis
imágenes.

Él persiste con las fechas exactas y las cronologías no
lo turban
yo confundo los cisnes con las escenas de Macbeth, las
matanzas de
Cholula con los dragones del paraíso, los besos de los
sueños con los tuyos,
y así sucesivamente.

POEMA CON COLOR LOCAL

(“Pinta a tu aldea y serás universal”, Tolstoi,
citado de oído)
Vivo en el Chaco en la ciudad de Resistencia y conozco
el quebracho, el algodonal y el viento norte
en las siestas del verano
sus templos sacramentales y las lluvias interminables
no obstante eso ojeo la enciclopedia que en fascículos
llega a los quioscos
y leo sobre “La infancia de la humanidad”
“La estructura de las máquinas”
Soy de la primera generación de Tarzán y el
Tit-Bits fui Sobrino del Capitán y ahijado de
Fantomas
y no veré seguramente
la colonización del planeta Marte
no obstante eso miro los lapachos florecidos
con cierta nostalgia becqueriana.

POETA DEL DOMINGO

“Animales fosforescentes” los versos
son como un remolino
que distraídamente pulverizan las hojas del té
aquí los insectos eléctricos
(tropicales)
la sombra caliente del verano
(aguas entre las hojas)
esas líneas de la mano
que anda sola
y gira
o bajo la lluvia la lucidez
del Testigo, el Comentador, el Ojo.

Todo te lo perdonamos
la inútil transparencia de tus repeticiones
esa manera de distraer a nuestras mujeres
como si fueran dátiles en días hábiles.
Lo único que nunca te perdonaremos
es que nos arruines el domingo a la mañana.

POR EL TELÉFONO TU VOZ

Por el teléfono tu voz vino, negra, brillante como un
verano agazapado
con sonidos que yo trataba en vano, entre distancias
planetarias
de rescatar hasta colocar
cerca de tu rostro lejano. Tu voz era una
pequeña uva
colocada bajo el paladar, y el teléfono
un quieto tordo terrestre.
Sobre los hilos del país, en altos postes guiadores
un pájaro bruñido quería picotear un beso o requerir
sólo para sí,
el estruendo de tu garganta melancólica.
A mi lado un Hermes de oficina, centenario entre
planillas,
descaraba con dedos veloces escondidas llaves
vibrantes membranas, ligeros conmutadores
para que el hombre aquel encerrado en su cabina
recogiera la voz de la mujer aquella perdida en la
ciudad
entre automóviles y vidrieras luminosas.
Sobre el sonido del mundo se oía entonces el silencio
de tu voz que venía amorosamente acostada sobre
unos
hilos telefónicos. El tubo negro, opaco, se iluminó,
cuando allí mismo, frente a mi boca seca, nació tu voz.
(Los pájaros del norte remontaron el vuelo
y los aviones tampoco percibieron allá abajo
cómo unas palabras sonreían
conducidas por obsesivos túneles secretos).

POST CARD DESDE NEW YORK

Te envío esta postal desde la Isla
buscando la salida de las escaleras de incendio
es que debemos separarnos
al azar de las avenidas
antes que las mareas destruyan a Manhattan.
Yo había venido con algunas confusiones
que bajan del efecto mareador de las orquídeas
subtropicales
la primera vez
oyendo las sirenas como perros hambrientos
los gigantes vientos rondar la noche
lejos de Estambul
como si mi provincia fuera una granada madura
comida por los griegos.
Del otro lado verás los restaurantes
y esos homenajes de la nieve en las postales.
Danzarinas que desnudan
con pasos rápidos
antiguas torres de amor.
Ariadna me dijo en el piso dieciséis
que ya la noche había cubierto las gaviotas amarillas
de State Island.
Afrodita estaba en los empapelados de la pieza del
hotel
relativamente fría, de costado
a lo largo de la sangre que entraba a chorros
en el fondo de los subways, donde todos mueren.

A la vuelta de nuestro hotel
las vidrieras parecían coherentes rascacielos calcáreos
cuando la gente huyó despavorida
y las demoledoras aguas arrastraron los últimos
semáforos.
Quedaban los vasos chinos en los museos
las oscilaciones de las sirenas de los bomberos y las
ambulancias
en el sueño te repito qué parecían:
las sirenas eran como el King Kong del viento
que destrozaba a manotazos el Empire de los turistas.
Había un volcán de espanto una catástrofe submarina
que hundió esos lugares que
visitamos, interesantes manuscritos las lenguas
babilónicas.
Los corredores del hotel describieron una curva en
el océano
desnivelado de tanto cemento.
Desde los discos voladores
corrieron los cuerpos de los No Objetos
radiantes congregaciones, húmedos almanaques
la cabina donde grabamos el disco aquel que te
mandamos por correo.
No sé si en esta postal se alcanza a ver
el desastre que cambió la rotación de la tierra
cuando la Isla de Manhattan desapareció bajo
el océano.
Nosotros los testigos te enviamos un saludo
más bien calcáreo, más bien reposado.

(“Puntos luminosos”, 1970)

PUNTOS LUMINOSOS

Podrías creer que el arte es como un espejo
sobre la superficie del pulgar que gira
pequeño entre ideogramas luminosos
pero los gatos
sentados entre las piernas de las hermosas
modelos te contradicen.

Ellos son un tema general abstractos como las abejas
en la lluvia como las catástrofes submarinas
el cabello de Odiseo sobre la arena
enumeraciones que no alcanzan jamás la concentración:
esa sabiduría visual de transformarnos
en puntos luminosos
dispersos dolores en la punta del pulmón
que nada tienen que ver con la concentración
de la historia.

QUÉ ES POESÍA, ME PREGUNTAS MIENTRAS CLAVAS EN MIS OJOS TU PUPILA AZUL

Un delirio naufragante de las memorias recuperadas
en un galeón perdido en el mar de los Sargazos
es decir
la calle de los Muertos bajo el escándalo del sol
en Teotihuacán
(y los bichitos del jardín)
La respuesta de los abismos en el asma de
Marcel
los trabajos de oficina de Franz Kafka
la despedida de Cruz y Fierro en el desierto
(las asociaciones interminables)
y tú.

TAMBIÉN LA POESÍA ES DESACUERDO CON EL MUNDO

Puede haber un cuervo
en el subterráneo imperio de las sombras:
sin comparaciones obligadas él rechaza la palabra
“conocimiento” como una prueba paciente de las fórmulas.
No sé tampoco por qué insistimos en perseguirla
con signos cuneiformes
o si somos acaso perseguidos por ella como un mar de
adentro
en las despedidas de Odiseo. Al fin y al cabo
no somos antenas de la raza (pararrayos celestes) sino
un poco cosa falsificadora
suave en los instrumentos
corolarios innecesarios
doctores de la vanidad personal
incompatibles con el mundo.